1.- Ofrecimiento
Providencia siempre buena,
tan sabia, tan llena de piedad y amor
Para con tus pobres criaturas,
Te adoramos, te bendecimos,
Nos abandonamos en tus manos sin reserva.
Sé tú nuestra defensa,
Nuestra guía, nuestro consuelo,
Nuestra alegría y nuestra esperanza
Providencia de mi Dios,
Oh Madre mía que tanto amamos
Te adoramos, te bendecimos,
nos entregamos a Ti.
Haz de nosotros todo cuanto quieras
En la grandeza o en la humillación,
En la pobreza como en la riqueza,
En la salud y en la enfermedad…
2.- GRACIAS POR HABERME LLAMADO
Dios y Padre mío,
gracias por haberme llamado, como cristiano/a,
al seguimiento de Jesucristo,
por la fuerza de tu Espíritu Santo,
que habita en mí y me impulsa a serte fiel cada día.
Consciente de mi debilidad
y confiando sólo en tu amor,
pongo en tus manos mi vida:
mi cuerpo y mi alma,
mis pensamientos, afectos y acciones,
todo cuanto soy y tengo,
con el deseo de vivir siempre según tu voluntad.
3.- TOMA, SEÑOR, Y RECIBE
Toma, Señor, y recibe
mi libertad,
mi memoria,
mi entendimiento
y toda mi voluntad,
todo mi haber y mi poseer.
Tú me lo diste,
a Ti, Señor, lo torno;
todo es tuyo;
dispón de ello
conforme a tu voluntad.
Dame tu amor y gracia,
que esto me basta.
ALELUYA, ALELUYA, ES LA FIESTA DEL SEÑOR
ALELUYA, ALELUYA, EL SEÑOR RESUCITÓ.
1. Ya no hay miedo, ya no hay muerte,
ya no hay penas que llorar,
porque Cristo sigue vivo,
la esperanza abierta está.
2. Cuando un hombre a tu lado,
ya no sabe caminar,
no le dejes de la mano,
dale tu felicidad.
3. Cuando alguien te pregunte,
dónde está la libertad,
que en tus obras él descubra,
que Jesús es quien la da.
NUESTRA VIDA SÓLO ES
UNA VOZ DE TU VERDAD:
FUERZA VIVA QUE HARÁ NACER,
LA NUEVA HUMANIDAD.
DANOS LUZ PARA VIVIR;
DANOS FUERZA PARA AMAR.
HAZNOS SIEMPRE, SEÑOR JESÚS,
TESTIGOS DE TU PAZ.
1. Hombres pobres, amantes de los pobres,
entregados en vida a los demás.
Abandono en tus manos generosas:
testimonio de nueva humanidad.
2. Hombres llenos, de amores sin fronteras;
carne virgen que anuncia eternidad.
Un amor que mantiene nuestra tierra:
testimonio de nueva humanidad.
3. Hombres puestos, de lleno entre tus manos;
nos apresa tu misma voluntad.
Tu palabra, Señor, nos hace libres:
testimonio de nueva humanidad.
ALABARÉ AL SEÑOR
ES LA FUERZA DE MI VIDA PARA ANDAR.
ALABARÉ AL SEÑOR,
CANTARÉ SU BONDAD.
1. Canto de gozo por el día que nació
canto a la noche canto al mar,
canto a los niños que pregonan el amor,
canto a la vida y a la paz.
2. Canto con fuerza la alegría de vivir
canto a la paz del corazón,
canto a la dicha del amor que brota en mí,
canto al amor de nuestro Dios.
3. Canto a los hombres que comparten con amor
canto a la fe y al esperar,
canto a las manos que se estrechan sin rencor,
canto a la flor de la amistad.
6.- Tarde te ame, Dios mío
Autor: San Agustín
"Tarde te amé, Dios mío,
hermosura siempre antigua y siempre nueva, tarde te amé.
Tú estabas dentro de mí y yo afuera y así por fuera te buscaba y,
deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que Tú
creaste.
Tú estabas conmigo pero yo no estaba contigo.
Me llamaste y clamaste y quebrantaste mi sordera;
brillaste y resplandeciste y curaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume y lo aspiré y ahora te anhelo;
gusté de Ti y ahora siento hambre y sed de Ti.
¡Ay de mí, Señor! ¡Ten misericordia de mí!
Yo no te oculto mis llagas. Tú eres médico y yo estoy enfermo;
Tú eres misericordioso y yo soy miserable.
Toda mi esperanza estriba en tu muy grande misericordia.
Dame lo que me pides y pídeme lo que quieras".
