Nomadismos Textuales
©Por Abdel Hernandez San Juan
This paper discusses the nomadization of everything in the age of free market focusing on the nomadization of images and text and discussing a generalized nomadic future
Key words: nomadization, texts and images
El devenir es nomadico en todas las formas que le conocemos a aquello que no sólo pierde su relación a un desprendimiento, sino que incluso nunca más vuelve a encontrar la respectividad según una relación necesaria a cualquier conglomerado. Nomadica es la imagen que quedó sin sujeción a totalidad alguna hace de treinta a cuarenta años. Si usted observa en la computadora las imágenes que un artista realiza, a qué corresponden esas imágenes?, si abre una revista de arte actual, percibe el tipo de imágenes que conforman las obras, a qué corresponden las mismas?, no tendrá usted que salir en busca de un nómada o de nómadas los cuales se encontrarían más allá en una superficie otra, pregúntele a esas imágenes qué son, a qué corresponden, a la memoria?, a que memoria?, a las corporales?, a las semánticas?, a las digitales?, la del artista como individuo?, o la del artista en relación a su habitad?.
Una vez vuelta imagen en la seducción retórica, las imágenes se hacen correspondientes a una invención cualquiera resultante de la unión de signos desconectados unos de otros con la finalidad de suscitar este o aquel encantamiento en los espectadores. El mundo de la retórica es generativo, todo resulta en una conjugación cualquiera de acuerdo a una seducción dada, no importa qué relaciona o relacionó a esta imagen y aquella otra. El devenir es nomadico no sólo porque lo es como devenir, sino porque lo viene siendo de forma inusitada desde hace medio siglo. Si venía siendo nomadico, las mutaciones ocurridas a nivel de las altas tecnologías en el desarrollo en la última década hacia el turn del nuevo milenio, se encargaron de asegurar que en ningún otro modo pueda el devenir ser en otra forma que no sea nomadica.
Es nomadico porque lo ha sido para la imagen, cualquier imagen, desde que la imagen ha sido telecomunicada y mediáticamente mediada y mediatizada por esos cientos de canales en que se transmiten al mismo tiempo y cotidianamente. El fragmento no es más el pedazo o la parte desprendida de una totalidad a la cual alguna vez perteneció, no es ya la metonimia en cuya diminuta pequeñez podemos encontrar lo que en ella remanece como reminiscencia de que a alguna totalidad otra, sugerida, pudo alguna vez, según unas memorias deducibles en la materia, haber correspondido, vivimos más allá del fragmento.
Que el devenir es nomadico no es ni un anuncio, ni un vaticinio, ni una profecía efectuada en la forma en que otrora se asignó una cierta fuerza premonitoria a Nostradame. No se trata de ni de una débil fuerza mesiánica como aquella que asignaba Vattimo en sus alusiones a Benjamin, ni de profecías, vaticinios, adivinanzas, augurios, anticipaciones visionarias, videncias o conjuros mágicos.
Ninguna voluntad, ni siquiera la voluntad de poder que teorizaba Foucault en sus dos libros sobre el poder puede incidir en esto. Tendría el poder que ejercerse por encima de la tecnología altamente diferenciada y heterogeneizada a niveles que no podrán nunca más ser alcanzados por voluntad de poder alguna. El mundo en que vivimos, el mundo desarrollado, es un mundo tecnológicamente eficiente y eficaz.
En el todo funciona en sistemas perfectos que son de alta tecnología, esta garantiza la eficacia de las comunicaciones, el éxito de las empresas, el progreso, la evolución y la prosperidad de los emprendimientos, individuales o colectivos, para la persona individual o según formas de la agrupación económica, empresas, compañías, clientes, redes de clientes, releases de información, servicios, consumo, todo está optimizado.
Para que las redes y sistemas de alta tecnología funcionaren con esta eficiencia optima fue necesario una mutación inusitada, y esa mutación devino en lo infinitivamente heterogeneizado y descentrado.
