madre Petra

        La Beata Petra de San José nace el 7 de diciembre de 1845, en el Valle de Abdalajís (Málaga). Fue bautizada con el nombre de Ana Josefa. La más pequeña de cinco hermanos. Sus padres la educaron en un ambiente familiar verdaderamente cristiano. Mujer de fuerte personalidad: inteligente, de agudo ingenio, segura de sí, tenaz, muy sensible al dolor ajeno, alegre, sencilla, de simpatía arrolladora. Cualidades que, luego, se verían dinamizadas y transformadas por el Espíritu de Dios, al que siempre se mantuvo abierta.                  Como cualquier joven de su edad se enamora pero rompe sus relaciones cuando Cristo se cruza en su vida. A partir de entonces no tuvo otro deseo que consagrarse totalmente a Él. Ante la negativa de su padre decide vivir su entrega al Señor en su mismo pueblo, dedicándose a la oración y al cuidado de los más necesitados, especialmente de los ancianos abandonados. En seguida se le unirá un grupo de jóvenes de su mismo pueblo. 

          Una vez muerto su padre, ingresa en la naciente Congregación de las Mercedarias de la Caridad, en 1878. Unos meses más tarde, convencida de que el Señor no la quiere allí, sale de las Mercedarias. Será el Obispo de Málaga, D. Manuel Gómez Salazar, quien más tarde le señalará un camino que ella jamás se había planteado: Fundadora de una nueva Familia Religiosa en la Iglesia, las Madres de Desamparados. La vida de Madre Petra se caracteriza por su amor apasionado a Cristo que la lleva a buscarlo, tanto en la soledad y el silencio como en el rostro de los ancianos y niños desamparados.

          Agotada por su entrega sin límites, murió a los 60 años, en Barcelona, el 16 de agosto de 1906.

         El 14 de junio de 1971 el Papa Pablo VI aprueba sus virtudes heroicas y la declara Venerable. Y, el 16 de octubre de 1994, fue beatificada en Roma por Su Santidad Juan Pablo II.

       Un rasgo propio de su carisma, que caracteriza fuertemente la vida de Madre Petra, es la ternura maternal. Su propia experiencia humana le ayudará también a valorar lo que significa el amor tierno, desinteresado y eficaz de una madre. Y, por vocación, se sentirá llamada a practicarlo con todos, especialmente con los desamparados que Dios pone en su camino. 

        Igualmente descubrirá que es voluntad de Dios que ese rasgo caracterice también a la Congregación fundada por ella, por lo que establecerá que sus religiosas se llamen Madres, para significar con este nombre que, atraídas por la caridad, han de ser para los desamparados, lo que las madres son para sus hijos, por el amor natural. La devoción a la Virgen María y a San José, es otro distintivo carismático de Madre Petra y de sus Hijas; los valores vividos por ellos como, trato continuo con Jesús, confianza ilimitada en Dios, disponibilidad, humildad, sencillez, alegría, fortaleza en la adversidad, son parte integrante del patrimonio humano y espiritual de la Congregación. 

         Las primeras Madres de Desamparados llegaron a Cheste en mayo del 1915, pues la generosidad de los chestanos y el interés de D. José González, su párroco, no se hizo esperar, y así D. Laureano Sánchez, notario del pueblo entonces, donó la casa de la C/ Chiva. Muchos vecinos se unieron a las religiosas que abrieron sus puertas para acoger a las primeras colegialas. Labor que desde entonces realiza la comunidad religiosa que aquí vive, con el deseo de formar hombres y mujeres que trabajen por construir un mundo mejor.



        Texto realizado por la Madre Mercedes Dominguez, directora del colegio San José de la Montaña de Cheste.

     Fotografía tomada en el colegio San José de la Montaña con las actuales Madres de los Desamparados de Cheste.



Autora imagen: Yolanda Marco Garrido



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