7.- Señor y Dios mío
Autor: San Agustín
Señor y Dios mío,
mi única esperanza,
óyeme para que no sucumba al desaliento
y deje de buscarte.
Dame la gracia de que yo
ansíe siempre ver tu rostro
dame fuerzas para la búsqueda,
tú que hiciste que te encontrara
y que me has dado esperanzas
de un conocimiento más perfecto.
Ante tí está mi firmeza y mi debilidad
sana esta, conserva aquella,
ante tí está mi ciencia y mi ignorancia
si me abres, recibe al que entra,
si me cierras el postigo, recibe al que llama,
Haz que me acuerde de tí,
que te comprenda y te ame.
Acrecienta en mí estos dones,
hasta mi cambio completo,
cuando arribemos a tu presencia,
cesarán estas muchas cosas
que ahora hablamos sin comprenderlas,
y tú permanecerás todo en todos,
y entonces, viviremos siempre,
alabándote unánimemente,
Y hechos en tí
también nosotros una sola cosa....
Amén
Iré detrás de ti,
si tú vienes a mi
buscando horizontes
más amplios para volar.
Iré a enseñar a todos
que tú eres libertad,
que sólo en ti se encuentra
el manantial,
la felicidad,
la verdadera paz.
Iré siempre en tu nombre
despojado de mis cosas,
buscando en la noche,
sediento de tu amor.
Iré a decirles a todos
que tú eres alegría,
la eterna oferta
de un amor total.
Iré a buscar camino
detrás de cada lucha,
donde los hombres sufren
su llanto y soledad.
Iré si tú me llamas
a ser siempre tu amigo
sin importarme nada,
pues tú eres mi caminar.
Iré diciendo a todos,
iré contando siempre,
iré entre los hombres
gritando la verdad
Desde que mi voluntad
está a la vuestra rendida,
conozco yo la medida
de la mejor libertad.
Venid, Señor, y tomad
las riendas de mi albedrío;
de vuestra mano me fío
y a vuestra mano me entrego,
que es poco lo que me niego
si yo soy vuestro y vos mío.
A fuerza de amor humano
me abraso en amor divino.
La santidad es camino
que va de mí hacia mi hermano.
Me di sin tender la mano
para cobrar el favor;
me di en salud y en dolor
a todos, y de tal suerte
que me ha encontrado la muerte
sin nada más que el amor. Amén.
José Luis Blanco Vega, sj
10.- Paz, paz, paz Paz a vosotros
Tu paz, Señor. Mi paz os dejo mi paz os doy.
Tu paz que llena los corazones de tus fieles.
Tu paz que abarca a la humanidad sedienta de paz.
Tu paz que disipa los miedos de la sorpresa,
que ahuyenta los fantasmas que nos atenazan.
Tu paz que disipa nuestras dudas.
Tu paz, Señor, que brota de los estigmas de la pasión.
Tu paz que es bálsamo de amor resucitado.
Que transmita hoy, a todos quienes se acercan a mí, tu paz,
Cristo resucitado. Solo tu paz que redime al mundo.
Solo tu paz que llena el cielo y la tierra de tu gloria.
Solo tu paz que se siembra en los corazones de tus fieles.
Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Anuncio al mundo entero, proclamación de tu evangelio.
11.- CRISTO, TE AMO
Cristo, te amo
no porque bajaste de una estrella
sino porque me descubriste
que el hombre tiene sangre,
lágrimas, congojas...
¡llaves, herramientas!
para abrir las puertas cerradas de la luz.
Sí... Tú nos enseñaste que el hombre es Dios...
un pobre Dios crucificado como Tú.
Y aquel que está a tu izquierda en el Gólgota,
el mal ladrón...
¡también es un Dios!
León Felipe. “¡Oh, este viejo y roto violín”. Visor, p. 104
12.- CRISTO, VINISTE A GLORIFICAR LAS LÁGRIMAS
Viniste a glorificar las lágrimas...
no a enjugarlas...
Viniste a abrir las heridas...
no a cerrarlas.
Viniste a encender las hogueras....
no a apagarlas...
Viniste a decir:
¡Que corran el llanto,
la sangre y el fuego...
como el agua!
León Felipe. “Antología rota”. Losada, p. 35
13.- DAME LA MANO
Dame la mano y no la sueltes,
que te quiero y no quiero perderte,
que soy pequeño y tengo miedo,
que es oscura la noche.
Padre, abrázame;
abrázame y no me sueltes,
que te deseo y deseo tenerte,
que soy niño y necesito calor,
que es fría la noche.
Padre, dime,
cuéntame y no dejes de hablarme,
que estoy solo y necesito sentirte,
que no soy nada y necesito tu voz,
que es silenciosa la noche.
