Tiburones:
Las mayores concentraciones se dan en aguas tropicales y subtropicales. Están presentes en todos los mares de mundo. Algunas especies han colonizado lagos de agua dulce en América Central y se les ha visto en el interior del río Zambeze a cientos de kilómetros de la desembocadura. Su nombre francés requin deriva de requiem y hace referencia al temor que su presencia despertaba en los marinos. Aparecieron en el mar hace unos 350 millones de años. Su constitución básica no ha variado debido a su alto grado de eficacia para la predación en el mar. No poseen vejiga natatoria para estabilizarse a la profundidad deseada y se ven forzados a moverse continuamente. La corriente de agua que riega sus órganos respiratorios no está provocada por músculos especiales sino por el continuo avance del animal, que posee la forma más aerodinámica en el mundo animal. La mayoría de las especies son ovovivíparas, en algunas, el primer nacido devora uno tras otro a sus hermanos en el inerior del cuerpo de la madre.
Sensibilidad extraordinaria:
Consigue detectar a sus presas a larga distancia gracias a la línea lateral y el olfato. La línea lateral se extiende desde la parte posterior del ojo hasta el nacimiento de la cola. Una serie de canales situados bajo la piel, de los que arrancan pequeños tubos que dan al exterior por un poro. Los canales longitudinales albergan numerosas células nerviosas ciliadas. Este órgano les indica la posición de objetos que se agitan así como su tamaño, velocidad y otros detalles. Con los movimientos laterales de la cabeza del tiburón mientras avanza, barre un amplio arco para determinar la procedencia del olor. La tripulación del Calipso, dirigida por Cousteau, realizó numerosas pruebas para estudiar el uso del olfato por los tiburones.
En el momento del ataque consigue colocar la mandíbula en posición frontal levantando el morro y bajando la mandíbula inferior. Una vez clavados los dientes, sacude vigorosamente todo el cuerpo imprimiendo un movimiento de sierra a los dientes que cortan limpiamente un trozo de carne de varios kilos de peso. Un ejemplar de 3 metros puede ejercer una presión de hasta siete toneladas y media por centímetro cuadrado. Cuando atacan una presa en grupo, no se coordinan entre ellos sino que cada uno actúa por su cuenta, describen círculos entorno a su presa, el más hambriento roza su rugosa piel para detectar el sabor y finalmente se lanza con la boca abierta. El ataque de los demás es una de las escenas más violentas que se dan en la naturaleza, pues muerden enloquecidamente todo lo que encuentran a su paso.
Tiburón Blanco (Carcharodon charcharias):La especie de tiburón más temida de las 460 existentes. Viven desde hace 60 millones de años en todos los océanos. Llegan a medir seis metros y alcanzan los 40 km/h. Dotados de un oído muy fino y de gran percepción de sutiles cambios de presión que producen los movimientos de otros peces. Poseen cinco filas de dientes. Sus ataques a personas son muy escasos, en Sudáfrica tan sólo se contaron 2 ataques en el 2000. Los seres humanos tienen pocas calorías, son difíciles de digerir y la mayoría de las veces son escupidos. En algunos estómagos se han encontrado leones marinos de 450 kilos de peso y tiburones de más de dos metrs de longitud. La película de Steven Spielberg (Tiburón,1975) contribuyó a su injustificada fama de peligroso asesino. Incluido en la lista de animales protegidos en Australia y en partes de los EEUU. Los ejemplares vivos que quedan son 200 en Australia y 1500 en Sudáfrica. Son maduros sexualmente con 10 o 12 años y sólo tienen de seis a siete crías. No se ha conseguido todavía evitar su pesca ilegal.