Las empresas tuvieron que dejar de parecerse a sus dueños y a la voluntad de poder, de subjetividad y de territorialidad de los mismos sobre sus productos, sus preferencias, sus intenciones, para devenir ellas mismas en empresas de la eficiencia y la optimización, regidas por el cliente y el servicio al cliente según un solo slogan, calidad y nivel en el servicio al cliente.
La demanda que es la que en principio garantizaba la compra y por lo mismo el consumo que estimula la producción, se hizo ella misma más significativa que la voluntad de oferta. Si es el cliente el que rige, entonces no rige la voluntad de oferta, sino la voluntad de consumo de acuerdo con la cual la producción comienza a regirse por ese consumo supliéndole el servicio de calidad y nivel que requiere, pero esto es incluso viejo.
La demanda suponía la relación entre un requerimiento, que suponía a un sujeto dado, y un suplente, que suponía la direccionalidad de una cierta voluntad suplementaria, o de ese suplente, el destinarse estos o aquellos productos a esas demandas. El mundo de la entera optimización y la eficiencia, es un mundo sistémico de redes de alta tecnología en la que la comunicación es homeostática, hay demanda, mientras exista consumo, lo significativo no es si hay demanda, sino si hay consumo y las empresas deben ser las empresas de esa eficiencia del servicio al cliente y al consumidor.
Este mundo sistémico, sin embargo, no lo es ya de acuerdo a una idea de sistema el cual se cierra sobre sí mismo en una forma de la representación que le define desde afuera como este o aquel sistema, ese sistema incluso ya no se autorepresenta, ni siquiera se representa. Este mundo es uno sin sujetos y sin centros, es fluctuante y lo más significativo, es un mundo nomadico. A la subjetividad nomadica corresponde una figura, ella no retiene, como imagen, texto, número, línea, plano, superficie, como efecto, como todo, nada respecto a sus respectividades, si provienen de la memoria corporal o la digital, sólo sabe una cosa, tiene que funcionar diferenciándose tanto como sea posible de lo inmediato, de lo que le resulta más inmediato y relacionado.
Pero esta diferenciación, que no es ya aquella otra que le conocíamos a la monada originaria, no remite a la diferenciación una que debía efectuarse de acuerdo a una respectividad, una correspondencia o una procedencia, procedencia de esa imagen, ese texto, ese signo, tendrá lugar en formas que no precisaran sujeción alguna, es decir, habrán sido así diferenciaciones ante cualquier cosa, casuales incluso. De lo que se trata es de diferenciarse lo más posible ante cualquier cosa que se presente bien sea que se presente a la presencia, el presentarse y el presentarle, o bien sea que se presente en y a la competencia, cuando hablamos de mercados, estas nociones tienen que ser diferentes a aquellas otras que son para lo mismo, entre cientos de opciones que ofrece el mercado, estos restaurantes con el mismo tipo de comida, diferentes a aquellos en la forma en que son sus productos, estas tiendas para la decoración diferentes a aquellas, estas galerías de arte diferentes a aquellas otras, y así sucesivamente, todo, los escritores entre sí.
Si lo que se presenta no está relacionado a una línea, una correspondencia, una respectividad o una necesidad en lo secuente ni la pregunta misma surge en el trabajo o en el mercado, en la venta o en la compra, en el arte o en la moda, en la publicación o en el diseño. Cualquier cosa que se le presenta en su inmediatez, aunque provenga de mundos que le resulten disímiles, si se le presenta por competencia entre las miles de opciones que para los mismos fines disponen los consumidores, quien decide que haya sido esa la presentación y no otra, en esa revista en que se son vecinas estas imágenes publicitarias y no aquellas otras anunciadas de acuerdo a sujetos distintos, este artista, aquel crítico, aquellas galerías, estas o aquellas referencias.
Nadie, quien lo decide no hace ya sino responder a correspondencias y respectividades que hace mucho tiempo no se corresponden ellas mismas a sujeción alguna, aunque sea en el presente que debamos afirmarlo en su irremisible nomadicidad, en su nomadismo, no están sujetos, ni se corresponden a sujeciones según las cuales las presencias recibirían en su torno aquello que les habría correspondido recibir según una noción dada de necesidad en una secuencia, o de relación entre una forma y su fondo, un cuerpo y su entorno, porque estas publicidades y no estas otras en este número, porque estas y no otras galerías, porque estos y no otros artistas?.
