1. JUNTO A TI AL CAER DE LA TARDE
Y CANSADOS DE NUESTRA LABOR,
TE OFRECEMOS CON TODOS LOS HOMBRES.
EL TRABAJO, EL DESCANSO, EL AMOR.
2. Con la noche las sombras nos cercan
y tu rostro nos da nueva luz,
alumbrados en nuestro camino,
hasta Ti correremos, Señor.
3. Cuando al fin nos recoja tu mano,
para hacernos gozar de tu paz
y reunidos en torno a tu mesa,
nos darás la perfecta hermandad
¡QUÉ BIEN, TODOS UNIDOS!
MANO CON MANO EN EL LUCHAR.
¡QUÉ BIEN, TODOS HERMANOS!
EN EL SUFRIR Y EN EL GOZAR.
1. Nosotros queremos, Señor,
amarte amando la tierra;
queremos dejar tras nosotros,
un mundo mejor, una vida más bella.
2. Nosotros queremos, Señor,
correr con la antorcha encendida;
queremos dejar al relevo,
un fuego mejor, una llama más viva.
1. Estoy llamando a tu puerta
estoy queriendo pasar.
Si escuchas mi voz y abres,
contigo puedo cenar. (2)
PASA, SEÑOR, A MI CASA
QUE ES TU CASA DE VERDAD.
TENGO LA MESA SERVIDA,
TENGO FUEGO EN EL HOGAR. (bis)
2. Buscando nuevos amigos,
caminos yo recorrí.
Buscando llegué a tu casa,
buscando el amor en ti. (2)
3. A mis hermanos convido,
con ellos parto mi pan.
La luz que brilló en mi pecho,
les dejo siempre al marchar. (2)
¡Soñar, Señor, soñar!
Hazme soñar... ¡soñar, Señor, soñar!...
¡Hace tiempo que no sueño!
Soñé que iba una vez –cuando era niño todavía,
al comienzo del mundo–
en un caballo desbocado por el viento,
soñé que cabalgaba, desbocado, en el viento...
que era yo mismo el viento...
Señor, hazme otra vez soñar que soy el viento,
el viento bajo la Luz, el viento traspasado por la Luz,
el viento deshecho por la luz,
el viento fundido por la luz,
el viento.. hecho Luz...
Señor, hazme soñar que soy la Luz...
que soy Tú mismo, parte de mí mismo...
y guárdame, guárdame dormido,
soñando, eternamente soñando
que soy un rayito de Luz de tu costado.
León Felipe
Señor, ¿quién puede habitar en tu presencia?
Quien actúa con honradez
y practica la justicia
Quien tiene intenciones rectas
y no calumnia con su palabra
Quien no hace mal a su prójimo
ni calumnia al vecino,
quien es capaz de denunciar la injusticia
y valorar la misericordia.
Quien no explota a los otros,
ni acepta sobornos contra el inocente
Quien tiende su mano al que lo necesita
quien se estremece ante el mal que destruye, mutila, excluye y abandona.
Quien vive agradecido por las oportunidades
y consciente de lo que puede hacer
por tu reino en este mundo.
Quien ama, sin límites…
Quien así obra nunca fallará…
Adaptación del Salmo 14
Padre,
haz que mis ojos vean lo que Tú ves.
Haz que mis oídos oigan el estruendo de tu voz
en las ondas de lo creado.
Haz que mi hablar sea
un baño de palabras de néctar
que se viertan sobre gente
que está presa de amargura.
Haz que mis labios sólo canten
los cantos de tu amor y tu alegría.
Padre amado,
realiza por medio de mí la obra de la verdad.
Ten mis manos ocupadas
en servir a todas las personas.
Haz que mi voz esparza de continuo
semillas de amor para Ti
en esta tierra en que la gente te busca.
Haz que mis pies avancen siempre
por el camino de la justicia.
Guíame de mi ignorancia a tu luz.
Padre, mueve mi corazón
y hazme sentir simpatía
por todas las criaturas vivientes.
Que tu Palabra sea el Maestro de la mía.
Piensa con mis pensamientos,
porque mis pensamientos
son tus pensamientos,
mi mano es tu mano,
mis pies son tus pies,
mi vida es tu fuerza
para luchar por la justicia,
social y personal.
Paramahansa Yoganada
La vida es una oportunidad, aprovéchala.
