Los lenguajes artísticos en la construcción de una crianza positiva   

Por: CNDCI/Alas y Raíces 


Desde que nacen, niñas y niños inician su aventura en el descubrimiento y la exploración del mundo; su curiosidad, interés y asombro son constantes. Todo les sorprende: los sabores, colores, olores, movimientos y sonidos. Actúan sobre ellos, los manipulan a libertad como estímulos poderosos e inacabables de preguntas y hallazgos. Desde las primeras semanas empiezan a leer el mundo, leen los gestos de quienes les cuidan, leen los tonos de voz y las interacciones.

Las experiencias durante los primeros años de vida son potentes, únicas e irrepetibles. Son la memoria de la primera vez: el primer llanto, el primer olor, el primer sabor, el primer sonido. Son registros que quedan grabados y que jamás volveremos a experimentar con la misma sorpresa y novedad con las que acontecieron. La primera experiencia es irremplazable por la intensidad de la expectativa, de la novedad, de las causas inesperadas. 

Si bien, durante los primeros años, niñas y niños suelen lograr altos niveles expresivos; la curiosidad y necesidad de comunicación son el impulso durante toda su vida para exteriorizar libremente su propia identidad. Es en la etapa de la niñez cuando el mundo entra por los sentidos: niñas y niños exploran y descubren su entorno con sus propios recursos y habilidades; aprenden y se apropian del mundo a una velocidad sorprendente. En este ejercicio, el desarrollo de su capacidad creativa es fundamental para nombrar y dar un lugar a su mundo interior.

Tanto niñas como niños expresan sus ansias por saber más, están descubriendo que son capaces de construir su autonomía en el día a día, que pueden interactuar y dialogar con el mundo por medio de su corporalidad. Sin embargo, esta forma de transitar las vivencias requiere del acompañamiento de personas adultas dispuestas a potenciar sus exploraciones y no subestimar sus capacidades. Las niñas y los niños buscan mostrarse capaces de llevar a cabo acciones sin el apoyo de los adultos y cada vez adquieren mayor seguridad en sí mismos, siempre y cuando el ambiente que se les cree les permita sentirse valorados, escuchados y respetados en la toma de sus decisiones.

Vale la pena, entonces, hacernos algunas preguntas: ¿cómo acompañar a la niñez en esas primeras exploraciones y descubrimientos?, ¿cómo explorar junto con las niñas y los niños los por qué y cómos del mundo?, ¿cómo propiciar la búsqueda de los significados de aquello que es de interés en su entorno?, ¿cómo enriquecer sus imaginarios e impulsar su creatividad?, ¿cómo encontrar juntos el sentido a sus experiencias? ¿con nuestras acciones o sugerencias estamos limitando sus experiencias?

Posicionarnos como sus cómplices de aventuras sugiere, en principio, repensar algunas nociones vinculadas a la exploración, el juego, la curiosidad, la creatividad y los lenguajes que dan sentido y significado a sus universos simbólicos. Y después, al tipo de persona adulta acompañante que queremos ser.

Es por ello que proponemos entender a la creatividad como una capacidad inherente al ser humano y no como la habilidad que poseen unos cuantos, nos permite comprender que toda persona tiene esa capacidad desde que nace. La creatividad es una condición del ser que le da sentido a nuestra existencia, a tener una razón de estar aquí y ahora, de concebirnos como constructores de realidades. Desde que niñas y niños son bebés, la curiosidad les acompaña y les incita a explorar, experimentar y a enfrentar problemas de manera intuitiva, integrando libremente sus diferentes formas de resolución, expresión y comunicación. 

El juego simbólico potencian la capacidad creativa, niñas y niños se expresan y comunican a través de sus propios e innumerables lenguajes, no es sólo un ejercicio para el divertimento, es también la posibilidad de construir, reconstruir y comprender la realidad de la vida. 

Los lenguajes del arte (corporal, visual, musical y narrativo),  son recursos que fortalecen la autopercepción, el vínculo con “lo otro”, llámese familia, naturaleza o entorno, son ventanas abiertas hacia las infinitas posibilidades de expresarse en libertad y transmitir la propia visión del mundo. La música, las historias que encuentran en los libros, las experiencias teatrales, las instalaciones lúdicas son algunos ejemplos de ello. Los recursos materiales y formas simbólicas del los lenguajes del arte permiten a niñas y niños expresar ideas, conceptos, sentimientos y emociones, ofrecer experiencias de este tipo permite mostrarles diversas formas de conocer y habitar el mundo. 

Con los lenguajes del arte desde el juego, niñas y niños desarrollan su propia imaginación, sin ser bloqueados por el miedo a la equivocación, sin trabas externas o autoimpuestas, con una visión positiva de sí mismos y de los demás, y con ello crecer en forma libre. Además encuentran pistas sobre quiénes son, dónde están, qué quieren, qué les interesa, qué sensaciones nuevas tienen, qué sentimientos experimentan y cómo ven el mundo. 

Es necesario que las experiencias lúdicas que se propongan, además de sensoriales y cognitivas, consideren el carácter emocional que involucra la expresión de los sentimientos que se producen en la relación con sus pares y con otras personas adultas. Pues, es gracias a las relaciones interpersonales que niñas y niños van dando significado a su cuerpo y a las relaciones que construyen con su actuar. 

Pensar en términos de crianza positiva nos pone frente al enorme reto de acercar experiencias ricas en lenguajes, propicias para el descubrimiento, vivencias que propongan otras formas de comunicarnos y relacionarnos. Implica una disposición clara y consiente de las personas cuidadoras para construir, junto con niñas, niños y adolescentes, nuevas y respetuosas maneras de habitar el mundo. 

El juego es la forma más natural con la que niñas y niños aprenden, interactúan con el mundo y con las personas; es por ello que como personas cuidadoras debemos tener la apertura y disposición para jugar, para ello debemos encontrar un tiempo con la menor cantidad de distractores para jugar con la misma disposición de ellas y ellos. 

A continuación, enlistamos algunos referentes para potenciar la imaginación, el juego libre  y la comunicación con niñas y niños: 


Los lenguajes del arte nos ayudan a aproximarnos a los espacios interiores de la creatividad y de la imaginación; amplían nuestros repertorios de representación y significación del mundo, nos remiten al estado lúdico del ser y contribuyen a la empatía con las otras personas. Es ahí también, donde podemos encontrar otros estados emocionales óptimos para compartir y experimentar la libertad.


Si quieres conocer más sobre actividades para explorar lenguajes creativos con niñas y niños visita: http://www.alasyraices.gob.mx/


Bibliografía 


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Autonomía progresiva de las personas menores de edad: El derecho de niñas y niños a tomar sus propias decisiones

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Hablemos de crianza positiva: las mentiras en la niñez y adolescencia 

La participación de niñas y niños en la primera infancia

El rol de las personas cuidadoras en la prevención e intervención en situación de crisis: Niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia derivada del delito y/o violaciones a derechos humanos

 Paternidades diversas y presentes: Conciliación de la vida laboral, familiar y personal.


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Los riesgos a los que NNA se enfrentan en el hogar, en la escuela y en otros espacios, con el castigo corporal y el trato humillante. 

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