Cuentos para Martin, Clara y Gabriel

1-6 años

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El Pirata Agradecido

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Pequeño Mundo

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La Sirenita

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5-8 años

Cuento de T rex

La Navidad que cambió a T. Rex

Hace 65 millones de años, caminaba por la tierra un T.Rex malherido.

Había tenido una terrible pelea con un Barapasaurus, quien había logrado escapar de sus fauces, y le había infringido, con sus espinas la herida. 

Paso por allí cerca un diplodocus, que como todos saben , es un dinosaurio bueno. Su primera reacción fue salir corriendo. 

Pero viendo al T.Rex estaba mal herido, tirado en el piso y berreando de dolor, decidió que lo iba a ayudar.  Como él es herbívoro, sabe mucho de plantas y conocía un arbusto de planta medicinal muy bueno para curar las heridas y evitar la infección. 

Rápidamente hizo una pasta en su boca y se acercó al Tirano herido, que estaba ya agotado y moribundo. 

Habiendo hecho su buena acción, se dispuso a seguir su camino, cuando vio que aparecieron en escena unos velociraptors. 

Era obvio que los horribles bichos iban a atacar al caído y lo iban a rematar clavándole su temible garra en el cuello. 

Viendo esto, Diplo se devolvió y de un coletazo, espanto a los malignos raptores. 

 

Como la situación se veía tan negra para el Tirano, el buen Diplo decidió quedarse a cuidarlo. 

Gracias al empleo de hierbas curativas, la recuperación fue rápida y en poco tiempo esta T. Rex parado de nuevo y lleno de fuerzas. 

"Porque me salvaste"? Le preguntó Rex al grandote, "si yo no he hecho otra cosa que atacar a los de tu especie".

Que el espíritu de la Navidad que va a ocurrir en 65 millones de años, te ilumine para que hagas algo bueno por los demás. 

T. Rex quedó impresionado y prometió que no iba a perseguir más a los débiles y que comería carne solo de animales muertos. 

El Faro Misterioso

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El Gato desordenado

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Relato de un Naufrago

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Un cuento acelerado

UN CUENTO ACELERADO


Había una vez, en una aldea muy lejana, en la mitad de la tundra un niño muy especial. Había nacido muy blanco, tan blanco que el pelo era blanco, y tenia la curiosa particularidad de tenerlo en todas partes. Así

 que poco frío le daba en ese sitio tan helado. Un día, cuando apenas gateaba y mientras lo estaban vistiendo, se voló por una ventana y lo encontraron en un bosque cercano, completamente desnudo, en la mitad de la nieve y sin ninguna apariencia de padecer frío. 


Lo curioso es que estaba rodeado de conejos, con los que retozaba en medio de risas y lo que parecían ser chillidos de alegria de los conejos. Ese día lo apodaron Conejin. 


A los 4 años comenzó a ir al colegio. Los papas estaban preocupados porque pensaron que los compañeros lo iban a molestar mucho por tener ese aspecto tan particular. Pero afortunadamente en ese colegio había unas profesoras que habían enseñado a todos el valor de la diversidad y la importancia de ser incluyentes y tolerantes. De hecho se divertían poniendo apodos por los rasgos mas prominentes de los niños. Nadie se molestaba  y nadie lo hacia por molestar o burlarse. Era una forma cariñosa de tratarse. Así, uno que tenia las orejas grandes, le decían dumbete, a otro que era cabezon y flaco le decían bombón, al de una nariz grande le decían peli y otro que tenia unos dientes grandes le decían cocotin. 


De manera que cuando llego conejin, con su aspecto raro y su apodo, a todo el mundo le pareció lo mas natural que fuese distinto a todos y que tuviese un apodo tan simpático. 

Asi que conejin se ajusto muy bien en ese ambiente y se levantaba todos los dias con entusiasmo para ir al Colegio, donde veía que estaba aprendiendo muy rápido. 

Pero conejin no solo se parecia a un conejo, sino que actuaba como uno: era muy acelerado. Todo lo hacia muy rapido y tenia muy poca paciencia. En las colas se desesperaba. Si un compañero era lento para leer, echaba humo por las orejas. Si los papas se demoraban en recogerlo, se acostaba en las piedras, de la desesperación. 


Un día estaba jugando escondidas con sus amigos los conejos. Nadie sabia como, pero parecía entenderse con ellos sin ninguna dificultad. Y no se trataba de que el hablase conejo. El les hablaba común y corriente y ellos le entendían. Y todos los que trataban de hacer lo mismo, solo lograban espantarlos. Pero volviendo al juego, resulta que se escondió en una cueva en la que vivía una marmota. El nisiquiera se sorprendió cuando vio que la marmota le entendía y que el podía entender sus extraños ruidos. 

Le tuvo que pedir excusas por haber invadido su hogar en forma tan abrupta y explicarle en que consistía el juego. Y termino diciendo: el problema es que si me encuentran, entonces me toca a mi contar. Y que tal que no encuentre a nadie, y que me quede en este bosque buscando hasta que se ponga oscuro. Y que tal que me pierda y no me encuentren y tenga que lidiar con lobos hambrientos. 

Ay, conejin!!!, que acelere el tuyo. Todo eso te pasa por tratar de vivir el futuro. Tienes que aprender que el futuro no existe, simplemente porque todavia no ha pasado. El pasado ya paso y no podemos hacer nada para cambiarlo. Aprendemos del pasado y nos preparamos para el futuro, pero vivimos el presente. Cuando estes muy acelerado recuerda siempre esto: carpe diem. Cada día a la vez. Vive cada día por lo que es.. enfréntalo si es duro, disfrutalo si es dulce y olvídalo si es triste. Carpe Diem. No lo olvides. 

En esas conejin vio la oportunidad de ponerse a salvo, le dio las gracias a la marmota por su hospitalidad y consejos y pego veloz carrera para llegar al tapo y gritar por mi. 


Pero le quedo sonando el consejo de la marmota y lo siguió usando para controlar su acelere. Se dio cuenta que podia hacer todo con mas calma y sin desesperarse. Y cuando los amigos o los mayores le hacian caer en cuenta que estaba muy elevado, pensando en el futuro, se acordaba de la marmota, y se decía “carpe diem” y se concentraba a resolver lo del día.