Matar un ruiseñor

Harper Lee

Matar un ruiseñor, novela escrita por la estadounidense Harper Lee, se publicó en el año 1960. El año siguiente recibió uno de los más prestigiosos premios literarios de los EEUU, el premio Pulitzer. En 1962 se estrenó la película basada en la novela y por la que su protagonista masculino, Gregory Peck, sería recordado siempre. Pocas veces en la historia de la literatura se produce una conjunción tal de talentos entre quien escribe una novela, quien la lleva a la pantalla y quien protagoniza la película. El resultado, uno de los clásicos indicutibles de la historia del cine. 

¿Quién fue Harper Lee? Nacida en EEUU en 1926, en el sureño estado de Alabama, y fallecida en 2016, vivió un éxito impresionante tras la publicación de su primera y única novela, Matar un ruiseñor. Desde entonces, vivió apartada y sin conceder entrevistas. Aunque un año antes de su muerte, en 2015, se publicó una pretendida novela suya, anterior en su redacción a Matar un ruiseñor, hay dudas razonables acerca de su verdadera autoría. 

El tiempo del relato

Estamos en Alabama, EEUU, en los años 30 del siglo XX, que corresponden a la infancia de la autora y protagonista. Son los años de la Gran Depresión. Años también, de segregación racial.

En cuanto al tiempo interno de la narración, vosotros mismos tendréis que determinar cuántos meses o años abarca. Prestad atención, porque el paso de las estaciones nos va dando cuenta del tiempo transcurrido. 

Cuestiones para el coloquio

1. Comencemos por el final, no vaya a ser que se nos haya escapado algo.

2. Hablemos ahora del juicio a Tim Robbins, clímax narrativo de la película.

3. Atticus lo sabía. Sabía que era un juicio en el que tenía todas las de perder. Y, sin embargo, aceptó la defensa. Comentad la escena en que le explica a Scout el porqué de esta decisión.


4. Atticus Finch rompe también con los modelos de masculinidad de la época, y lejos de ser un hombre al que le guste hacer valer la fuerza, es partidario siempre del diálogo y la compasión. Estos rasgos se manifiestan también en su condición de padre. ¿Qué os ha parecido la relación de Atticus con Jem y Scout? ¿Qué momentos de la película os han parecido especialmente tiernos o conmovedores?

5. Centremos nuestra atención en Calpurnia, un personaje con menos presencia en la película que en la novela, pero que refleja muy bien la situación de la comunidad negra con respecto a la comunidad blanca. ¿Cuál es su papel en el seno de la familia de Scout?

6. Decíamos que Atticus rompe con los esterotipos masculinos de la época, y quizá podamos añadir que también lo hace Scout. ¿Qué rasgos de su carácter, manera de vestir, actitudes, reacciones, etc. la apartan de lo que se entendía que debía ser "el comportamiento femenino"? ¡Pensad que estamos en los años 30 del siglo pasado!

7. La novela es también una novela sobre la infancia: sobre los juegos, los miedos y los anhelos; sobre la mirada infantil hacia los adultos, hacia el entorno. Recordad entre todos las escenas que más os hayan gustado.

8. ¿Cómo se nos presenta la comunidad de Maycomb? ¿Cómo describiríais el pueblo y sus gentes? ¿Hay algo que os gustaría destacar y que aún no haya sido dicho?

9. No podemos cerrar este análisis de la película sin referirnos al personaje de Titín, Dill en la novela, y trasunto al parecer del también escritor Truman Capote, amigo de infancia de la autora. Quizá no haya otra imagen en la película tan reveladora como esta del contrapunto que Dill supone para sus dos protagonistas: Jem y Scout, siempre bajo el abrazo protector de Atticus; Dill, y el padre ausente. Comentad los momentos en que se hace referencia a este hecho, a la ausencia del padre.

10. Volvamos sobre una de las cuestiones que dejábamos abierta en la presentación. ¿Cuánto tiempo ha transcurrido entre el comienzo del relato y su desenlace? Os transcribimos las líneas con que se abre la novela, donde la autora se pregunta hasta dónde tiene que retrotraerse para dar cuenta del episodio en que se quiere centrar.

Cuando se acercaba a los trece años, mi hermano Jem sufrió una peligrosa fractura el brazo, a la altura del codo. Cuando sanó, y sus temores de que jamás podría volver a jugar al fútbol se mitigaron, raras veces se acordaba de aquel percance. El brazo izquierdo le quedó algo más corto que el derecho; si estaba de pie o andaba, el dorso de la mano formaba ángulo recto con el cuerpo, el pulgar rozaba el muslo. A Jem no podía preocuparle menos, con tal de que pudiera pasar y chutar.

Cuando hubieron transcurrido años suficientes para examinarlos con mirada retrospectiva, a veces discutíamos los acontecimientos que condujeron a aquel accidente. Yo sostengo que Ewell fue la causa primera de todo ello, pero Jem, que tenía cuatro años más que yo, decía que aquello empezó mucho antes. Afirmaba que empezó el verano que Dill vino a vernos, cuando nos hizo concebir por primera vez la idea de hacer salir a Boo Radley.

