Los Dones en Jesús
Los Dones en Jesús
Solamente Jesús ha demostrado la perfecta y completa operación de los siete dones espirituales en su vida.
Jesús y la Percepción:
Él habló solamente lo que su Padre le indicó.
“Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y lo que he de hablar” (Juan 12:49).
Él fue la Verdad.
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”... (Juan 14:6).
Podía ver lo que había en el corazón de las personas.
“Porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido…” (Juan 4:18).
“¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34)
Oró e intercedió
“Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” (Marcos 1:35).
Odió la maldad.
“... y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hechos cueva de ladrones” (Mateo 21:13).
Habló franca y directamente.
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados que, a la verdad, se muestran hermosos por fuera; pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda impureza” (Mateo 23:27).
Jesús y el Servicio:
Trabajó con las manos como carpintero, con su padre José.
“Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos” (Lucas 2:51).
Demostró servicio.
“Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos…”
(Juan 13:5)
Exaltó el servicio.
“... el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor…”
(Marcos 10:43).
Tuvo mucha energía para alcanzar lo que exigía su ministerio
“Volvió el pueblo a juntarse a él, y de nuevo les enseñaba como solía” (Marcos 10:1).
Jesús y la Enseñanza:
Enseñó la verdad de Dios
“Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo” (Mateo 13:31).
Cumplió la Ley.
“No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas. No he venido para abrogar, sino para cumplir” (Mateo 5:17).
Citó las Escrituras.
“Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4, citando Deuteronomio 8:3).
Constituyó sus argumentos sobre verdades bíblicas.
“Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable en el juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable del juicio” (Mateo 5:21-22).
Era inteligente y curioso.
“Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles” (Lucas 2:46).
Tuvo dominio propio.
“Y le hacía muchos preguntas, pero él nada le respondió… Entonces Herodes con sus soldados le menospreció y escarneció…” (Lucas 23:9-11).
Jesús y la Exhortación:
Enseñó a la gente a vivir victoriosamente. El Sermón del Monte (Mateo 5-7)
Dios exhortaciones positivas.
“Amad a vuestros enemigos…bendecid… orad...dale...prestad...sed misericordiosos...no juzguéis… perdonad…” (Lucas 6:27-37)
Prescribió pasos precisos a seguir.
“Vete , y no peques más” (Juan 8:11)
“Jesús le dijo: “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres;... y ven y sígueme” (Mateo 19:21).
Aceptó a las personas como eran.
La mujer samaritana (Juan 4:4-30)
Leví el cobrador de impuestos (Marcos 2:13-16).
Su propia vida fue un testimonio de la verdad.
“Respondió Jesús:Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad…” (Juan 18:37).
Jesús y el Dar:
Alimento a los cinco mil.
“Entonces tomó los cinco panes y los dos peces… y dio a sus discípulos para que los pusieran delante …” (Marcos 6:41).
Compartió su tiempo, su energía, sus habilidades y su amor con los demás.
Capacitó a sus discípulos, enseñó a las multitudes, sanó a los enfermos, echó fuera los demonios, y resucitó a los muertos.
Enseñó sobre dar:
“Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca” (Marcos 12:42-43).
Se enfocó en el evangelio.
“Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado” (Lucas 4:43).
Dios su vida por nosotros.
“Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga la vida por sus amigos” (Juan 15:13).
Jesús y la Administración:
Organizó a sus seguidores.
(Tuvo una relación más íntima con tres de ellos.) “Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto…” (Marcos 9:2).
(Capacitó a los doce discípulos.) “Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció a doce para que estuviesen con él…” (Marcos 3:13).
(Envió a los setenta, dedos en dos) “Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir” (Lucas 10:1).
Estaba sumamente motivado a cumplir su misión.
“Jesús… el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 12:2).
Fue un hombre que vivió bajo autoridad y enseñó sobre la autoridad.
“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18).
Fue un líder eficiente.
“A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: ...Sanad enfermos… resucitad muertos...dad gracia…” (Mateo 10:5-8).
Soportó la crítica para llegar a su meta a largo plazo, que era la cruz.
“... el Hijo del Hombre...vino...para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28).
Jesús y la Compasión:
Tuvo una capacidad tremenda para mostrar amor.
“Y saliendo Jesús, vio una gran multitud y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos” (Mateo 14:14).
Estaba consciente de las necesidades físicas de las personas.
“Y Jesús… dijo:Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que se desmayen en el camino” (Mateo 15:32).
Estuvo alerta a las necesidades emocionales y psicológicas.
“Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor” (Mateo 9:36).
Amaba a los niños.
“Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis…” (Mateo 19:14).
Tuvo compasión por otras personas.
“Cuando el Señor lo vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores” (Lucas 7:13).
Expresó sus sentimientos.
“Jesús lloró” (Juan 11:35).
Se lamentó por Jerusalén.
“¡Jerusalén, Jerusalén, …¡Cuántas veces quise a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!” (Mateo 23:37).
Cada uno de nosotros, como parte del Cuerpo de Cristo en esta tierra, hemos recibido uno o más de los dones motivacionales a fin de capacitarnos para continuar con el trabajo que Él inició aquí. Trabajando juntos, podemos (en un sentido) lograr mucho más que lo que Jesús logró en sus tres años de ministerio terrenal.
“De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre”
(Juan 14:12).
Incluso el tomar la Santa Cena ha cobrado un mayor significado para mi esposo Don y yo desde que entendimos cómo se relacionan los dones motivacionales con ella. Casi podemos ver a Jesús en esa Última Cena mientras partió el pan, que representaba su cuerpo a través del cuál Él había ministrado a las personas, diciendo algo como:
“Aquí tienes, Pedro. Tú eres obviamente parte de mi don de exhortación.Quiero que aumentes tu capacidad para hablar con denuedo por este grupo.
“Aquí tienes, Tomás. YO quiero que sigas siendo parte de mi don de enseñanza, así como he hecho. Siempre verifica lo que parece ser la verdad según lo que te he enseñado.”
“Aquí tienes, Juan. Quiero que sigas creciendo como parte de mi don de compasión. Deja que el amor de mi Padre fluya continuamente a través de tu vida hacia otros.”
Jesús mostró perfectamente todos los dones motivacionales. Como su Cuerpo hoy, nosotros podemos trabajar con Él para ministrar y ser una bendición para otros.