“Platón resuelve el problema presocrático del cambio con una visión unitaria y coherente. Su pensamiento, influenciado por la crisis política en Atenas y la muerte de Sócrates, vincula la armonía individual y social con la armonía cósmica. Destaca la educación como clave para el gobierno del alma y de la ciudad”.
En Platón sigue estando aún vigente el problema fundamental de la filosofía presocrática: el problema del cambio de los seres naturales al que esta no ha logrado dar una respuesta satisfactoria, unitaria y coherente, que es en cierto sentido lo que Platón consigue (vimos algunas respuestas a esta pregunta desde el pensamiento presocrático, así como sus virtudes y sus carencias).
A este problema se suman otros que emergen de su contexto vital inmediato (agitación social e inestabilidad política en Atenas y la condena a muerte de su maestro Sócrates) y del inmediatamente anterior: la armonía individual y social, ligada en Platón a la armonía cósmica.
Estos problemas hacen referencia al interés en aspectos éticos y antropológicos que se acentúan en Sócrates (el cuidado del alma) y que en Platón se manifiestan en la importancia que le atribuye a la educación para buen gobierno del alma y de la ciudad (Analogía coaching).
Las principales influencias de Platón fueron las siguientes:
1.Heráclito: como conocedor de las doctrinas de Heráclito a través de Crátilo considera irresoluble remitir el conocimiento y la esencia de la realidad a un continuo fluir, no obstante, este fluir, es el resultado de una dialéctica de opuestos basada en el concepto de armonía cósmica (razón, medida), característica que Heráclito comparte con la filosofía pitagórica. Más allá de la tensión o contradicción de los opuestos está la armonía, tanto del cosmos como del alma, como síntesis dialéctica y unidad trascendente. Platón toma de Heráclito el método dialéctico, que conjuga con la definición socrática, para poder aplicarlo al conocimiento de una realidad esencial o inmutable de carácter trascendente, más allá del devenir del mundo sensible.
2.Parménides: Al hacer esto, Platón está explícitamente considerando la existencia de dos mundos o realidades de distinto carácter ontológico a la manera parmenídea, en las que imperan formas de conocer y ser distintas y en cuyo centro se hallan las formas o realidades matemáticas, pero cuyo límite trascendente son la Unidad y la Díada. De hecho, en cierto sentido, el mito del auriga (Fedro) remite a un viaje tanto interior como trascendente al estilo del narrado por Parménides en el que se repiten los motivos y la simbología del viaje, del carro y de los corceles o yeguas, presentes también en la mitología homérica (referencias al dios Apolo, Helios, etc.).
3.Pitagorismo: Platón encuentra en la mística órfica y en su teoría de la reencarnación y de la purificación del alma, así como en la ascética intelectualista pitagórica y su explicación matemática de la realidad, tanto sensible como trascendente, a partir de dos principios antagónicos, las bases teóricas necesarias para desarrollar ontológica y gnoseológicamente el concepto de definición socrática (universal/forma/idea) y su intelectualismo moral y darle a la dialéctica heraclítea y a la mayéutica socrática un fundamentarlo metafísico (idea/arquetipo). Toda la realidad, desde el microcosmos del alma humana al movimiento de los cuerpos celestes está fundamentada desde la cosmovisión platónica en el concepto de justicia como armonía o proporción (recuérdese el concepto de justicia -diké- como armonía, equilibrio, proporción en Anaximandro/Heráclito/pitagóricos comentado en clase) y fundamentada en el concepto metafísico de forma arquetípica.
4.Sócrates: de su maestro, Platón recibe influencia en lo que respecta al interés por cuestiones éticas y antropológicas y su relación con el conocimiento, pues lo que diferencia a Sócrates de la sofística es que la definición objetiva está ligada indisolublemente a cuestiones éticas, de forma que en Sócrates a través del intelectualismo moral se vinculan causalmente bien y verdad. Esta verdad para Sócrates no está situada en un más allá, sino que se encuentra dentro del alma humana y puede manifestarse a través del método mayéutico-dialéctico que la hace fluir y la pone en relación con el otro para superarse dialécticamente en la temporalidad y el devenir mismo del discurrir discursivo. De ahí que el diálogo sea ese sustrato concreto, frugal, cotidiano del que se parte para ser trascendido dialécticamente en el discurso mismo y que en Sócrates está ubicado espaciotemporalmente y encarnado en la realidad discursiva, lo que no sucede en Platón.
“Platón transforma el diálogo en un método filosófico y literario para investigar verdades objetivas, elevándolas a una realidad metafísica que da sentido al mundo en constante cambio. Su obra busca conducir al conocimiento del bien y la verdad, integrando lo metafísico con lo político y social. Aunque basado en el discurso socrático, introduce licencias teóricas y literarias, construyendo un sistema cerrado que influye en la interpretación de la realidad”.
Platón sigue manteniendo la visión intelectualista de su maestro pero eleva el diálogo a método de investigación y forma de expresión de estas verdades objetivas, que en el caso de Platón son elevadas a una realidad metafísica que acaba por fundamentar el mundo de la phýsis en continuo devenir, aunque su conocimiento pueda y deba partir de un procedimiento dialéctico anclado en la inmanencia.
El diálogo es, por tanto, método, forma de expresión y medio de expresión. Al convertirse en género literario o en medio de expresión específicamente filosófico, ya no está sujeto al momento presente ni al devenir, aunque lo reproduzca formalmente, su finalidad es conducirnos al conocimiento de esas esencias últimas o, al menos, convencernos de que sólo a partir de ellas podemos descifrar la realidad cambiante que nos rodea, porque de ellas emerge y debemos, en última instancia, alcanzar como impelidos por la belleza o el Eros de la filosofía misma que nos impulsa al conocimiento del bien y de la verdad, el conocimiento de estas verdades o realidades absolutas (Recuérdese fragmento seleccionado y comentado de Banquete). Ese conocimiento Platón lo ha alcanzado, posiblemente de forma progresiva, pero le ha dado unidad en tanto que conocimiento de un orden de realidad metafísico, físico o sensible, real, pero también, en última instancia -y esto es lo más importante- político, social, realizable. Ese fue el empeño de su vida.
Pese a que filosófica, literaria y metodológicamente se parta, a la manera socrática, de un discurso, en este ya se introducen licencias literarias, metodológicas y teóricas. Pese a estar en cierto sentido abierto al lector, instancia que lo excede espaciotemporalmente, el diálogo está construido previamente por el autor, como una unidad que puede dar respuesta a preguntas y problemas típicamente filosóficos no resueltos ante los que se han contemplado todas las opciones de respuesta posibles desde una visión unitaria, cerrada y particular de la realidad, que se ha ido construyendo progresivamente y que ha influido enormemente en nuestra forma de interpretar el mundo y darle sentido.