Paternidades diversas y presentes: Conciliación de la vida laboral, familiar y personal 

Por: Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación


Las transformaciones, cambios y deconstrucciones personales y sociales no son una tarea fácil, éstas siempre generan miedo e incertidumbre. Sin embargo, resistirse a vivir estos procesos que nos definen gradualmente como sociedad en la actualidad, podría convertirse en una barrera autoconstruida contra nuestro propio desarrollo personal, familiar, comunitario y social, sin importar si nuestro contexto es rural o urbano.

Las paternidades se han visto inmersas en la búsqueda de estas nuevas comprensiones, en las que los movimientos feministas y de derechos humanos han visibilizado y expuesto las grandes desigualdades que se viven entre mujeres y hombres en cuanto a la asignación de responsabilidades y roles de género, particularmente en el trabajo no remunerado, en el espacio privado, como lo es la labor doméstica y de cuidados, misma que ha sido atribuida de manera histórica y obligada a las mujeres. Al respecto, los grupos más vulnerados por estas prácticas son las mujeres indígenas o las que viven con alguna discapacidad. (1)

Esta asignación de roles en los espacios impacta en la estructura y funcionamiento de los hogares. Por ejemplo, en las familias heterosexuales, encabezadas por una mujer y un hombre, independientemente de la condición social, étnica y económica, se encuentra que el papel principal de los hombres ha sido el de “proveedor”, mientras que las mujeres desempeñan diversos papeles simultáneos como ser cuidadora de hijas e hijos, también de personas con discapacidad, mayores y enfermas; ser las responsables de la alimentación, de la limpieza de la vivienda, el lavado de la ropa, educadoras, del cuidado de lo que se tiene en casa, entre otros.

Para profundizar en este tema, en México contamos con la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo 2019 (ENUT). Al respecto, “(…) es posible afirmar que a lo largo de los 23 años en los que se tiene información disponible para poder medir el uso del tiempo en nuestro país, las mujeres invierten más del doble del tiempo que los hombres a las actividades del trabajo no remunerado."(2) 

La misma encuesta refiere que en promedio, las mujeres dedican 24:06 horas semanales al cuidado de niñas y niños, mientras que, los hombres únicamente dedican 11:30 horas en el mismo periodo de tiempo. Esto nos indica que la mayoría de los hombres, no se responsabilizan de las labores domésticas, a pesar de que, si éstas no se realizaran, el trabajo productivo, es decir la generación económica a nivel familiar y como sistema económico en su conjunto, no podría sostenerse. Tal como lo mencionó Katrine Marçal en su libro ¿Quién le hacía la cena a Adam Smith?(3), no debemos olvidar que nuestra economía se complementa en dos grandes pilares: trabajo no remunerado y trabajo remunerado.

Sumado a ello, los estereotipos de género han coartado a los hombres la posibilidad legítima y necesaria de construir relaciones afectivas, presentes y cercanas con sus hijas e hijos, vulnerando así el derecho de niñas, niños y adolescentes de gozar de su(s) padre(s) y aprender de ellos. Peor aún, tales roles y estereotipos, en muchas ocasiones construyen relaciones al interior de la familia o la comunidad marcadas por distintos tipos de violencia. 

Estas prácticas están tan enraizadas dentro de la sociedad que, por ejemplo, en los pueblos y comunidades indígenas, a pesar de que han formado su propio sistema familiar y comunal, a través de su historia, valores, tradiciones y normas, también han adoptado roles de género y estereotipos de cómo vivir sus paternidades y masculinidades. (4)

Ante este contexto, involucrar el sentido de corresponsabilidad en las cuestiones del hogar y por lo tanto del cuidado, se ha convertido en una tarea prioritaria por promoverse y alcanzar relaciones igualitarias entre mujeres y hombres y en general entre quienes fungen como tutores de hijas e hijas -sin importar el tipo y composición de la familia-, en los diversos ámbitos de la vida, no sólo en el hogar, y así contribuir con ello a la cohesión social y a la prevención de las violencias. 

Situándonos en el ámbito laboral, los centros de trabajo son un eje principal para lograr estas metas, pues es para muchas personas el primer o segundo espacio donde se invierte más tiempo. La conciliación de la vida laboral, familiar y personal se ha constituido como una de las políticas más difundidas y apropiadas por parte de los centros laborales, pero ¿qué promueve esta conciliación? Se refiere a la implementación de esquemas y mecanismos que permitan a las personas trabajadoras y a las y los empleadores, [acordar] horarios y espacios laborales y familiares, así como definir programas flexibles de trabajo para armonizar la vida personal, familiar y laboral, de tal forma que se incrementen las probabilidades de compatibilidad entre las exigencias de estos espacios.(5) Así como el goce de derechos humanos tanto de mujeres, hombres y de la niñez.

