CRUSTACEA

Los crustáceos son artrópodos y de ellos se conocen más de 42.000 especies, casi todas marinas, entre las que hay animales como los cangrejos, camarones, langostas, langostinos y cochinillas de la humedad. Participando en las redes tróficas acuáticas hay miles de especies de pequeñísimos crustáceos, en mares, lagos y lagunas de todo el mundo. Unos pocos grupos sobreviven en ambientes terrestres y húmedos.

Un rasgo distintivo de los crustáceos de grandes dimensiones respecto a los demás artrópodos es su caparazón compuesto por sales de calcio y no por quitina. Estos crustáceos de tamaño grande se han adaptado en su mayoría al hábito bentónico, con apéndices especializados para la reptación o la excavación.

Los artrópodos con alimentación filtradora son casi todos crustáceos, aunque estos también tienen otros tipos de dieta; algunos se alimentan de materia en suspensión; otros, son depredadores o recolectores, con maxilas y mandíbulas aptas para afianzar, morder y acercar el alimento a la boca.

La mayoría de los crustáceos adultos tienen dos ojos compuestos provistos de un pedúnculo que puede ser móvil. Su campo visual es muy amplio, a veces hasta 180º o más, y es frecuente la capacidad de discriminar color.

En cuanto a su reproducción, casi todos los crustáceos tienen sexos separados. Es común la fecundación interna y la incubación de los huevos, los cuales evolucionan a una etapa larvaria que se desarrolla mediante varias mudas, y una fase poslarva que puede parecerse bastante al adulto. Este ciclo vital es variable según los grupos y, por ejemplo, en los langostinos no existen fases larvarias.

Algunos crustáceos, como los langostinos crecen durante toda la vida, alcanzando edades y dimensiones notables.