Al Corazón Inmaculado de María
Acoge, oh Madre, nuestra súplica.
Tú, estrella del mar,
no nos dejes naufragar en la tormenta de la guerra.
Tú, arca de la nueva alianza,
inspira proyectos y caminos de reconciliación.
Tú, «tierra del Cielo»,
vuelve a traer la armonía de Dios al mundo.
Extingue el odio, aplaca la venganza, enséñanos a perdonar.
Líbranos de la guerra, preserva al mundo de la amenaza nuclear.
Reina del Rosario,
despierta en nosotros la necesidad de orar y de amar.
Reina de la familia humana,
muestra a los pueblos la senda de la fraternidad.
Reina de la paz, obtén para el mundo la paz…
Que a través de ti la divina Misericordia se derrame sobre la tierra,
y el dulce latido de la paz vuelva a marcar nuestras jornadas.
Mujer del sí, sobre la que descendió el Espíritu Santo,
vuelve a traernos la armonía de Dios.
Tú que eres «fuente viva de esperanza»,
disipa la sequedad de nuestros corazones.
Tú que has tejido la humanidad de Jesús,
haz de nosotros constructores de comunión.
Tú que has recorrido nuestros caminos,
guíanos por sendas de paz. Amén
(Papa Francisco)
435.- PESCADOR DE HOMBRES
Tú has venido a la orilla
no has buscado, ni a sabios ni a ricos.
Tan sólo quieres, que yo te siga.
SEÑOR, ME HAS MIRADO A LOS OJOS
SONRIENDO, HAS DICHO MI NOMBRE.
EN LA ARENA, HE DEJADO MI BARCA,
JUNTO A TI, BUSCARÉ OTRO MAR.
Tú, sabes bien lo que tengo,
en mi barca, no hay oro ni espadas,
tan sólo redes, y mi trabajo.
Tú, necesitas mis manos,
mi trabajo, que a otros descanse,
amor que quiera seguir amando.
Tú, pescador de otros lagos,
ansia eterna de almas que esperan
amigo bueno, que así te llaman.
Señor Jesús, que nos has llamado y nos sigues llamando cada día a seguirte.
Danos la fuerza de tu Espíritu para responder con fidelidad a tu llamada.
Tú, Señor, que viniste no a ser servido sino a servir,
haz que aprendamos a dar sin exigir, a ser sin aparentar,
a morir sin ver el fruto de nuestra propia muerte.
Que nos sintamos agradecidos
cuando se nos concede el privilegio de ocupar el último puesto,
honrado definitivamente por ti
y por tu Madre en la entrega humilde por amor.
Que, siguiéndote siempre y sólo a Ti, a imitación de Maria,
a quien gozosamente reconocemos por Madre,
sepamos vivir en actitud permanente de servicio
a gloria del Padre y en unión con todos nuestros hermanos.
Posted by Reflejos de Luz
San Andrés, enséñanos a llevar a otros a Cristo solamente por amor a Él y a dedicarnos a su servicio. Ayúdanos a aprender la lección de la cruz y a llevar nuestras cruces diarias sin quejarnos, para que puedan llevarnos a Dios. Por Jesucriso Nuestro Señor. Amén.