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cc2 EL PERIÓDICO DE ARAGÓN.
Varios alumnso enc lase junto a su profesor, en una imagen de archivo. / CAIB
Zaragoza02 DIC 2025 6:55
Una sola persona frente a un grupo de veinte o treinta adolescentes. Una sola persona que, cada vez con más frecuencia, tiene que hacer frente a agresiones físicas o verbales por parte de los alumnos, al abuso de los teléfonos móviles u otros dispositivos electrónicos, a amenazas. La ansiedad, el estrés y la depresión son algunos problemas de salud mental que sufren los profesores, según alertó ANPE (Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza) la semana pasada en su Informe Autonómico del Defensor del Profesorado. Desde ahora, los docentes pueden informar de estas situaciones al Gobierno de Aragón a través de la nueva unidad de ayuda al docente, un portal web a través del que recibirán atención profesional con el fin de resolver los problemas a los que se enfrenten.
Y estos son variados y cada vez más repetidos. Entre los más graves, algunos como las agresiones físicas. "Un alumno me dio un bofetón y un pelotazo cuando estaba de guardia en el recreo", reza una de las quejas transmitidas a ANPE por parte de un docente. El sindicato comparte que en "el centro se ha aplicado el reglamento de régimen interno, se le ha abierto expediente y se le ha expulsado". Ahora el profesor quiere denunciar lo sucedido porque "no se encuentra bien" porque este alumno se va a volver a incorporar. "Le tiene miedo, es peligroso y no sabe cómo va a reaccionar", indican.
En la misma línea van otras situaciones críticas como las amenazas. "Mientras estaba de guardia, los alumnos estaban montando ruido por el pasillo. El timbre ya había sonado. En reiteradas ocasiones les dije que entraran a la clase. Se me volvieron insultando y gritando. Mis compañeros me ayudaron y cogieron a la alumna para llevarla a jefatura. Yo estaba muy nervioso, y ella se volvió y me dijo 'Te juro que te pego. Yo te pego, maricón'", relata de forma anónima otro profesor.
Las intimidaciones también llegan por otros motivos como el uso de los dispositivos tecnológicos. Comparte un docente con ANPE que hay una alumna de su centro de Formación Profesional (FP) que tiene varios partes de incidencia por usar el teléfono en el aula sin permiso, por llegar tarde y por mala conducta. Ello, explican, puede hacerle perder la posibilidad de hacer prácticas. "La madre me amenazó por el pasillo con que me iba a partir la cara", apunta el profesor, y añade: "A la tutora le ha mandado un correo diciéndole que tiene grabaciones de su hija en el aula en las que el docente le amenaza, y le advierte de que su marido es policía".
La irrupción de las familias en las aulas es un problema repetido del que alertan distintos profesores de Aragón. Así se lo hace saber a ANPE uno de ellos, que ejerce la docencia en 6º de Primaria. "Una madre se quejó por un docente que gritó a su hija. En el colegio mediaron e intentaron dar solución", desarrollan. Pero esta respuesta no convenció a la mujer, que movilizó a más familias a través de WhatsApp y acudió a Inspección Educativa. "El inspector habló con el centro, y este apoyó al profesional", indican. Sin embargo, la problemática sigue sin resolverse. "Las familias siguen intoxicando a otras familias, el docente se encuentra anulado y con ansiedad ante la situación a un año de jubilarse", remarcan.
A ello se suman otras situaciones críticas para los docentes que son ejemplos de lo que desde este lunes el profesorado de Aragón puede hacer saber a la Administración. Es el caso, por ejemplo, de un profesional que es tutor de una alumna con problemas de salud mental y conductas disruptivas (capacidad límite y bipolar) y que está a cargo de esta estudiante. El resto del aula, durante la mayor parte de la jornada, ya que el auxiliar solo está durante dos horas en Matemáticas. Ello le ha llevado a cogerse la baja por ansiedad.
La sensación de "quemazón" es también la que invade a otro profesional que ejerce en Aragón y que, según le hace saber a ANPE, es muy "perfeccionista y autoexigente". Ello le hace invertir muchas horas en preparar sus clases fuera del horario escolar y "no ve reflejo de su trabajo en su alumnado". "Genera ansiedad y frustración", explican desde el sindicato.
Y son estas situaciones que generan problemas de salud mental en los profesionales de la educación las que han llevado a la consejería que dirige Tomasa Hernández a poner en marcha la nueva Unidad de Apoyo Docente, que prevén que de servicio a unos 27.000 docentes de centros públicos y concertados. Para atender los casos, según informaron desde la consejería, se cuenta con equipo interdisciplinar compuesto por más de nueve profesionales. Entre ellos, miembros de la inspección educativa, servicios de medicación, mentorías de bienestar y grupos autonómicos especializados en convivencia.