Me ha fascinado durante años tanto la realidad como la imagen del gran tiburón blanco, desde una época en que su historia natural era poco conocida y antes de que se conviriera en un horror mítico de la cultura popular. Hay mucho que admirar de esta especie. Es el campeón de decatlón del mar, maravillosamente diseñado para la velocidad y la fuerza, para cazar grandes presas y para la resistencia que se precisa para realizar grandes travesías en alta mar. Los adultos crecen hasta alcanzar un tamaño enorme, con un máximo conocido de 7 metros de longitud y 3.300 kg de peso. Sus ojos son desproporcionadamente grandes, una acomodación a las aguas oscuras en las que caza durante la mayor parte del tiempo. Los jaquetones tienen algo parecido a la clásica forma de atún asociada a los peces pelágicos rápidos: el cuerpo fusiforme y rígidamente muscular, el hocico puntiaguo para cortar el agua como la proa de un submarino. Crestas que corren hacia atrás a cada lado del tronco conducen de manera uniforme el flujo de agua fuera del cuerpo del animal. La poderosa cola bate suavemente de un lado a otro. la boca, tapizada de filas paralelas de dientes triangulares aserrados, pende parcialmente abierta en una mueca fija de payaso, lo que confirma la impresión de los buceadores humanos de que el pez está contento de verlos. El agua fluye continuamente a través de la boca y sale por las branquias, parte de un sistema de ventilación a chorro que alimenta eficientemente de oxígeno al cuerpo grande y activo. El jaquetón tiene la sangre caliente , lo que le permite nadar por las aguas frías de la mayor parte de los océanos del mundo y buscar alimento desde la superficie hasta al menos 1.300 m de profundidad. En 1976, el naturalista Hugh Edwards, quien quería observar jaquetones desde una jaula de tiburones en aguas frente a la estación ballenera de Albany, en Australia occidental, se dio la vuelta y vio a un gran macho suspendido a dos metros de distancia. Mas tarde escribió:
En toda nuestra vida hay hitos, momentos importantes que recordamos mucho después. Este fue uno de ellos. Durante el breve tiempo de su aparición contemplé embelesado todos los detalles del tiburón: sus ojos, negros como la noche; el cuerpo magnífico; las larga hendidurasbranquiales que ondeaban ligeramente; los perversos dientes blancos; las aletas pectorales como las alas de un avión grande; y por encima de todo el aplomo y el equilibrio en el agua y la sensación que transmitía de fortaleza, poder e inteligencia. Ver el tiburón vivo fue una revelación. Era fuerte, era hermoso. Ningún tiburón muerto ni ningún relato de segunda mano podrá transmitir la vitalidad y la presencia del animal vivo. Unos cuantos segundos cara a cara valían más que todos los años de relatos de oídas, fotografías y cadáveres con las mandíbulas relajadas.
Dejando aparte la imagen de estos tiburones clásicos, afirmaré ahora que, si se le da el tiempo suficiente, la evolución puede perfeccionar y endurecer los tipos adaptativos para crear las radiaciones más extremas. Por ejemplo, de anatomía y biología muy distintas del tiburón tigre y del gran tiburón blanco es el tiburón cortapastas o tiburón cigarro (Isistius brasilensis). No se trata en absoluto de un depredador, sino de un parásito, de delfines, ballenas, atunes e incluso otros tiburones. De sólo medio metro de longitud y de forma que recuerda la de un cigarro, el tiburón cortapastas tiene una fila curva de enormes dientes en su mandíbula inferior. Clava con fuerza sus fauces en el cuerpo de sus víctimas y gira para rebanar un tapón cónico de piel y carne de 5 centímetros de ancho. Durante muchos años las cicatrices circulares en marsopas y ballenas fueron un misterio, atribuidas alternativamente a infección bacteriana o a un invertebrado parásito desconocido, hasta que en 1971 se descubrieron las verdaderas costumbres de estos pequeños tiburones. Los cortapastas atacan también a los submarinos nucleares, arrancando bocados no nutritivos del recubrimiento de neopreno de los domos del sonar y de los dispositivos hidrofónicos. El tiburón cortapastas pasa lo que me gusta llamar la prueba de una radiación adaptativa completa: la existencia de una especie especializada en alimentarse de otros miembros de su propio grupo, otros productos de la misma radiación adaptativa. Igualmente especializados en una dirección completamente distinta son los tiburones filtradores, peces gigantescos que navegan plácidamente cerca de la superficie de la zona de altamar de los océanos, tamizando priemero y tragando después enormes cantideades de crustáceos copépodos y otros pequeños animales planctónicos a la manera de los cetáceos misticetos. El tiburón ballena (Rhinocodon typus). Que alcanza los 13 metros de longitud y muchas toneladas, puede ser el pez más grande que haya vivido jamás. En el extremo opuesto se encuentra el melgacho verde (Etmopterus virens), que con sus 23 centímetros es el más pequeño de todos los tiburones. Otros tipos adaptativos principales amplían el desfile de los tiburones actuales:
Tiburones cornudos o suños (ejemplo, Heterodontus japonicus), costeros y bentónicos que emplean sus fuertes dientes molariformes para comer moluscos.
Tiburones de gorguera (ejemplo, Chlamydoselachus anguineus), abisales de cuerpo alargado, anguiliforme, y con dientes conformados como anzuelos de pescar.
