Hoy hemos descansado y hemos puesto el blog al día. La consciencia de que nuestra experiencia maravillosa está llegando a su fin nos atormenta a todos; unos hablan sobre lo que tienen planeado para su futuro, otros aprovechan para comprar regalos a sus seres queridos y otros simplemente se agarran al momento presente deseando que dure para siempre. El centro de Berlín tiene una envergadura increíble. Visitamos el templo luterano de Santa María (St. Marienkirche). Tiene una bóveda gótica gigantesca y, si bien deterioradas, unas pinturas murales realizadas tras la peste de 1484 en las que se representa la danza de la muerte. Hemos estado ahí para escuchar un concierto gratuito de 20 minutos que se organiza todos los lunes de música de órgano. Ana, nuestra profesora de órgano da el visto bueno tanto al instrumento como al intérprete, diciendo que son excelentes.
Después, hambrientos, comemos pizza y pasta en una "trampa turística". Paseamos por las amplias avenidas, en las que predomina el neoclasicismo; columnas corintias y templos con carteles con los nombres más ilustres de la historia alemana, como Humboldt o Albert Einstein. Nos metemos en la Catedral de Berlín. Por sus dimensiones monumentales (114 metros de largo y 116 de alto) se pensó como respuesta protestante a la basílica de San Pedro del Vaticano. Llegamos a la cúpula, tras subir 267 escalones (acabamos exhaustos), desde la que se pueden ver panorámicas increíbles.
Tras visitar la catedral, nos dirigimos hacia Bebelplatz, una famosa plaza donde se encuentran la Universidad Humboldt, la Catedral de Santa Eduvigis y la Ópera Estatal. En esta plaza se realizó la conocida Quema de Libros de 1933, donde se destruyeron miles de libros censurados durante el holocausto, de autores como Karl Marx o Sigmund Freud. En el centro de la plaza se observa, bajo una losa de cristal en el suelo, una gran estantería vacía, monumento en memoria de este trágico suceso.
El siguiente destino es Dussmann das KulturKaufhaus, una enorme librería que abarca todos los géneros, entre ellos la música. En la planta menos uno, abordamos la sección que nos interesa, un idioma que afortunadamente es universal, que es la música. Compramos partituras de obras clásicas y más souvenirs musicales: lápices, llaveros, marcapáginas, tazas... Durante una hora fantástica nos sumergimos entre las notas, escuchando grabaciones y descubriendo obras nuevas de nuestros autores favoritos. Ya de noche, salimos de la tienda y fuimos a la magnánima puerta de Brandeburgo, aunque no directamente, porque nos paramos en varias tiendas de souvenirs. Caminamos hacia el monumento del Holocausto judío y de camino a la estación de tren hacemos las compras para las comidas de mañana, que parece que será un día igual de intenso que hoy.
Ayuntamiento de Berlín
Fuente de Neptuno
Concierto de órgano en la iglesia de Sta María
Altar de la Catedral
El órgano de la Catedral de Berlín
Vistas a 267 escalones de altura
Vistas al río Spree
Salida de la catedral
La universidad, en la Bebelplatz
Tomás tocando en Dussmann
Puerta de Brandemburgo
Monumento al holocausto
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