Todo empezó una mañana aparentemente como otra cualquiera, pero con inquietud en el ambiente. ¡Era el gran concierto! 

A la hora de salir hacia la escuela, Niels seguía buscando sus zapatos de concierto hasta que, después de un largo rato, se dio cuenta de que Víctor se había equivocado al cogerlos, ya que tenía unos muy parecidos (que realmente no tienen nada que ver) y cogió los de Niels.

Llegamos a la escuela después de haber pasado por el supermercado para comprar dulces como postre de la comida que habíamos organizado con todos los músicos y profesores de allí. Una de las profesoras alemanas había preparado un potaje riquísimo (del que tenemos la receta), además de un pan casero y una mezcla exquisita de mantequilla, tomate y ajo para untarla en el pan.

 
La mañana se dividió en dos partes: empezamos con ensayos, cada uno se fue con sus respectivos profesores y continuamos con la comida Alemana (a las 12:30h) ya mencionada. Después de este breve descanso seguimos ensayando y perfeccionando nuestro repertorio para el concierto hasta las 14:30h, cuando nos fuimos hacia el ayuntamiento en autobús, y los estudiantes alemanes en bicicleta. 

Ya allí, fuimos probando la acústica y nos vestimos para la ocasión, siendo cada vez más conscientes de dónde íbamos a tocar y todo el trabajo que habíamos realizado tanto en España, como junto a nuestros profesores/as y compañeros/as de la escuela. Tras el maravilloso concierto, salimos satisfechos y agradecidos de la enriquecedora experiencia. (Dato extra: nos regalaron un chocolate al finalizar cada obra). 

Finalizado el concierto, nos dirigimos de nuevo al alojamiento, no sin antes despedirnos de nuestros compañeros/as con los cuales habíamos pasado una de nuestras mejores vivencias hasta el momento, y sin haber comprado aún la cena: puré de patatas y salchichas.

Después de un pequeño descanso en la residencia, Ana y Juanlu (con Nico cello como pinche) hicieron la cena, demostrando una gran implicación en los intereses comunes. Cuando estuvo lista, todos subimos para recibir nuestros platos, percatándonos de que había llegado Dora (nuestra coordinadora de Erasmus) con la cual habían hablado antes Ana y Juanlu, pero a la que ninguno de nosotros esperaba. Para cenar, los niños/as nos fuimos a la sala común mientras Ana y Juanlu se quedaron arriba en la cocina hablando con Dora. 

Ya entrada la noche, los profesores se acostaron y nosotros, nos quedamos hablando y jugando al "lobo" (un juego de mesa), hasta que poco a poco cada cual se fue yendo a su cuarto y todo se fue quedando cada vez más en silencio. Estábamos agotados.

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