Bertolt Brecht
Palabras de un obrero a un médico

¡Nosotros sabemos lo que nos enferma!

Cuando nos sentimos mal nos enteramos

que eres tú el que nos va a curar.


Durante diez años, nos dicen,

en hermosas escuelas

construidas con dinero del pueblo,

aprendiste a curar, y tu ciencia

te ha costado una fortuna.

Tienes que saber curar.


¿Sabes curar?

En tu consultorio

nos arrancan los harapos

y tú aplicas el oído a nuestros cuerpos desnudos.

Una mirada a los harapos te informaría mejor

sobre la causa de nuestra enfermedad. La misma causa

desgasta nuestros cuerpos y nuestras ropas.


Dices que el dolor en el hombro

proviene de la humedad, de la que

también proviene la mancha que hay en la pared de nuestra casa.

Dinos entonces:

¿de dónde proviene la humedad?


Exceso de trabajo y falta de comida

nos hacen flacos y débiles.

Tu receta dice:

“Tiene que aumentar de peso.”

Es como decirle al junco

que no debe mojarse


¿Cuánto tiempo nos dedicas?

Es evidente: la alfombra de tu casa

cuesta tanto como cinco mil consultas.


Probablemente dirás que eres inocente.

La mancha de humedad en la pared de nuestra casa

dice lo mismo.