Las revistas no son las mismas mes por mes, las galerías no son las mismas, las obras no son las mismas, los artistas no son los mismos según lo que presentan este año o al año siguiente. Estos fenómenos no se encuentran sujetos hace mucho a ninguna relación de correspondencia que no le hubiere llegado por sus respectivos más inmediatos antes y después, en lo próximo y en lo distante, en la competencia del libre mercado. Si se le presenta en una forma que supone los modos en que esa subjetividad ha de afirmarse en sus monadas y productos, la subjetividad nomadica simplemente se diferenciara de lo que se le presenta, no importando ya si aquello ante lo que habría de diferenciarse es o habría sido aquello ante lo que según alguna sujeción habría tenido que diferenciarse, no sabiendo ya ni siquiera ante qué se diferencia, habiendo olvidado incluso a qué corresponde aquello ante lo cual se diferencia.
De modo determinante las formas en que los seres, los sujetos, los signos, las formas, las imágenes, afirman sus mismidades, aunque estas no fueran ya hace mucho sino desde el inicio nomadicas ellas mismas, la diferenciación misma lanza los procesos diferenciales y de diferenciación ellos mismos hacia derivas nomadicas ellas mismas, si se diferencia ante esto o aquello otro, y porque no ante aquello otro y aquello otro?.
No deberá el lector de estas líneas moverse entre la idea de una seducción del texto, de este mi texto, y una corroboración como si se tratara de acertar más o menos en una realidad, se trata de un lector que no tendrá sino que moverse hasta su ambiente más próximo, cualquier artista, escogido arbitrariamente, sus imágenes, pregunte de dónde provienen?, cualquier revista, ábrala, recórrala, de arte o de moda, de publicidad o de promoción de mercancías, pregúntese qué hacen esas imágenes y esos textos ahí, y ante qué se diferencian, qué les ofrece su mismidad o su correlatividad ante una idea dada de correspondencia en el mundo de la imagen donde quiera que se le presente, la televisión, los mercados, la publicidad, que otro principio que no sea el de producir sólo a su propia intencionalidad de seducción.
Derivas, formas de diferenciación de la subjetividad nomadica que no hace sino diferenciarse tantas veces como puede una y otra vez según naufragios que no corresponden ya hace mucho tiempo a totalidad alguna en las comunicaciones, las transportaciones, la robótica, la producción, la industria, la posindustria, la cibernética, la informática, la virtualidad. La fragmentación de la imagen es una consecuencia del desarrollo tecnológico, el naufragio de los textos un resultado de ese desarrollo.
No hay que representarse el devenir nomadico como algo malo o negativo en ningún sentido. No se trata en el mundo moderno de un nomadismo como aquellos de los cuales hemos tenidos alguna referencia otrora, este devenir nomadico ocurre aquí y ahora y se aplica tanto a quienes vivimos en forma literal nomadica viajando por el mundo establecidos largos años en países y ciudades varias, como a quienes devienen nomadicos donde quiera que se encuentran.
Más allá de la diferencia este es el devenir siempre otro en el nomadismo. En el devenir nomadico, todo deviene siempre otro al año siguiente, a la vuelta de los siguientes seis meses, al mes que le sigue en dependencia del tipo de imágenes, textos o formas de las que estamos hablando, si hablamos de tecnología todo deviene sucesivamente otro a altas velocidades, si hablamos del arte, puede serlo a la vuelta de algunos meses, las revistas devienen otras, las imágenes devienen otras. Esta forma del devenir siempre otra cosa esta estrechamente relacionada a la forma en que estos tienen que regidos por la seducción, la retórica y el intercambio simbólico, volver a presentarse no pudiendo siempre presentarse igual.
Todo cambia a altas velocidades
©Abdel Hernandez San Juan
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