La vida es belleza, admírala.
La vida es felicidad, siéntela.
La vida es un sueño, hazlo realidad.
La vida es un reto, acéptalo.
La vida es un deber, cúmplelo.
La vida es un juego, participa en él.
La vida es valiosa, saboréala.
La vida es riqueza, consérvala.
La vida es amor, disfrútalo.
La vida es misterio, desentráñalo
La vida es una promesa, cúmplela.
La vida es tristeza, supérala.
La vida es una canción, cántala.
La vida es lucha, acéptala.
La vida es tragedia, arróstrala.
La vida es aventura, atrévete.
La vida es vida, consérvala.
La vida es suerte búscala.
La vida es demasiado preciosa, no la destruyas”.
Santa Teresa de Calculta
5.- Creo en tu resurrección
Hoy es el día, Señor, de comprender, de experimentar, de dejar que la vida, tu vida,
llene los más recónditos recovecos de nuestro ser
y todo se aclare, todo resplandezca, todo adquiera
su verdadera dimensión.
En medio de nuestras muertes, dudas, debilidades,
tu resurrección nos abre la plenitud de la verdad:
eres Dios resucitado,
nos salvas con tu muerte por tu resurrección.
Quiero verte y creer en tu resurrección
como el otro discípulo, desde el amor.
Quiero ser discípulo amado,
el que ha llegado el primero al sepulcro,
corriendo, aleteado por la fuerza del amor,
por la sorpresa inesperada del anuncio de la mujer:
se han llevado al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.
Simón Pedro llegó a entrar en el sepulcro
y ver las vendas en el suelo…
Quiero amarte sin reservas para vivirte resucitado, Señor.
¡Feliz Pascua! Verdaderamente el Señor ha resucitado!
6.- CONCÉDEME SER NIÑO
Señor,
concédeme el don de ser como un niño
para saber mirar
a los demás con transparencia.
El paso de los años ha cargado mi vida
de suspicacias,
temores,
cobardías,
tristezas,
que me pesan
como un fardo sobre la espalda.
Concédeme el don de volver al principio,
de saber confiar en los demás,
de tener esperanza,
de saber compartir con limpieza
lo que de Ti he recibido.
Vuélveme niño otra vez,
para recibir de Ti la promesa de felicidad.
Quítame toda desconfianza,
toda ansiedad,
todo egoísmo,
todo pecado,
que me impide llegar hasta Ti.
Si yo no Te alcanzo,
vuélvete, Señor, a mí.
Mira a tu pobre siervo
y ayúdale a ponerse en pie de nuevo,
como un padre ayuda a su hijo.
Concédeme el don, Señor,
de la vida primera de un niño.
Javier Fernández Chento
7.- CONDÚCEME TÚ
A través de las tinieblas que me rodean
condúceme Tú, siempre más adelante.
La noche es oscura y estoy lejos del hogar:
condúceme Tú, siempre más adelante.
Guía mis pasos: no puedo ver ya
lo que se dice ver allá abajo:
un solo paso cada vez
es bastante para mí.
Yo no he sido siempre así,
ni tampoco he rezado siempre
para que Tú me condujeras.
Deseaba escoger y ver mi camino,
pero ahora,
condúceme Tú, siempre más adelante.
Ansiaba los días de gloria,
y a pesar de los temores
el orgullo dirigía mi querer:
¡oh!, no te acuerdes
de esos años que pasaron ya.
Tu poder me ha bendecido tan largamente,
que aún sabrá conducirme
siempre más adelante
por el llano y por los pantanos,
sobre la roca abrupta y el bramar del torrente
hasta que la noche haya pasado
y me sonrían en la mañana
esas caras de ángeles
que había amado hace tiempo
y que durante una época perdí.
Condúceme Tú, siempre más adelante.
Cardenal Newman. “Gritos y plegarias”, p. 306
Sin el Espíritu Santo,
Dios está lejos,
Cristo permanece en el pasado,
el Evangelio es letra muerta,
la Iglesia una simple organización
la autoridad sería dominación,
la misión una propaganda,
el culto una evocación
y el actuar cristiano una moral de esclavos.
