Competencia cultural y artística.

El alumnado de este ciclo en su interacción con el mundo, observa, explora de forma activa y se implica de forma paulatina, primero en el medio social más cercano y después en entornos más lejanos, que le van facilitando el conocimiento y la valoración de diversas manifestaciones culturales y artísticas: fiestas y costumbres, así como la diversidad de etnias y culturas de las personas que le rodean.

El acercamiento a las producciones plásticas y musicales, la manipulación de materiales, texturas, objetos, instrumentos motivará a las niñas y niños a realizar sus primeras manifestaciones artísticas de forma libre y a desarrollar su creatividad.

La ampliación de sensaciones placenteras, donde intervengan la música y el movimiento, así como la utilización de diversos materiales y técnicas plásticas, permitirán desarrollar su competencia cultural y artística.

Al terminar el ciclo será competente para tocar e investigar objetos, buscar objetos dentro y fuera de su campo visual, nombrar objetos de una ilustración, usar el pulgar y el índice como pinza, dibujar líneas verticales y horizontales, hacer bolas de arcilla y plastilina, nombrar objetos que hacen sonidos, prestar atención durante un periodo de cinco a diez minutos a música o cuentos, realizar composiciones libres con diferentes materiales.

COMPETENCIA EMOCIONAL

Las emociones evolucionan a lo largo del desarrollo tanto en su complejidad como en el modo de expresarlas.

Las primeras emociones están más ligadas a la satisfacción de las necesidades básicas y a las emociones relacionadas con el desarrollo del yo. En este periodo tiene lugar la crisis de oposición, por lo que se pueden mostrar obstinados con las personas adultas que le rodean como forma de afirmación creciente de su incipiente yo.

Igualmente la comprensión de las emociones de los demás va evolucionando. Desde el contagio emocional a la comprensión y expresión de sentimientos propios (amor, enfado, tristeza, alegría).

Los conflictos entre iguales son habituales durante este ciclo, y están asociados a su egocentrismo y las limitaciones cognitivas propias del inicio del estadio evolutivo, por lo que presentan una incapacidad para entender el punto de vista de la otra persona.

La niña y el niño de cero a tres años desarrollan los sentimientos de pertenencia y seguridad, que son la base de la autoestima y de la práctica de valores y de actitudes.

Por tanto la competencia emocional en su relación con los iguales, se estructura a partir de las iniciales vivencias grupales que van asociadas a la creación de los primeros vínculos afectivos en la escuela infantil.

El niño y la niña del primer ciclo es competente para recibir y manifestar muestras de afecto hacia sus iguales y hacia las personas adultas más significativas para él.

Autonomía e iniciativa personal

La imagen que niños y niñas construyen de sí mismos depende, en gran medida, de la interiorización de la que muestren quienes les rodean, de la confianza que en ellos depositan y de la seguridad que les proporcionan. La forma en la que las personas que le rodean recogen sus iniciativas facilitará u obstaculizará su desarrollo.

Al terminar el ciclo, la niña y el niño serán competentes para conocer y diferenciar algunos rasgos propios y de los demás compañeros y personas adultas; adquirir un control progresivo de su cuerpo; ampliar el conocimiento de sus posibilidades perceptivas y de acción, expresión y movimiento, así como de sus limitaciones para identificar sensaciones, disfrutar de ellas y expresar necesidades; progresar en la adquisición de hábitos de salud, higiene, vestido, nutrición, descanso y organización y cuidado de materiales.