Angelotes o peces ángel (ejemplo, Squatina dumerili), bentónicos y de forma aplanada que externamente se parecen más a rayas que a tiburones, pero que anatómicamente son tiburones.
Zorros marinos o peces zorro (ejemplo, Alopias vulpinus), grandes formas pelágicas que a veces navegan en parejas y aturden peces menores azotándolos con su larga cola parecida a un látigo.
Otros dos tipos de tiburones son los tiburones sierra (comoPristiophorus nudipinnis), que recuerdan a los peces sierra por su hocico alargado y plano, bordeado de dientes, y los peces o tiburones martillo (como Sphyrna tiburo, el lancetón), nombre que alude a la estructura cefálica que corresponde a los pedúnculos que separan los ojos de la cabeza.
(E.O.Wilson)
El hundimiento del Indianapolis (29/07/1945):[...] De los 1.196 tripulantes, 350 se hundieron con el barco. Y en cierto sentido se puede decir que se los puede contar entre los afortunados. Los 850 que sobrevivieron a la explosión de los torpedos se encontraron en la clase de aguas que exitaban la imaginación del capitán Quint: estaban infestadas de tiburones. Los supervivientes se vieron obligados a permanecer cinco días en el agua y, aunque distinguieron varios aviones, no pudieron llamar su atención. Entre ellos había un transporte C-54 de las fuerzas aéreas norteamericanas, que en la madrugada del 31 de julio vio algo que pensó que eran trazadoras y bengalas. Consideró que era un combate naval, pero las autoridades del ejército de Guam, adonde había volado desde Manila, desecharon el informe basándose en que era una cuestión de la marina. Todavía más, el servicio secreto americano interceptó un mensaje por radio del I-58 informando del hundimiento, pero lo consideraron falso. Al final, el 2 de agosto , el piloto del avión Lockeed Ventura de la marina de guerra norteamericana, en una patrulla de rutina desde Peleliu, los avistó y avisó por radio a su base. Entonces llegaron dos Catalinas, que rescataron a casi 60 hombres. Finalmente dos destructores llegaron a la escena y recuperaron al resto de los 316 hombres del Indianapolis que todavía seguían vivos y los llevaron a Guam. Habían muerto más de 500. la mayoría devorados por tiburones. (M.Coffey)
El crucero Indianapolis pertenecía a la clase Portland. Fue construido en 1932 por New York Shipbuilding Co. de Camden (New Jersey). Después de servir en multitud de misiones fue asignado en 1944 a la fuerza de ataque de portaaviones rápidos del vicealmirante Marc Mitscher. Días antes de su hundimiento había llevado a Tinian, Islas Marianas, elementos de las bombas atómicas.
Tiburones: Evolución:
Los tiburones, peces que componen los tres superórdenes Escuatinomorfos, Escualomorfos y Galeomorfos de la clase Condrictios, sombras en el mar de nuestras pesadillas, depredadores solitarios de rapidez aterradora, cuestionadores de la importancia darwiniana de la inteligencia, han estado en la Tierra durante 350 millones de años. Empezaron como pequeños cladodontos de cuerpo rígido en el período Devónico tardío, después radiaron y mantuvieron una gran diversidad en los mares de todo el mundo hasta el principio del período Pérmico. Por aquella época, hace 290 millones de años, declinaron hasta un nivel de diversidad bajo que duró 100 millones de años. Los supervivientes se recuperaron, se expandieron por segunda vez y, de alguna manera, pasaron completos a través del gran espasmo de extinción al final de la Era de los dinosaurios. En la actualidad son al menos tan diversos como siempre han sido. Vistos a una cierta distancia (la aleta y el dorso enturbiando la superficie del agua durante un angustioso momento, y después la vaga forma de torpedo deslizándose a aguas más profundas), los tiburones puede que no parezcan diferir mucho de una especie a otra, con excepción del tamaño. En realidad, las 350 especies que se encuentran en el mundo varían muchísimo, tanto que es obligado extender la definición misma de la palabratiburón; hemos de inferir su origen común a partir de los rasgos de la anatomía interna con el fin de colocarlos todos en el mismo grupo. La radiación arcaica de los tiburones está marcada por diferencias entre las especies mucho más notables que las que se dan en las radiaciones todavía jóvenes de pinzones de Darwin y los cíclidos del lago Victoria. Es tentador pensar que la edad ha afinado sus especializaciones, los ha enfrentado a más competidores, ha extinguido a un número más elevado durante períodos más largos de tiempo, y ha producido un grupo de especies contemporáneas generalmente más resistente y más duradero. Si alguna vez ha habido un tiburón prototípico en la imaginación popular, con la mayor probabilidad éste ha sido el tiburón tigre (Galeocerdo cuvieri), el gran pez al que a veces se ha llamado el gran cubo de basura del mar. Los tiburones tigre, que alcanzan los 6 metros de longitud y pesan hasta una tonelada, son atraídos con frecuencia a los puertos, donde consumen casi cualquier cosa de buen tamaño que siquiera sugiera proteína animal. Del estómago de tales ejemplares se han recuperado peces, botas, botellas de cerveza, bolsas de patata, carbón, perros y partes de cuerpos humanos. Un gigante al que se hizo la disección contenía tres abrigos, un impermeable, un carnet de conducir, una pezuña de vaca, las astas de un ciervo, doce langostas sin digerir y una jaula de gallinas que todavía tenía en su interior plumas y huesos. Los tiburones tigre son comedores de hombres de manera casual, con lo que quiero indicar que capturan bañistas no adrede, sino de modo fortuito, como parte de su dieta católica.
