La educación se concibe como un proceso complejo que involucra a diversos actores clave, entre los cuales destacan los maestros, la familia, la comunidad y el territorio. Cada uno de estos actores desempeñan un rol esencial en el proceso educativo, y su colaboración es crucial para un aprendizaje integral. Según Franzé (2007), los maestros actúan como protagonistas en el ámbito educativo, estableciendo un vínculo fundamental entre la escuela y la comunidad. Este rol implica no sólo la transmisión de conocimientos académicos, sino también una comprensión del territorio a través de las perspectivas culturales locales, considerando las creencias, los usos y las costumbres propias de la comunidad.
En el ámbito educativo, los maestros ocupan un rol fundamental en la formación integral de los estudiantes. Más allá de la simple transmisión de conocimientos, su función se extiende a ser intermediarios clave entre la comunidad y las familias, facilitando la comunicación y fomentando el entendimiento mutuo. Según Castellanos, Correa y Loaiza (2005), los docentes no solo se encargan de enseñar sobre el territorio, sino que también promueven la prevención dentro de la comunidad, fortaleciendo un entorno educativo que respeta y valora las creencias, usos y costumbres locales.