Nietzsche culmina la sucesión de críticas a la metafísica que se han dado a lo largo de la historia del pensamiento occidental de forma paralela al desarrollo de la filosofía como metafísica y a la cual hemos llamado "paradoja de Occidente", pues me ha resultado curioso constatar que la cultura occidental se ha estado constantemente criticando a sí misma y en especial a una de sus características y constituyentes más fundamentales como es la metafísica, que es un rasgo original e irrepetible de la misma.
Al igual que la historia de la metafísica sigue un hilo conductor desde el pensamiento presocrático a la Revolución científica moderna, en la que la ciencia positiva suplanta definitivamente a la metafísica, una vez que ya ha hecho posible el sueño presocrático de matematizar la realidad física y expresar sus arcanos y relaciones en fórmulas matemáticas, que dan cuenta de la armonía cósmica y natural y de sus leyes implícitas; de forma paralela, desde la antigüedad existe un hilo secundario que nos muestra el desarrollo del pensamiento antimetafísico, que culmina en la postmetafísica de Nietzsche y que ha venido criticando y cuestionando a la metafísica desde dentro de la tradición filosófica: la sofística, Guillermo de Ockham, el empirismo radical de David Hume, el giro gnoseológico de Immanuel Kant y muchos más.
En las unidades 10 y 11 hemos mostrado simplemente dos exponentes de estos dos hilos, que además se complementan de forma opuesta, de manera que el orden que Platón describe es el mismo que el Nietzsche critica y deconstruye, considerándolo una enfermedad de la cultura occidental.
¿Conseguirá Nietzsche finalmente traer la salud a Occidente y sanarla del mal de la metafísica situándola en la pura inmanencia y devastando todo aquello que la ligaba al misterio y a lo sagrado, excepto el arte, o constatará su disolución y caducidad por la pérdida de este vínculo especial con lo trascendente que caracteriza de forma específica a toda cultura?