Refugiado bajo el techo de paja danés, amigos míos,
sigo vuestra lucha. Aquí les envío
como ya lo hice otras veces, mis versos, espantados
por las sangrientas visiones que llegan a través
del estrecho de mar y de la arboleda.
Usen con cautela lo que de ellos alcance a llegar
hasta ustedes.
Mis fuentes de consulta son libros amarillentos y frágiles informaciones.
Si volvemos a vernos
con mucho gusto aprenderé todo de nuevo.