No ocurre lo mismo con el jaquetón o gran tiburón blanco, Carcharodon carcharias, afamada máquina de matar y que, con el cocodrilo de agua salada y el tigre de Sundarbans, es el último depredador experto del hombre que todavía vive en libertad. Los jaquetones son sin duda los animales más aterradores sobre la faz de la Tierra: veloces, implacables, misteriosos (nadie sabe de dónde vienen ni adónde van) e impredecibles. Son, según mi opinión, que reconozco que es emocional, los verdaderos poseedores de la areté de los tiburones, la esencia de la tiburoneidad. Son más enteramente depredadores y menos carroñeros que los tiburones tigre, y consumen una amplia gama de peces óseos, otros tiburones, tortugas marinas y (y éste es el rasgo característico en lo que concierne a los seres humanos) mamíferos marinos tales como las marsopas, focas y leones marinos. El mejor lugar para encontrar a Carcharodon charcharias en aguas frías, alrededor de las colonias de focas y otarios, como las que se encuentran en las islas del Farallón, de California, y en el Dangerous Reef, en aguas de Australia del sur. Los jaquetones son peligrosos por la sencilla razón de que no consiguen distinguir claramente entre los mamíferos marinos y los nadadores humanos. Los buceadores con trajes de caucho y los nadadores en tablas de surf, tendidos pronos con los brazos extendidos, son imitaciones más que pasables de focasy leones de mar. El tiburón ve lo que cree que es la silueta de su presa familiar, curiosea durante unos momentos , se decide y carga contra el nadador a velocidades que llegan a superar los 40 kilómetros por hora. En el último momento gira los ojos hacia atrás para protegerlos del impacto. Abre completamente su enorme boca, levantando la cabeza para extender hacia delante las fauces circundadas de dientes, y muerde con fuerza durante un segundo. Después espera a que la víctima se desangre hasta morir. En este intervalo, mientras nada en círculos en las inmediaciones, con frecuencia, las víctimas pueden ser rescatadas y transportadas a lugar seguro sin demasiado peligro para los rescatadores. (E.O.Wilson)
Tiburones planctófagos:Recorren los océanos pausadamente recogiendoplancton para alimentarse. El tiburón pregrino (Cetorhinus maximus) puede superar los trece metros de longitud; el tiburón ballena (Rhincodon typus) alcanza los veintrés y es el pez más grande de cuantos pueblan el océano. Es tolerante y no teme al hombre. Durante el viaje de Thor Heyerdal a bordo de la Kon-Tiki uno de estos enormes escualos se restregó contra la embarcación, probablemente para librarse de parásitos.
Tiburón boquigrande [Megachasma pelagios]:
Es casi seguro que hay especies desconocidas de tiburones nadando por estos mares. Es probable que algunos sean muy grandes. Baso esta conjetura en el tiburón boquigrande o boquimacho (Megachasma pelagios), descubierto en 1976. El primer ejemplar fue izado desde aguas profundas frente a Hawai por la marina de Estados Unidos después de que se enredara en un paracaídas de carga que se utilizaba como ancla flotante. Tenía casi 5 m de largo y pesaba 750 Kg. Para sorpresa de la marina y, a la vez, de los ictiólogos consultados, era distinto a cualquier otro tiburón visto hasta aquel momento. Desde entonces se han encontrado otros cuatro individuos de la misma especie. Dos de ellos fueron capturados en trasmallos en aguas de California, y los otros dos fueron arrastrados a la costa, uno en Japón y el otro en Australia occidental. El boquigrande es tan distinto en anatomía de todos los tiburones previamente conocidos que ha sido colocado en una familia taxonómica propia, los Megacásmidos. La más sorprendente de sus características son unas fauces enormes, que se emplean para captar agua y filtrar copépodos, camarones, eufauciáceos y otros pequeños animales planctónicos de los que se alimenta. Así, pues el boquigrande se encuentra en el mismo gremio ecológico que el tiburón ballena, al igual que el enorme peregrino.
