Marqués de Bradomín, homenaje a Valle Inclán
Tú, altivo, por Liguria paseaste
largas barbas de chivo endemoniado
y a aquel jazmín tan puro y delicado
con maléfico don enamoraste.
Mitad don Juan, carlista arrepentido,
tu otra mitad medita entre jardines
la gris fatalidad, los torpes fines
en que naufraga un amor tan dolorido.
Las clásicas columnas y fontanas
supieron de tu egregia gallardía
dispuesta a revivir glorias paganas.
Escéptico y burlón, triunfo de un día
que espanta con horror a las sotanas
y al rato sufre ya melancolía.
P. Pérez
Nocturno III
Te hablo aquí desde Roma, dios endriago,
hoy por tan malas manos mal traído,
trasgo zumbón, demonio aborrecido,
chula navaja, rustico zurriago.
Clava tu luz en mi nocturno aciago,
afila mi colmillo retorcido
y no me dejes cariacontecido
a la mitad de tan amargo trago.
Yaces tú allí, yo aquí, aún en destierro,
gato en la noche y por el día perro,
solo bajo esta lápida romana.
Deja al fin tu galaica sepultura
y ven conmigo en esta noche oscura
a esperar como sube la mañana.
Rafael Alberti
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