INFORMACIÓN PARA DIAGNOSTICAR EL SFC Y LA FM

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INFORMACIÓN PARA DIAGNOSTICAR EL SFC Y LA FM

Clara Valverde, enfermera

Equipo Aquo

(Texto registrado en el Registro de la Propiedad Intelectual de Barcelona)

¿CÓMO SE DIAGNOSTICA EL SFC?

El diagnóstico del SFC es la tarea de medicina interna, idealmente, de los inmunólogos[1] formados en esta enfermedad, ya que el SFC es altamente complejo y multisistémico. Hay que asegurarse que no se confunde con otras enfermedades.

Los médicos y otros profesionales sanitarios que no son especialistas en el SFC pueden brindar una ayuda crucial de varias maneras: reconociendo y derivando a pacientes que, posiblemente tengan el SFC, y colaborando con el especialista en el seguimiento de los pacientes con el SFC.

El primer paso para diagnosticar es establecer, con el paciente, una comunicación terapéutica y eficaz, basada en el respeto y la empatía, escuchando con interés y atención. Durante el proceso de diagnóstico hay que tener en mente que la fatiga crónica es un síntoma de muchas otras condiciones y enfermedades.

Enfermedades que hay que descartar son: la enfermedad de Addison, Síndrome de Cushing, hipotiroidismo, hipertiroidismo, tiroiditis autoinmune, anemia, diabetes , cáncer, infecciones como VIH, hepatitis, tuberculosis, Borreliosis, Esclerosis Múltiple, Miastenia Gravis, Lupus, artritis reumatoide, enfermedades psiquiátricas previas, adicciones a sustancias.

Para llegar a un diagnóstico hay que llevar a cabo los siguientes pasos:

1. Valoración clínica

2. Conocer, a través de analíticas, el tipaje linfático

3. Verificar, a través de analíticas, la reactivación vírica

4. Comprobar el perfil proteico

La herramienta más fácil para la valoración clínica del SFC es los Criterios Canadienses del 2003 de Carruthers y colaboradores, que en el 2005, publicaron una guía para utilizar en la consulta[2].

Los criterios principales son:

1. Agotamiento extremo: El paciente tiene un grado significativo de cansancio físico y mental inexplicable, de un nuevo comienzo (no un estado de cansancio que ha existido toda su vida), persistente y recurrente, que reduce mucho el nivel de su actividad habitual.

2. Malestar o cansancio después de un esfuerzo: El paciente, después de un esfuerzo (normalmente a partir del día después del esfuerzo), tiene una gran fatiga muscular y cognitiva, malestar y cansancio; dolor; tendencia a que empeoren otros síntomas.

3. Alteraciones en el sueño: El paciente tiene un sueño poco reparador o de alteraciones en el ritmo y en la cantidad de sueño, como un sueño invertido y un sueño diurno caótico.

4. Mialgias: Hay un significativo grado de mialgias. El dolor puede encontrarse en los músculos y/o en las articulaciones, y es a menudo de naturaleza extendida y migratoria. Puede haber dolores de cabeza.

5. Dos o más de los siguientes trastornos neurocognitivos: Confusión, desorientación, falta de concentración y de atención, problemas en la memoria de corto plazo, dificultades para procesar información, en la recuperación y clasificación de palabras (no encontrar las palabras y/o nombrar los objetos); trastornos sensoriales y perceptivos, tales como: inestabilidad, desorientación espacial e inhabilidad para focalizar la atención. Ataxias. Debilidad muscular. Puede haber también fotofobia y hipersensibilidad a los ruidos.

6. Para estar dentro de los Criterios Canadienses, el paciente también debería tener un síntoma de las siguientes categorías:

a) Síntomas neurovegetativos: Intolerancia ortostática, trastornos en el intestino con o sin Colon Irritable, frecuencia urinaria aumentada con o sin disfunciones en la vejiga, palpitaciones con o sin arritmias cardiacas, inestabilidad vasomotora y trastornos respiratorios.

b) Síntomas inmunológicos: Inflamación de ganglios, dolor y/o ardor de garganta, recurrentes estados gripales, infecciones recurrentes, malestar general, aparición de nuevas alergias o cambios en las alergias preexistentes, hipersensibilidad a los medicamentos y/o a los químicos.

c) Síntomas neuroendocrinos: Problemas para mantener la temperatura corporal, intolerancia al frío y/o al calor, falta o excesivo apetito, hipoglucemia, intolerancia al estrés, empeoramiento de los síntomas con el estrés.

Todos estos síntomas tienen que persistir por lo menos 6 meses.

Dado que los virus están presentes en casi todas las personas con el SFC, es importante llevar a cabo serologías para verificar si hay una reactivación viral[3], sobre todo de los virus de la familia del Herpes tales como el Epstein-Barr (EA IgG, EBNA IgG, EBNA IgM, VCA IgG, VCA IgM), el Citomegalovirus (IgG e IgM) , HHV-6 (IgG e IgM), y otros.