Tiburón peregrino [Cetorhinus maximus)]:
De los mares septentrionales. Su cuerpo es cilíndrico y blanco, sus ojos pequeños y sus movimientos rígidos y lentos. Huye hacia aguas profundas ante la menor perturbación. Su mandíbula superior y su paladar están recubiertos por una capa plateada iridiscente, posiblemente un depósito de guanina o de otro material de desecho reflectante. Cuando el ejemplar de Los Angeles se enredó en un trasmallo, investigadores equipados con escafandras de inmersión pudieron implantarle transmisores en el cuerpo y seguirlo en el mar durante dos días. en este período el tiburón navegó de 10 a 15 metros por debajo de la superficie por la noche y descendió a 200 metros durante el día. Esta migración vertical es típica de especies de la capa reflectante profunda, las densas concentraciones de organismos, detectables mediante el sonar, que se desplazan primero arriba y luego abajo a lo largo de cada ciclo de 24 horas. La inmersión profunda del boquigrande durante el día y su comportamiento tímido y huidizo explican quizá por qué esta especie tardó tanto tiempo en ser descubierta. (E.O.Wilson)
Los condrictios, peces cartilaginosos:
Son peces con esqueleto cartilaginoso sin zonas de osificación, aunque pueden presentar algunos puntos impregnados de caliza. Su cráneo está formado por una pieza; no existen soldaduras aparentes, y la cola es dificerca y heterocerca. La primera hendidura branquial es un espiráculo; las escamas son diminutas y placoideas, y los huevos son grandes, con abundante vitelo. Esta clase agrupa a cinco órdenes: los cladoseláceos, los pleurocantodios, los bradodontios, los holocéfalos y los seláceos. de los tres primeros sólo existen formas fósiles. Los holocéfalos son peces que tienen las hendiduras branquiales cubiertas por un opérculo; en cambio, no existen cloaca ni espiráculos. La aleta dorsal se inicia hacia la parte delantera y posee una fuerte espina; la cola es alargada, en forma de látigo; cada mandíbula tiene una gran placa de dientes, y los adultos carecen de escamas. Los seláceos presentan las branquias en hendiduras separadas a los lados de la faringe, y un espiráculo detrás de cada ojo, y además disponen de cloaca. Son todos marinos e incluyen unas doscientas cincuenta especies vivientes que se agrupan en escualos y batoideos. Los primeros tienen cuerpo esbelto, fusiforme; presentan en la región dorsal una o dos aletas, mientras que la anal puede faltar o estar bien desarrollada, y las aletas pares ofrecen siempre la parte de arranque más estrecha que la distal. Actualmente, algunos escualos abisales se encuentran en todos los mares, si bien prefieren las aguas cálidas y templadas.
Los batoideos:
Los batoideos se diferencian claramente de los escualos por su cuerpo deprimido, y por las aletas pectorales, tan grandes, que llegan a veces hasta el hocico. las abdominales, que se insertan detrás de las pectorales, son aplastadas y de forma y tamaño muy variables, produciendo en los machos los órganos copuladores. Sus movimientos son lentos, viven en zonas profundas sobre el fondo y se alimentan de peces e invertebrados. Existen algunas formas dulceacuícolas en la India, china y golfo de México. Los batoideos agrupan a las rayas y a los torpedos; las primeras se distinguen por tener las aletas pectorales extendidas a los lados de la cabeza, y unidas por delante. Ambos grupos presentan las hendiduras branquiales en la cara ventral del cuerpo, por lo que también se les denomina hipotremas. En ellos, la locomoción no se realiza por movimientos transversales del cuerpo, sino por ondulaciones de las aletas, en dirección anteroposterior. Los torpedos están protegidos por órganos eléctricos que derivan de las placas motoras de la musculatura visceral; se trata de unos agregados de prismas, orientados dorsoventralmente, formados cada uno por agregación de electroplacas.