🌻🌷🌻🌷Buenos días.😊 que el Señor Todopoderoso derrame de su santo espíritu sobre nuestras vidas para que sigamos sus caminos y alcancemos la corona de la vida eterna bendecido día🌾⋰ ⋱💗⋰⋱🍀⋰ ⋱💗⋰ 🍀⋰ ⋱💗⋰ ⋱🍀⋰⋱💗⋰ ⋱🌾Dios Todopoderoso dice: ¿*Cómo puede mantener la gente una relación con Dios? ¿Y en qué debe ampararse para ello? En suplicar a Dios, en orar a Dios y en comunicarse con Dios en su interior. Con una relación así, la gente vive constantemente ante Dios y está muy tranquila. Algunos se pasan el tiempo realizando acciones externas, ocupados en tareas externas. Tras uno o dos días sin vida espiritual, no notan nada; transcurridos tres o cinco días, o uno o dos meses, siguen sin notar nada; no han orado, suplicado ni tenido comunión espiritual. Suplicas cuando te ocurre algo y le pides a Dios que te ayude, te guíe, te provea, te dé esclarecimiento y te permita entender Su voluntad y saber qué hacer con arreglo a la verdad. El alcance de la oración es más amplio: a veces hablas en tu interior para contarle a Dios tus dificultades o tu negatividad y debilidad; y también oras a Dios cuando eres rebelde, o le hablas de las cosas que te suceden cada día, las tengas claras o no. Esto es orar. El alcance de la oración es, básicamente, hablar y abrirse a Dios. Algunas veces se hace con un horario regular, y otras no; puedes orar cuando y donde quieras. La comunión espiritual no es excesivamente formal. Unas veces la haces porque tienes un problema; otras, no. A veces contiene palabras; otras veces, no. Cuando tienes un problema, lo hablas con Dios y oras; cuando no tienes ningún problema, piensas en cómo Dios ama a la gente, en cómo se preocupa por ella y en cómo la reprende. Puedes tener comunión con Dios en cualquier momento o lugar. Esto es la comunión espiritual. En ocasiones, cuando estás por ahí y recuerdas algo que te molesta, no tienes que arrodillarte ni cerrar los ojos. Solo tienes que decirle a Dios dentro de ti: “Oh, Dios mío, te ruego que me guíes en esto. Soy débil, no puedo con ello”. Tu corazón se conmueve; no dices más que unas sencillas palabras y Dios ya sabe. A veces, es posible que extrañes tu hogar y digas: “¡Oh, Dios mío! Extraño mucho mi hogar...”. No dices a quién extrañas en concreto. Simplemente estás triste y le hablas de ello a Dios. Los problemas solamente pueden solucionarse cuando oras a Dios para decirle lo que sientes. ¿Es posible resolver los problemas hablando con otras personas? Está bien si encuentras a alguien que comprenda la verdad, pero, si no —si te encuentras con alguien negativo y débil—, podrías influirle. Si le hablas a Dios, Él te consolará y conmoverá. Si eres capaz de leer las palabras de Dios tranquilamente ante Él, podrás comprender la verdad y solucionar el problema. En las palabras de Dios hallarás un camino que te permitirá dejar atrás este pequeño obstáculo. No tropezarás con el obstáculo, que no te frenará ni repercutirá en tu cumplimiento del deber. Hay momentos en que, de pronto, te sientes algo triste o inquieto en tu interior. En esas ocasiones, no dudes en orar a Dios. Tal vez no le supliques, no desees que haga nada ni que te dé esclarecimiento; tan solo le hablas y te abres a Él en cualquier momento, estés donde estés. ¿Qué debes sentir en todo momento? “Dios siempre está conmigo, nunca me ha abandonado y puedo sentirlo. Allá donde esté o haga lo que haga —esté descansando, en una reunión o cumpliendo con el deber—, dentro de mí sé que Dios me lleva de la mano, que nunca me ha abandonado”. De vez en cuando, al recordar cómo has pasado cada día de los últimos años, notas que has crecido en estatura, que Dios te ha guiado, que el amor de Dios te ha protegido todo el tiempo. Mientras piensas en estas cosas, oras en tu interior para dar gracias a Dios: “¡Oh, Dios mío! ¡Gracias! Soy muy débil y frágil, hondamente corrupto. Si no me hubieras guiado de este modo, no habría llegado hasta aquí por mí mismo”. ¿Esto no es comunión espiritual? Si la gente es a menudo capaz de tener comunión de esta manera, ¿no tendrá mucho que decirle a Dios? No pasaría muchos días sin decirle algo a Dios. Cuando no tienes nada que decirle a Dios, Él está ausente de tu corazón. Si Dios está en tu corazón y tienes fe en Él, podrás contarle todo lo que sientas, incluidas esas cosas de las que les hablarías a tus confidentes. De hecho, Dios es tu máximo confidente. Si consideras a Dios tu máximo confidente, el familiar en quien más te apoyas, en el que más confías, del que más te fías, al que más te abres, el más cercano, entonces será imposible que no tengas nada que decirle a Dios. Si siempre tienes algo que decirle a Dios, ¿no vivirás constantemente ante Él? Si eres capaz de vivir constantemente ante Dios, en todo momento notarás cómo Él te guía, cómo te cuida y protege, cómo te brinda paz y gozo, cómo te bendice, cómo te da esclarecimiento y cómo te reprende, disciplina, corrige, juzga y castiga; todo esto te resultará obvio y evidente dentro de ti.