Las armas

En tiempos de paz el castillo podía ser un centro administrativo, un hogar, un mercado, pero cuando la guerra perdía esos disfraces. Se convertía en una fortaleza. Él ejército sitiador aguardaba hasta que los moradores muriesen de hambre o de enfermasen. A menudo los sitiadores sobornaban a alguien del castillo para que abrieran las puertas.

Los castillos que protegían las ciudades tenían a menudo una segunda puerta trasera. En la sombra de las puertas de la ciudad estaban los blancos donde practicaban tiro los arqueros. Cuando la guarnición no practicaba sus habilidades guerreras estaban ocupadas instalando almacenes y municiones, o reparando sus armas.

El trabuquete era una máquina de asedio, que lanzaba proyectiles a gran altura y podía sobrepasar las murallas desde una distancia de trescientos metros. Era propulsado por un contrapeso. el trabuquete no sólo lanzaba piedras, también se lanzaba vasijas llenas de cal que quemaba la piel, animales muertos con intención de provocar enfermedades en el castillo, y en un ataque realmente espantoso se lanzaban cabezas.

El almajaneque también era una máquina de asedio que disparaba proyectiles en trayectoria baja, sin alcanzaba gran altura. Las piedras disparadas golpeaban contra las murallas, en vez de volar sobre ellas y caer en el recinto.

El mantelete era una empalizada portátil que protegía a los arqueros o zapadores que estaban al alcance del defensor.

Las vasijas incendiarias llenas de líquidos inflamables, como la brea, prendían fuego a todo lo que había debajo cuando se rompían.

Las ballestas eran tan poderosas que se convirtieron en un arma terrible. Para ayudar a traspasar las placas de la armadura, el ballestero ponía un poco de cera de abeja en la punta, si la saeta llegaba en ángulo, la cera ayudaba a la punta a ceñirse a las placas y penetrar mejor en la armadura. Eran más potentes que los arcos, además de tener otras ventajas como ser más precisas y poderse disparar en espacios reducidos

El arco largo necesitaba de gran habilidad para dispararlo. En manos de un buen arquero era tan potente que podía traspasar un panel de roble. Era rápido de disparar, en él mismo tiempo que un arquero empleaba en disparar hasta cuatro flechas el ballestero solo disparaba una saeta. Había diversos tipos de puntas de flecha para diferentes cometidos, como traspasar una armadura, matar caballos e infantes.