En México, contamos con la Norma Mexicana NMX-R-025-SCFI-2015 en Igualdad Laboral y No Discriminación (6) en la que como parte de sus requisitos para lograr la certificación se encuentra presente la implementación de esta política interna, ya que contribuye a la eliminación paulatina de los roles de género impuestos a las mujeres como únicas responsables de los cuidados a hijas e hijos, y también abre un marco amplio de oportunidad para que todos los hombres de cualquier condición económica, social, étnica, etaria, con o sin discapacidad, que formen parte de  la diversidad sexual y de género, entre otras, participen, se responsabilicen y ejerzan paternidades, deconstruyendo la hegemónica, caracterizada por considerar a la proveeduría y el ejercicio de la autoridad, como las acciones principales de los hombres en la familia.

Las licencias de paternidad forman parte de las herramientas que se promueven para lograr la conciliación de la vida laboral, familiar y personal, ya que en términos generales el objetivo de ésta no es que el/los padre(s) tengan un periodo de descanso, sino que desde el primer momento puedan generar un vínculo directo con sus hijas e hijos, y asuman las funciones que se vinculan a su paternidad. Es indispensable que en la planeación de estas políticas laborales, sean consideras las familias homoparentales, es decir, aquellas que se encuentran conformadas por dos hombres, y en donde el padre sea soltero, ya que estas labores de cuidado serán completamente su responsabilidad, y sus hijas e hijos por derecho, deben contar con las mismas condiciones para desarrollarse de manera plena, en compañía de su familia.

La conciliación de la vida laboral, familiar y personal contribuye al desarrollo integral de las y los trabajadores, a su estabilidad emocional, a propiciar un equilibrio sano entre sus diferentes espacios y actividades, y que las niñas, niños y adolescentes puedan ejercer de manera plena sus derechos como el vivir en familia y a una vida libre de violencia y a la integridad personal. No obstante, no se debe olvidar por parte del padre/tutor que para lograr estos cambios es indispensable su disposición e involucramiento para generar su propia deconstrucción y estar en posibilidad de ejercer su masculinidad y paternidad, libres de estereotipos, prejuicios y roles de género. Lo anterior, ya que de acuerdo con el Banco Mundial, “(…) tener leyes estableciendo las licencias remuneradas no significa, (…) que los hombres harán uso del permiso. En algunos países nórdicos (…), solamente el 40 % utiliza el permiso parental, y la proporción llega a un nivel tan bajo como 2 % en países como la República Checa o Polonia.” (7)

En conclusión, recordemos que las paternidades como las familias son diversas y son vividas desde diferentes intersecciones y necesidades, sin embargo, que éstas sean responsables, presentes y afectivas coadyuvan para que las niñas y niños puedan desarrollarse en un ambiente igualitario, sano y libre de cualquier tipo de discriminación y violencia. Y para que estas Paternidades alternativas sean una realidad necesitan de la intervención del Gobierno y por supuesto de la colaboración y compromiso por parte de los centros de trabajo, de la propia academia y de cada padre o tutor.


Bibliografía

(1) Conapred, Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017. Prontuario de Resultados, Disponible en <http://www.conapred.org.mx/documentos_cedoc/Enadis_Prontuario_Ax.pdf> .

(2) Inmujeres, CUADERNILLO II-2020. El uso del tiempo en México: Una mirada con perspectiva de género e interseccional, Disponible en <http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/Cuadernillo_II_El_uso_del_tiempo_en_Mexico.pdf> 

(3)  Adam Smith es uno de los economistas más famosos de la historia y considerado el padre de la economía moderna.

(4) Salguero-Velázquez, María Alejandra (2018), Es difícil ser hombre, pero más ser hombre indígena: identidades masculinas in/EXISTENTES, La Manzana de la Discordia, Disponible en <https://manzanadiscordia.univalle.edu.co/index.php/la_manzana_de_la_discordia/article/view/6716/9330> 

(5) Norma Mexicana NMX-R-025-SCFI-2015 en Igualdad Laboral y No Discriminación, Disponible en <nmx-r-025-scfi-2015.pdf (economia-nmx.gob.mx)> 

(6) Si quieres conocer más del tema, visita: https://nmx.conapred.org.mx/ 

(7) Banco Mundial, ¿Queremos conmemorar a los padres? Hablemos de la licencia de paternidad, Disponible en <https://blogs.worldbank.org/es/datos/hablemos-de-la-licencia-de-paternidad 


Adicionales: 

INEGI, Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT) 2019, Disponible en <https://www.inegi.org.mx/programas/enut/2019/>


Elva Rivera Gómez y Luis Gerardo Ayala Real, La pandemia deja huella: Hombres en sana convivencia, cuidar hace la diferencia, Disponible en <CONAPRED - Documento - La Pandemia Deja Huellas>