Pero con la presencia del Espíritu,
el cosmos se eleva y gime en el parto del Reino,
Cristo resucitado está presente,
el Evangelio es potencia de vida,
la Iglesia significa la comunión trinitaria.
la autoridad es un servicio de liberación,
la misión es un Pentecostés,
la liturgia una memoria y anticipación,
el actuar humano se deifica.
Ignacio IV Hazin, patriarca de la iglesia grego-ortodoxa de Siria
9.- Porque tú nos haces grandes
Te pedimos Padre que nos ayudes a aceptar nuestras debilidades, fragilidades y carencias, para que nos sintamos humanos y confiados,
PORQUE TÚ, SEÑOR, NOS HACES GRANDES.
• También ponemos hoy en tus manos nuestros sueños de una sociedad más justa, una comunidad más feliz y un mundo más humano, para que nos ayudes a conseguirlo.
PORQUE TÚ, SEÑOR, NOS HACES GRANDES.
• Que vivamos comprometidos en mejorar las familias, las comunidades de hermanos, las de laicos, los grupos humanos y organizaciones que nos rodean,
PORQUE TÚ, SEÑOR, NOS HACES GRANDES.
• Que seamos agradecidos a cualquier detalle o servicio que los demás nos regalan.
PORQUE TÚ, SEÑOR, NOS HACES GRANDES.
• Que cada uno ocupemos el lugar que nos tienes designado, como hijos tuyos,
PORQUE TÚ, SEÑOR, NOS HACES GRANDES.
Estamos seguros, Señor, contigo.
la savia que nos recorre es fuerte y pura,
no tememos a nada, pues estamos contigo,
eres Tú quien potencia nuestra vida,
la energía que brota de nuestras entrañas,
el impulso que reaviva nuestra historia.
Si estamos agarrados a ti, Padre,
no tienen sentido tantas dudas,
no comprendo cómo tengo distracciones,
ni por qué confundo los valores,
ni cómo es posible que actúe en desamor,
si eres Tú quien me guía y quien me nutre.
Tú eres la vid, y como soy sarmiento,
a veces me desaliento y reseco,
pero Tú estás ahí, por los adentros,
renovando mi ilusión, poniéndome en misión,
haciendo junto a mí esta tarea
de construir el mundo a tu manera.
Soy un sarmiento seco, y bien los siento,
pues si estuviera más agarrado a ti,
más desde dentro, no me perdería en tonterías,
no haría daño a nadie, no estaría triste,
no buscaría en cosas llenar mi ansiedad,
sino dejaría que tu savia circulara por mí.
Tú Señor, que eres la vid, que eres el fuerte,
sujétame fuerte a tu tronco,
hazme dar fruto dulce y jugoso,
mantenme transpirable y disponible,
no dejes secar mis ramas débiles,
ni permitas que se endurezcan mis adentros,
Tú que conoces mis plagas y mis miedos.
Mª Patxi Ayerra
11.- Ya no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí.
Ya no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí. (Pablo)
Métete esto bien en la cabeza:
Sin experiencia pascual, no hay cristiano posible.
Es necesario un proceso de interiorización de lo aprendido sobre Jesús.
.........................
El difícil paso que dieron los discípulos de Jesús,
del conocimiento externo y sensorial a la experiencia viva,
es el paso que tengo que dar yo, del conocimiento teórico de Jesús,
a la vivencia interna de que me está comunicando su misma VIDA.
...................
El Espíritu es el que da vida, la carne no sirve de nada.
El mismo Espíritu que descendió sobre él,
me está invadiendo a mí en cada momento.
Si dejo que él tome las riendas de mi ser, me hará vivir su misma Vida.
.........................
Fray Marcos
Dios nuestro, Trinidad de amor,
desde la fuerza comunitaria de tu intimidad divina
derrama en nosotros el río del amor fraterno.
Danos ese amor que se reflejaba en los gestos de Jesús,
en su familia de Nazaret y en la primera comunidad cristiana.
Concede a los cristianos que vivamos el Evangelio
y podamos reconocer a Cristo en cada ser humano,
para verlo crucificado en las angustias de los abandonados
y olvidados de este mundo
y resucitado en cada hermano que se levanta.
Ven, Espíritu Santo, muéstranos tu hermosura
reflejada en todos los pueblos de la tierra,
para descubrir que todos son importantes,
que todos son necesarios, que son rostros diferentes
de la misma humanidad que amas.
Papa Francisco