Padre, mírame,
que te amo y necesito verte,
que soy tu hijo
y deseo la luz de tus ojos,
que es ciega la noche.
Padre, ayúdame y no me dejes,
que es larga la noche.
¿Nos hemos callado alguna vez, a pesar de las ganas de defendemos, aunque se nos haya tratado injustamente? ¿Hemos perdonado alguna vez, a pesar de no tener por ello ninguna recompensa, y cuando el silencioso perdón era aceptado como evidente? ¿Hemos obedecido alguna vez no por necesidad o porque de no obedecer hubiéramos tenido disgustos, sino sólo por esa realidad misteriosa, callada, inefable, que llamamos Dios y su voluntad? ¿Hemos hecho algún sacrificio sin agradecimiento ni reconocimiento, hasta sin sentir ninguna satisfacción interior? ¿Hemos estado alguna vez totalmente solos? ¿Nos hemos decidido alguna vez sólo por el dictado más íntimo de nuestra conciencia, cuando no se lo podemos decir ni aclarar a nadie, cuando se está totalmente solo y se sabe que se toma una decisión que nadie le quitará a uno, de la que habrá que responder para siempre y eternamente?
¿Hemos intentado alguna vez amar a Dios cuando no nos empujaba una ola de entusiasmo sentimental, cuando uno no puede confundirse con Dios ni confundir con Dios el propio empuje vital, cuando parece que uno va a morir de ese amor, cuando ese amor parece como la muerte y la absoluta negación, cuando parece que se grita en el vacío y en lo totalmente inaudito, como un salto terrible hacia lo sin fondo, cuando todo parece convertirse en inasible y aparentemente absurdo? ¿Hemos cumplido un deber alguna vez, cuando aparentemente sólo se podía cumplir con el sentimiento abrasador de negarse y aniquilarse a sí mismo, cuando aparentemente sólo se podía cumplir haciendo una tontería que nadie le agradece a uno? ¿Hemos sido alguna vez buenos para con un hombre cuando no respondía ningún eco de agradecimiento ni de comprensión, y sin que fuéramos recompensados tampoco con el sentimiento de haber sido desinteresados, decentes, etc?
Busquemos nosotros mismos en esas experiencias de nuestra vida, indaguemos las propias experiencias en que nos ha ocurrido algo así. Si las encontramos, es que hemos tenido la experiencia del Espíritu a que nos referimos.
Karl Rahner, sj
15.- PETICIONES
R/ Acuérdate, Señor que somos fragilidad.
Acuérdate, Señor, y danos tu paz.
- Señor, tu poder es bondad
- Somos débiles. Ven en nuestro socorro
- Mira a tu Iglesia dispersa por el mundo
- Que anuncie por todos los lugares, la gracia de tu salvación.
- Tú que no estás lejos de cada uno de nosotros
- Déjate tocar por los que se te acercan en la oscuridad.
- Tú que no estás lejos de cada uno de nosotros
- Déjate tocar por los que se acercan en la oscuridad.
- Tú has curado al ciego de nacimiento
- Ten compasión de nuestras debilidades.
16.- "Dichosos los que crean sin haber visto".
"Dichosos los que crean sin haber visto".
La respuesta de Jesús a Tomás parece pertinente,
pero no tiene ninguna lógica interna,
porque Tomás ve al hombre Jesús y confiesa al Hombre-Dios.
Yo quiero ser ese "incrédulo",
que hace la confesión sobre Jesús
más profunda, más absoluta, más rotunda y más sublime.
Lo que afirma no se deduce de lo que ve ni de lo que toca,
sino que es la expresión plástica de toda una experiencia pascual.
Sin experiencia, puede haber creencia, nunca fe.
Más allá de todo lo que he oído y aprendido sobre Jesús,
tengo que tratar de descubrirle vivo y dándome esa misma Vida.
Se trata de la misma Vida de Dios, que él tenía en vida.
Fray Marcos
Señor Jesús, te damos gracias
por la sublime vocación que nos has regalado.
Danos tu Espíritu para que pasemos por el mundo
haciendo el bien que tú mismo hiciste.
Que nuesta educación evangelice hoy a todos,
que instruya a los pobres, que dé vista a los ciegos,
que haga caminar a los débiles y cansados.
Concédenos vivir hoy y siempre de tal forma
que eduquemos a los ignorantes,
abramos los ojos a los niños y a los jóvenes,
sanemos a los débiles,
resucitemos a los que viven sepultados lejos de ti.
Que tu presencia en nuestra vida fraterna
nos haga capaces de realizar prodigios
en el orden espiritual para gloria tuya. Amén
18.- ORACIÓN DE LA FAMILIA MENESIANA
Señor,
hoy, como ayer, llamas a discípulos
y los envías al mundo como mensajeros de paz.