Como el SFC es una enfermedad neuroinmunológica, es importante hacer un tipaje linfocitario[4]. Hay también otras pruebas inmunológicas relevantes. Una que no tiene mucha utilidad para el tratamiento pero que para valoraciones jurídicas y laborales puede ser necesaria, es la de la Ribonucleasa L (RNAsa L), para confirmar una activación anormal de esta molécula.

Otras pruebas relevantes incluyen verificar los niveles de oxidación en sangre, la prueba de la mesa basculante para verificar la intolerancia ortostática y otras.

¿CÓMO SE DIAGNOSTICA LA FIBROMIALGIA?

Es importante tener en cuenta que un diagnóstico correcto de la fibromialgia es el trabajo de un médico especialista (medicina interna, reumatología u otros) que tenga formación y experiencia específica en esta enfermedad. Se ven muchos casos de diagnósticos de fibromialgia que en el fondo son otras patologías.

Médicos y profesionales de enfermería que no son especialistas en fibromialgia, tienen un rol muy importante en reconocer a pacientes que posiblemente tengan la enfermedad, derivarlos al médico pertinente y, si es posible, colaborar en el seguimiento del paciente a posteriori. No es el objetivo de este manual informar a los médicos de cómo diagnosticar la fibromialgia si no de dar una idea de la complejidad de tal proceso.

Para diagnosticar, hasta ahora, sobre todo se han utilizado los criterios oficiales del Colegio Americano de Reumatología (ARC) del año 1990. Estos criterios se les llama “ARC 1990”. Pero ya hay otras propuestas de criterios que están siendo consideradas.

El proceso de diagnóstico comienza con hacer una historia clínica llevada a cabo escuchando con interés y empatía para que el paciente pueda expresarse a su manera. Lo que dice el paciente es igual de importante que cómo lo dice.

A continuación hay que llevar a cabo un examen físico, analíticas y pruebas de imagen.

En este proceso, el médico debe estar no sólo pensando en si lo que presenta el paciente es fibromialgia, si no también el descartar otras patologías que se pueden confundir tales como: el Síndrome de la Fatiga Crónica, depresión, Lupus, Borreliosis, problemas de las tiroides, Sensibilidades Químicas Múltiples, y otras enfermedades reumatológicas o problemas de traumatología. También es posible que la fibromialgia exista con algunas de estas otras enfermedades.

La parte del proceso de diagnóstico de la fibromialgia que más se conoce es el asesoramiento de los “puntos gatillo”. Estos puntos sensibles son parte de los criterios ARC 1990 en los cuales se especifica que para ser considerado un diagnóstico de fibromialgia, el paciente debe tener, entre otras alteraciones:

- Dolor difuso en cada uno de los cuadrantes del cuerpo durante más de tres meses,

- Dolor en 11 de los 18 puntos sensibles determinados por la ARC, cuando se le aplica una presión de 4kg/cm2. Para llevar a cabo esta exploración hay que estar formado por un especialista.

Los nuevos criterios propuestos por McCarty y Koopman[5] dicen que sólo es necesario que haya dolor en 5 de los puntos sensibles pero también tendría que haber, como criterio obligatorio, la ausencia de otras enfermedades y tres criterios de la lista de criterios menores:

- Cambios de los síntomas por la actividad física.

- Alteraciones de los síntomas por factores atmosféricos.

- Empeoramiento de los síntomas con el estrés.

- Sueño no reparador.

- Fatiga general.

- Dolores de cabeza.

- Colon irritable.

- Sensación de inflamación.

- Parestesia.

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[1] Solomon L et al. (2003). Functional status of persons with chronic fatigue syndrome in the Wichita, Kansas, population. Health and Quality of Life Outcomes, 1:48

[2] Carruthers B, Van de Sande M, (2005). Myalgic Encephalomyelitis/ Chronic Fatigue Syndrome: A Clinical Case Definition and Guidelines for Medical Practitioners. Carruthers and Van de Sande, 2005.

[3] Carruthers B, Van de Sande M, (2005). Myalgic Encephalomyelitis/ Chronic Fatigue Syndrome: A Clinical Case Definition and Guidelines for Medical Practitioners. Carruthers and Van de Sande, 2005.

[4] Hyde B (2003), The Complexities of Diagnosis, en Handbook of chronic fatigue syndrome (Ed. Jason L, Fennell P & Taylor R), New Jersey, John Wiley & Sons, Inc.

[5]McCarty DJ, Koopman WJ (eds). Arthritis and Allied Conditions. 12 ed. Philadelphia: Lea and Febiger, 2002.p.55-60.