Yo replicaba que puestos a mirar las cosas con tanta perspectiva, todo empezó en realidad con Andrew Jackson. Si el general Jackson no hubiera perseguido a los indios creek valle arriba, Simon Finch nunca hubiera llegado a Alabama. ¿Dónde estaríamos nosotros entonces? 

Como no teníamos ya edad para terminar la discusión a puñetazos, decidimos consultar a Atticus. Nuestro padre dijo que ambos teníamos razón.


Matar un ruiseñor. Ed. Bruguera. Traducción de Baldomero Porta. 

11. Por acabar como empezamos, con el título, recordad las palabras del sheriff al final de la película, cuando alude al daño que a Boo Radley puede reportarle ser sobreexpuesto públicamente, aunque sea para recibir felicitaciones y agradecimientos. Hay quienes sostienen que esto pudo ser lo que le ocurrió a la propia autora que, abrumada por el desbordante éxito de su novela, vivió desde entonces recluida y sin volver a coger la pluma. ¿Qué pensáis?

Para seguir leyendo

La figura del padre ha tenido una presencia indicutible en la literatura: del padre afectuoso al padre despótico, del padre invasivo al padre ausente. Padres que se evocan con nostalgia (porque están lejos, porque ya murieron) y padres a los que se quisiera perder de vista. Probablemente hay tantas relaciones paternofiliales como personas hay en el mundo. Hoy en día, a los cambios en las maneras de entender la masculinidad y la paternidad se suman nuevas estructuras familiares (o quizá no tan nuevas): familias monomarentales, familias con dos madres, familias con dos padres... Todo ello no tardará en dejar huella también en la literatura. Por el momento, y en la estela de Matar un ruiseñor, os sugerimos un puñado de obras en las que la figura del padre tiene una importancia capital y cuya lectura bien merece la pena.

Carta al padre (1919), del escritor checo Franz Kafka, es una de las más célebres cartas de la literatura universal. Estas son sus primeras líneas:

Queridísimo padre:

Hace poco me preguntaste por qué digo que te tengo miedo. Como de costumbre, no supe darte una respuesta, en parte precisamente por el miedo que te tengo, en parte porque para explicar los motivos de ese miedo necesito muchos pormenores que no puedo tener medianamente presentes cuando hablo. Y si intento aquí responderte por escrito, solo será de un modo muy imperfecto, porque el miedo y sus secuelas me disminuyen frente a ti, incluso escribiendo, y porque la amplitud de la materia supera mi memoria y mi capacidad de raciocinio. (Carta al padre, Kafka)



La historia de mi hijo, de la sudafricana Nadine Gordimer -Premio Nobel de Literatura 1991-, nos zambulle en la Sudáfrica del apartheid y de la lucha de los negros por el fin de la segregación racial. El joven Will descubre en sus primeras páginas que su padre ama a otra mujer y su implicación en la lucha política. A lo largo de la novela vamos conociendo a Sonny, a su esposa Alia, a la joven europea Hannah Plowman y al propio Will desde la óptica de narradores diversos y sin que ninguno quede empequeñecido. Una novela excepcional.

En esta página podéis leer algunos fragmentos que quizá os ayuden a abrir boca.


El olvido que seremos (2006), del colombiano Héctor Abad Faciolince, es un conmovedor homenaje a la figura del padre. El 25 de agosto de 1987 dos sicarios asesinaron a Héctor Abad, padre del autor. Médico de profesión, comprometido con los más pobres en un país devastado por la pobreza, resultaba incómodo para el poder político. Había sido una y mil veces amenzado. Pero no calló. Lo callaron a tiros. En el bolsillo llevaba un poema de Borges, quizás apócrifo, cuyo primer verso dice así: "“Ya somos el olvido que seremos”.

En este enlace tenéis algunos fragmentos de la novela, cuya lectura íntegra os recomendamos vivísimamente.

Sostiene Pereira (1994), del italiano Antonio Tabucchi, es un excelente contrapunto a Matar un ruiseñor. Novela también en torno al compromiso moral y la implicación en la vida política, ambientada en Portugal durante la dictadura de Salazar (contemporánea de la franquista), está protagonizada por un hombre sin hijos y un joven de cuya familia nada sabemos. Podríamos hablar por tanto de una suerte de paternidad simbólica en que los papeles se invierten y es el hijo el que "educa" al padre. 

Transcribimos la sinopsis argumental que aparece en la contracubierta del libro: "1938. La opresiva dictadura de Salazar, el furor de la guerra civil española llamando a la puerta, al fondo el fascismo italiano. En esta Europa recorrida por el virulento fantasma de los totalitarismos, Pereira, un periodista dedicado durante toda su vida a la sección de sucesos, recibe el encargo de dirigir la página cultural de un mediocre periódico, el Lisboa. Pereira tiene un sentido un tanto fúnebre de la cultura: prefiere la literatura del pasado, dedicarse a la elegía de los escritores desaparecidos, preparar necrológicas anticipadas. Necesitado de un colaborador, entra en contacto con un joven, Monteiro Rossi, quien a pesar de haber escrito su tesis acerca de la muerte está inequívocamente comprometido con la vida. Y la intensa relación que se establece entre el viejo periodista, Monteiro Rossi y su novia Marta, cristalizará en una crisis personal, una maduración interior y una dolorosa toma de conciencia que transformará profundamente la vida de Pereira". (Fuente)