On the multifaceted nature of compulsive drug-seeking habits in addiction: insights from preclinical research.
On the multifaceted nature of compulsive drug-seeking habits in addiction: insights from preclinical research.
Fecha: 5 de noviembre de 2025. 10:30-12:00
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Visualización de la charla por CanalUNED
David Belin es catedrático (Full Professor) de Neurociencia del Comportamiento en el Departamento de Fisiología, Desarrollo y Neurociencia de la Universidad de Cambridge, profesor adjunto en Mount Sinai y Director de Estudios de Ciencias Naturales en Homerton College. David nació en Blois (Francia) en 1979, hijo de Marie-Thérèse y Jean-Luc Belin. A los diez años se trasladó a Burdeos, donde cursó estudios en el instituto Alain Fournier y el liceo François Magendie antes de ingresar en la Universidad de Burdeos, donde estudió Biología Celular y Molecular y Fisiología.
David, que creció en una familia gravemente afectada por la enfermedad y con muy bajos ingresos, fue el primero de su familia en acceder a la educación secundaria.
Se doctoró en 2005 en Neurociencia y Neurofarmacología por la Universidad de Burdeos. Durante su doctorado, desarrolló el primer modelo preclínico de adicción a la cocaína basado en la operacionalización de múltiples criterios clínicos de la patología tal como se definen en humanos. En enero de 2006, David se incorporó al laboratorio del profesor Barry Everitt en el Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Cambridge. Junto a su mentor, investigó los mecanismos corticoestriatales de los hábitos de búsqueda de cocaína y las relaciones entre impulsividad y autoadministración compulsiva de cocaína, lo que supuso un avance decisivo en la comprensión de los mecanismos neurológicos y psicológicos que sustentan la vulnerabilidad individual a la adicción a la cocaína.
En 2009, David obtuvo plaza fija en el INSERM (Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia, equivalente al NIH estadounidense o al CSIC en España) y estableció su propio grupo en Poitiers (Francia), centrado en los mecanismos psicológicos, neuronales y celulares de la vulnerabilidad individual para desarrollar trastornos compulsivos y en su modulación por el entorno. En esa etapa, el grupo de David contribuyó a identificar la corteza insular como un centro neural de control de las conductas impulsivas y compulsivas.
Poco después, se hizo evidente que Cambridge era el lugar donde deseaba desarrollar su investigación, por lo que regresó en octubre de 2013, siendo nombrado profesor titular en el Departamento de Farmacología.
En octubre de 2016, David fue nombrado Lecturer de Neurociencia en el Departamento de Psicología, donde estableció su laboratorio, el CLIC (Cambridge Laboratory for research into Impulsive & Compulsive disorders). En octubre de 2020 fue promovido a Reader (figura equivalente a profesor titular) en Neurociencia del Comportamiento, y en octubre de 2023 alcanzó el rango de catedrático (full professor) en Neurociencia del Comportamiento.
Desde el inicio de su carrera independiente en 2009, la investigación de David ha recibido financiación ininterrumpida (por un total superior a 7 millones de libras esterlinas). Ha publicado alrededor de 100 artículos científicos, que han acumulado unas 11.200 citas.
David ha recibido el Premio Mémain-Pelletier de la Academia Francesa de Ciencias y el Premio al Joven Investigador de la European Behavioural Pharmacology Society. Es profesor adjunto en Mount Sinai (Nueva York, EE. UU.) y en la Facultad de Medicina de la Universidad de Ningbo (China), antiguo miembro de la FENS/Kavli Network of Excellence, ex becario internacional de la Academia China de Ciencias y antiguo investigador visitante en el NIDA (National Institute on Drug Abuse). Actualmente es tesorero electo de la IBRO (International Brain Research Organization).
En las sociedades modernas, casi todos los adultos han consumido alguna vez en su vida una droga adictiva, ya sea alcohol, nicotina, marihuana o incluso cocaína o heroína. Más de 92 millones de europeos han probado alguna droga ilícita. Todas las personas que han consumido drogas de forma recreativa han asumido, sin darse cuenta, un riesgo importante, ya que entre un 15% y un 80% de quienes las utilizan recreativamente acaban desarrollando el consumo persistente y compulsivo de drogas, así como la conducta de búsqueda de la droga que caracteriza la adicción o el trastorno por consumo de sustancias (TCS). Las personas que padecen un TCS generan una importante carga social y económica para la sociedad, estimada en más de 36.000 millones de libras anuales en el Reino Unido, y, cada año, el TCS se cobra la vida de varios millones de personas en todo el mundo. A pesar de todo ello, las estrategias terapéuticas disponibles son limitadas. Esto puede deberse a que, aunque hemos adquirido un buen conocimiento de los mecanismos neuronales, celulares y moleculares mediante los cuales las drogas adictivas ejercen sus propiedades reforzantes, tenemos un conocimiento limitado de aquellos que subyacen a la transición desde una búsqueda de droga dirigida a un objetivo y controlada, hacia hábitos compulsivos de búsqueda de droga. De hecho, las personas con TCS no solo han perdido el control sobre el consumo, sino que además persisten de forma aberrante en la conducta de búsqueda de la droga a pesar de las consecuencias negativas pasadas, presentes y futuras.
Recientemente, los modelos preclínicos en rata del comportamiento humano de búsqueda de drogas —en concreto, aquel comportamiento que está controlado por las propiedades reforzantes condicionadas de las claves asociadas a la droga (tal y como se evalúa utilizando programas de refuerzo de segundo orden con drogas autoadministradas por vía intravenosa) han arrojado luz sobre las bases psicológicas y neuronales de los hábitos de incentivo aberrantes que subyacen a estas conductas y su contribución a la persistencia de la búsqueda de la droga (pese a las consecuencias negativas pasadas, presentes y futuras de la misma). Todo ello contribuye además a caracterizar las distintas facetas de la compulsión. A nivel de sistemas neuronales, estos hábitos compulsivos de incentivo se caracterizan por una disminución de la convergencia funcional dentro de las redes corticoestriatales, medida a través del grado de correlación de los niveles de ARNm del marcador de plasticidad celular zif268 entre diferentes regiones cerebrales. Los estudios longitudinales en grandes cohortes de ratas han demostrado además que esta firma neuronal, similar a la observada desde hace tiempo en humanos con TCS, refleja en parte neuroendofenotipos preexistentes de vulnerabilidad. Junto con la evidencia causal de que los hábitos compulsivos de búsqueda de drogas mediados por incentivos dependen de una interacción única entre mecanismos dopaminérgicos dependientes del cuerpo estriado dorsolateral y mecanismos adenosinérgicos dependientes del núcleo accumbens, estos datos ofrecen una primera visión de las bases psicológicas, neuronales, celulares y moleculares de la búsqueda compulsiva de drogas.
Las implicaciones para nuestra comprensión del TCS y el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas se discutirán en el contexto de un nuevo marco que aborda la naturaleza multifacética de la compulsión.
Salón de Actos
Facultad de Psicología. UNED.