La Contraloría General de la República presenta una línea de reflexión sobre cómo la institucionalidad pública puede impactar de manera positiva el bienestar de las personas, siendo que se han identificado desafíos en cuanto al acceso, la calidad, la limitada perspectiva de usuario y la eficiencia de los servicios públicos. La gestión financiera debe lograr que los recursos alcancen para satisfacer las necesidades de la ciudadanía, que esta provisión sea sostenible en el tiempo, que se brinden los servicios al menor costo posible, que haya trazabilidad en el uso de los recursos y flexibilidad en la asignación para que los servicios se adapten a las necesidades actuales.

Para esto, es central que la operación del Estado se organice tomando como referencia las necesidades de la ciudadanía, que se integre con las decisiones de planificación, por ejemplo fortaleciendo la gestión de proyectos de inversión pública, a nivel temporal, que vaya más allá de la inmediatez y conduzca con 'luz larga' para tomar mejores decisiones y que los procesos de la gestión financiera se desarrollen bajo modelos de integración entre actores institucionales que eviten la operación aislada de éstos.