Iniciamos un nuevo mes temático en el CCULE con esos dramas que hemos disfrutado desde las primeras películas jamás hechas, en este caso adentrándonos en el drama psicológico con una historia que nos distorsionará la realidad, dificultando el discernir qué es real y qué está sucediendo en la mente de la protagonista de este Cisne Negro (2010) de Darren Aronofsky.
Nina es una bailarina a la que le conceden el papel protagonista en una nueva interpretación del clásico ballet El Lago de los Cisnes de Chaikovski, pero su obsesión por alcanzar la perfección absoluta en su baile le llevará a cuestionarse todo y a todos los que le rodean, desde su propia madre al obsesivo director de la obra y una nueva bailarina que amenaza con arrebatarle este papel que tanto ansía interpretar.
Aronofsky ya nos tiene acostumbrados a hacernos sufrir a través del trauma de sus personajes (desde esa excelente Requiem por un sueño a la más reciente La Ballena), llevándolos al extremo del sufrimiento físico y psicológico, agobiándonos con sus cortes continuos, sus cámaras inquietas que no se detienen en ningún momento en cuanto sus protagonistas empiezan a caer en esta especie de locura y, en este caso, introduciendo un elemento fantástico (rozando los límites del body horror) que hace de esta obsesión la nueva realidad de Nina.
Además, esta es una pura película de personaje, centrándose en todo momento en la historia de Nina, mostrándonos su mundo a través de sus ojos, hasta el punto de convertirse en una narradora tan subjetiva que no sabemos si podemos creernos nada de lo que nos muestra. Esto viene acompañado de una soberbia actuación de una más que perfecta Natalie Portman, quien, como la propia Nina, lo entrega todo en su interpretación, tanto física como emocionalmente, mostrándonos los límites a los que la actuación puede aspirar.
De este modo, nos enfrentamos a una película dura de ver por el estrés que nos provoca, pero también imposible de dejar de mirar por su forma de encandilarnos con todos los elementos de los que dispone, haciendo del sufrimiento y el trauma psicológico sus mejores herramientas para generar una historia tan maravillosa e incómoda al mismo tiempo.
- por David Castedo Flórez
La Opinión de los Miembros
Nota Media: 4,4/5
"Si hay un ejemplo del sufrimiento que esconde la belleza, es el ballet. Esta película utiliza todos los elementos narrativos de los que dispone en el plano real y añade otros fantásticos para retratar esta idea, cómo buscar la perfección hacia fuera destroza el interior"
- Ana Martínez Labra
"Aronofsky, a través de la ansiedad típica de sus películas, nos presenta la dureza del ballet profesional. El bucle autodestructivo de una mujer como Nina por buscar una perfección inexistente se nos presenta desde una severidad extrema de pérdida de control"
- David Díez García