Enciende nuestros corazones con tu amor.
Enséñanos a escuchar tu Palabra
Danos la pasión que llenaba el corazón
de Juan María de la Mennais.
Envíanos, hombres y mujeres con corazón apostólico,
para llevar tu Palabra de vida a los jóvenes.
Espíritu de amor, llama también a jóvenes
para que te sigan y sean servidores de los jóvenes.
María humilde sierva del señor,
abierta al gran soplo del Espíritu,
acompáñanos por este camino de luz y de vida.
Amén.
Necesitamos del Espíritu,
necesitamos de su aliento de vida,
necesitamos de su música,
necesitamos del empuje de su viento,
necesitamos de su libertad,
necesitamos de su pasión misericordiosa,
necesitamos de su visión profunda,
necesitamos de su alegría,
necesitamos de su humildad,
necesitamos de su sosiego y consuelo,
necesitamos de su paciente esperanza,
necesitamos del fuego de su amor.
Ojalá, Señor, te llegue mi voz.
Aquí estoy.
Sin grandes palabras que decir.
Sin grandes obras que ofrecer.
Sin grandes gestos que hacer.
Solo aquí. Solo. Contigo.
Recibiré aquello que quieras darme:
luz o sombra. Canto o silencio.
Esperanza o frío. Suerte o adversidad.
Alegría o zozobra. Calma o tormenta.
Y lo recibiré sereno,
con un corazón sosegado,
porque sé que tú, mi Dios,
también eres un Dios pobre.
Un Dios a veces solo.
Un Dios que no exige, sino que invita.
Que no fuerza, sino que espera.
Que no obliga, sino que ama.
Y lo mismo haré en mi mundo,
con mis gentes, con mi vida:
aceptar lo que venga como un regalo.
Eliminar de mi diccionario la exigencia.
Subrayar el verbo 'dar'.
Preguntar a menudo: «¿Qué necesitas?»
«¿Qué puedo hacer por ti?»,
y decir pocas veces «quiero» o «dame».
Y así sigo, Dios: Aquí,
sin más, en soledad.
En silencio.
Contigo, mi Dios pobre.
José María Rodríguez Olaizola, sj
Señor, me doy cuenta
de que todo lo que me pides
es un simple ‘sí’,
un simple acto de confianza
para que, de ese modo,
la elección que tú haces por mí
dé frutos en mi vida.
No quiero estar tan ocupado
con mi forma de vivir,
mis planes y proyectos,
mis parientes, amigos y conocidos,
que no me dé cuenta siquiera
de que Tú estás conmigo,
más cerca que ningún otro.
No quiero ser ciego a los gestos de amor
que vienen de tus manos,
ni sordo a las palabras amorosas
que vienen de tu boca.
Quiero verte cuando caminas conmigo
y escucharte cuando me hablas.
22.- Miércoles de Pascua
Contaban (...) cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan (Lc 24, 13-35)
¿Dónde puedes encontrar a Jesús
resucitado hoy?
Hoy está de moda decir que todo lo importante
que sucede nace en nuestro corazón
o en la cabeza de cada uno.
Pero las verdades de fe son mayores
que tu cabeza o tu corazón.
Los discípulos de Emaús, después de estar con Jesús,
sienten la urgencia de estar
nuevamente con los otros discípulos. En Iglesia.
Y cuentan cómo fue en la Eucaristía,
al partir el pan,
que reconocieron a Jeasús.
Estás aquí, Jesús,
hijo de Dios vivo,
vencedor contra la muerte.
Creo que viniste para salvarnos.
Estás presente en la Eucaristía.
Por amor tequedas con nosotros para siempre.
Bendices a los que te visitan
y escuchas el corazón de los que te adoran.
31.- Oración al Espíritu Santo
Te imploramos, Espíritu Santo, que derrames como buen samaritano la medicina de tu misericordia sobre las heridas de nuestra alma.
Envuélvenos con las vendas de tu gracia, carga nuestro espíritu en el asno de la obediencia, llévanos al refugio de la conversión, recomiéndanos a la custodia de la contrición del espíritu, para que permanezcamos bajo tu cuidado por mucho tiempo, hasta que, con el dinero de la verdadera penitencia recuperamos la salvación perdida.
Y, después de haberlo encontrado de nuevo, tengamos fuerzas para volver al camino que conduce a ti, del que nos hemos desviado.
Con tu ayuda, tú que, con el Padre y el Hijo, vives y reinas como un solo Dios por los siglos eternos.
Amén.