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LA ASTENIA O EL CANSANCIO CRÓNICO (Jaume Merino)

Edición digital nº3398 Martes, 09 de enero de 2007 FUNDADO EN 1872 Salud y vida

La astenia o el cansancio crónico JAUME MERINO

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Enviar esta página Imprimir esta página Atención al lector Anterior Volver Siguiente Quién no ha tenido en su vida un período de cansancio? Tras una gripe, unas oposiciones, o por insuficiencia de un órgano. Debemos diferenciar la astenia que supone estar cansado incluso en el reposo, de la debilidad o incapacidad para realizar un esfuerzo máximo y la fatiga o sensación de cansancio tras realizar un ejercicio físico.

El cansancio (la astenia en terminología médica) es una causa muy frecuente de consulta médica; se estima que un 5% de los enfermos que acuden a consultas de atención primaria la refiere. En estadística de USA afecta de 1 a 3 por mil personas. Es un síntoma que acompaña a muchas situaciones y enfermedades, pero es muy inespecífico, ya que algunas de ellas son importantes (el cáncer) otras menos (gripe, exceso de trabajo, crisis de ansiedad).

Acompaña a dos tipos de enfermedades: orgánicas y psíquicas. Con las primeras tiene una fecha de inicio definida en el tiempo, es progresiva, sin períodos libres, empeora con el ejercicio físico y es máxima al caer el día.

Las astenias orgánicas acompañan a múltiples infecciones agudas (gripe) o crónicas, por ejemplo hepatitis o tuberculosis, también a muchas enfermedades de la sangre, especialmente si cursan con anemia, o si existen déficits nutricionales o intoxicaciones (por alcohol o monóxido de carbono). También cuando fracasan los órganos del cuerpo: en la insuficiencia del corazón, de los riñones, del hígado, etc Se asocian a daños endocrinológicos: especialmente del tiroides o la hipófisis, a los tumores malignos o al abuso de ciertos medicamentos.

La astenia que acompaña a enfermedades psíquicas muchas veces tiene un origen ignoto, fluctúa según días, puede ser más importante al levantarnos, tienen períodos en que desaparece y no mejora con el reposo. Acompaña con frecuencia a episodios depresivos, psicosis, a estados de ansiedad, etc...

La astenia crónica se expresa como una enfermedad debilitante de causa desconocida. Puede afectar a 2 a 5 de cada 100 enfermos con astenia de larga duración. Los enfermos están cansados tras hablar, comer o realizar tareas mínimas necesitan reposarÉy previamente eran muy activos, es decir tiene fecha de inicio, coincide con un trastorno agudo relevante. Muchas son mujeres, dos por cada hombre y su edad media entre 25 y 45 años.

Es frecuente que presenten otras manifestaciones de difícil catalogación como lesiones orgánicas que se prolongan en el tiempo, como por ejemplo: aumento de la sensibilidad dolorosa, falta de apetito, náuseas, sudores nocturnos, mareo, alteraciones en la regulación corporal, molestias faríngeas, dolor muscular o de cabeza, alteración del sueño-vigilia con sueño no reparador, dolor en articulaciones o en las masas musculares, disminución de la capacidad de concentrarse o de la memoria reciente, diarreas, intolerancia alimenticia, etc..

La OMS la aceptó como enfermedad en 1992, y los criterios al uso para su diagnóstico son (CDC): cansancio que dura mas de 6 meses y no es explicable por enfermedades orgánicas junto con la presencia mantenida de 4 o mas de lo siguientes molestias: deterioro de la memoria inmediata, de la capacidad de concentración, dolor muscular, de cabeza, de la garganta, ganglios cervicales o axilares dolorosos, dolor multi articular sin signos inflamatorios, sueño no reparador o malestar tras el ejercicio..

Se pensó que podría estar causada por agentes vivos. Preferentemente algún virus (recordemos que en la gripe hay mucho cansancio). Se han buscado virus del grupo herpes o alteraciones inmunes o neurológicas, pero sin éxito. También se ha sugerido una alteración de genes que regulan la respuesta al estrés, emocional o físico.

El médico debe esforzarse por excluir cualquier enfermedad médica y reconocer cualquier trastorno depresivo, psicosis, etc... En el enfermo rara vez aparecen rasgos que orienten a lesión orgánica. Se aprecia que está irritable, tiene dificultad en concentrarse o de la memoria. Puede haber dolores en zonas musculares semejantes a los de la fibromialgia, o cambios en la frecuencia del pulso o de la tensión arterial cuando se pasa de estar echado a la posición de pie, y excepcionalmente algún ganglio cervical palpable. De igual manera las pruebas complementarias: analíticas, en busca de hallazgos de inflamación mantenida, o reumáticas, la evaluación de la función de órganos, resulta siempre negativa.

En la valoración del enfermo es muy importante tener en cuenta su forma de vida, la existencia de otras enfermedades o limitaciones, su toma de medicamentos, conocer la medida en la que el proceso le afecta y que espera de los médicos. A veces hay rasgos depresivos (entre un tercio y un medio de los enfermos los presentan) o de ansiedad y es frecuente que el enfermo acuda al psicólogo o al psiquiatra. Algunos de ellos estiman que es el núcleo del problema y las otras alteraciones son secundarias a este hecho.

No existe un tratamiento específico y sí muchos abordajes sintomáticos que pueden mejorar la calidad de vida del afecto. Especialmente deben corregirse las alteraciones del sueño y los componentes depresivos. También si existen cambios tensionales al incorporarse o rinitis, etc. Algún laboratorio (Hemisferix Biopharma) está ensayando moléculas que estimulan la producción de interferón.

Una dieta completa, bien equilibrada y sin tóxicos les es útil, así como es fundamental la realización de actividad física ajustada a sus posibilidades. Lo que no es fácil, ya que el enfermo rechaza incrementar la actividad que realiza y el reposo total es contraproducente. Es útil la práctica de ejercicios aeróbicos ligeros o moderados y la fisioterapia. Son importantes los componentes educativo-informati vos, trasmitiendo información sobre posibilidades de mejoría o de control y la importancia de evitar el estrés. El aislamiento y la frustración son nocivos. Hay que tomar en serio siempre sus quejas. Conviene evitar que el enfermo se convierta en visitador de médicos, no «medicalizarle» , son sensibles a los medicamentos, evitar pruebas innecesarias y mas aún terapias esotéricas, se deben realizar controles evolutivos y prestarle apoyo en ellos.

Los psiquiatras pueden ayudarles: evaluar la situación y ofrecerles anti depresivos no sedantes. La mayor parte son capaces de asumir sus obligaciones familiares o sociales. No suele ser progresiva, muchas veces mejora gradualmente y una minoría se recupera completamente.

*Director del departamento de Medicina Clínica de la Universidad Miguel Hernández y jefe de servicio del hospital de San Juan.