"Aprender del pasado y educar en el presente para transformar el futuro" es parte de lo que significa ser un educador o educadora. La filosofía educativa está arraigada a las metodologías pedagógicas adoptadas con el fin de ser un facilitador del conocimiento. Para comprender completamente la educación, es esencial plantear interrogantes que reflejen la complejidad inherente al proceso educativo: ¿Qué significa educar, cómo debemos hacerlo y cuál es el propósito detrás de la educación?
La concepción que tengamos de la educación tiene un impacto trascendental en cómo visualizamos a los estudiantes y qué herramientas aplicar para contribuir en su formación. Si la consideramos un proceso mecánico, percibiremos a las personas como simples engranajes de un sistema tradicional. En cambio, si adoptamos una perspectiva antropológica, reconoceremos a los seres humanos como seres espirituales y con capacidad de razonamiento. Esta distinción, de acuerdo con Gómez Veas (2023), se relaciona con la visión clásica de la paideia, donde la educación se entiende como un acto de formación integral. La educación supera la memorización y copia de información, y se convierte en un proceso de adquisición y construcción de conocimiento con un significado profundo y auténtico, siguiendo las enseñanzas de John Dewey. Por lo tanto, la tarea del magisterio debería ser guiar a los estudiantes en el desarrollo de habilidades de pensamiento crítico y abstracto, permitiéndoles analizar información con rigor, evaluar perspectivas diversas y proponer soluciones innovadoras.
Los educandos como pensadores críticos en la aspiración de una educación cívica no es solo un objetivo pedagógico, sino que está intrínsecamente vinculada a las dinámicas y desafíos de la sociedad. Siguiendo la perspectiva de Michael Sandel, la educación cívica busca la justicia, cuestiona "hechos" y promueve el bien común, empoderando a los estudiantes para convertirse en ciudadanos informados y activos en la toma de decisiones. A pesar de los posibles temores o incomodidades que los docentes puedan experimentar al fomentar debates y diálogos abiertos en el aula, es esencial superar estas barreras. El aprendizaje no se reduce a la transmisión de información, sino que implica el desarrollo de habilidades de pensamiento crítico y la capacidad de abordar temas complejos.
En el contexto de la sociedad que aspiramos a construir, debemos tener en cuenta los valores fundamentales de inclusión, justicia y sostenibilidad ambiental. "No existe fenómeno educativo alguno que no esté vinculado a las contingencias económicas, sociales y políticas de la sociedad" (Ancízar y Quintero, Investigación pedagógica y formación del profesorado). La educación desempeña un papel crucial en la formación de esta sociedad, proporcionando las herramientas y el conocimiento necesarios para su desarrollo.
Por ello, destaco la pertinencia que tiene la adquisición de la alfabetización y el proceso subyacente en nuestra formación, ya que le otorgan al ser humano la capacidad de alcanzar un nivel de pensamiento superior. Según Vygotsky, el lenguaje no solo es una herramienta de comunicación, sino que también tiene un papel central en la representación y el procesamiento del conocimiento. Él argumentaba que las palabras y el lenguaje actúan como mediadores entre el individuo y el entorno, y que a medida que los niños desarrollan su lenguaje, también se desarrolla su capacidad para reflexionar, planificar y resolver problemas. Este proceso transformador se desencadena a través de experiencias educativas y evoluciones en nuestra percepción, lo que, a su vez, conduce a un enriquecimiento personal y contribución a la sociedad.
Como estrategia pedagógica, adopto la filosofía educativa integral propuesta por Kenneth Goodman, la cual se basa en la premisa de que la enseñanza es más efectiva cuando se parte de la totalidad para llegar a las partes. Esto implica que el proceso educativo debe iniciar con una comprensión profunda de la funcionalidad y la relevancia de lo que se va a aprender. Al hacerlo, se evita que el contenido parezca desvinculado o monótono, lo que a menudo resulta en la desconexión y desmotivación de los estudiantes.
La filosofía del lenguaje integral reconoce que los estudiantes aprenden de manera más efectiva cuando pueden relacionar el contenido con su vida cotidiana y sus intereses personales. Al abordar las necesidades reales de los estudiantes y al contextualizar el aprendizaje en situaciones concretas, se establece una conexión más profunda entre el material educativo y su aplicación práctica. Esta conexión entre el contenido y la vida cotidiana de los estudiantes promueve una mayor motivación intrínseca y un compromiso más sólido con el proceso de aprendizaje.
En última instancia, se busca transformar la educación en un proceso en el que los estudiantes no solo adquieren conocimientos, sino que también entienden la relevancia de lo que aprenden y cómo pueden aplicarlo en su vida. Como resultado, se fomenta un ambiente de aprendizaje más enriquecedor y motivador que potencia el interés, la participación activa y el compromiso de los estudiantes en su educación.
La alfabetización no es simplemente la adquisición de habilidades de lectura y escritura, sino un proceso que nutre la mente y el espíritu. A medida que exploramos el mundo a través de la lectura, desarrollamos la capacidad de comprender y analizar información de manera crítica. Esta habilidad crítica nos permite evaluar, cuestionar y relacionar ideas, lo que a su vez nos hace ciudadanos informados y participativos en la sociedad. Además, fomenta un crecimiento personal profundo. Es decir, la lectura de diferentes perspectivas y la expresión escrita de nuestros propios pensamientos nos llevan a una mayor autoconciencia y autoexpresión. Esta autoexpresión puede ser terapéutica y liberadora, permitiéndonos explorar nuestras emociones y experiencias de una manera más profunda y significativa.
En consonancia con el objetivo de capacitar a los estudiantes en la construcción activa del conocimiento, razona una perspectiva pedagógica que se inspira en la metodología Montessori. Esta metodología enfatiza el aprendizaje a través de la manipulación de materiales, la interacción social y el contacto con el medio ambiente como vehículos para el descubrimiento y el desarrollo de habilidades. Al hacerlo, se busca fomentar la curiosidad, la creatividad y la autonomía en los estudiantes, al tiempo que se promueven relaciones positivas dentro del entorno educativo.
En el enfoque Montessori, se brinda a los estudiantes la oportunidad de explorar de manera activa y participativa, permitiéndoles aprender de forma práctica y experimentar conceptos de manera tangible. Esto les anima a plantear preguntas, a investigar y a comprender de manera más profunda, ya que están comprometidos de manera activa en el proceso de aprendizaje. Asimismo, la interacción social en este entorno les brinda oportunidades para colaborar, comunicarse y desarrollar habilidades sociales vitales, como la empatía y la resolución de conflictos.
La promoción de la curiosidad y la creatividad se convierte en un aspecto central de este enfoque educativo, ya que se alienta a los estudiantes a explorar, experimentar y descubrir por sí mismos. La autonomía se fomenta a medida que los estudiantes tienen la libertad de elegir sus actividades, establecer metas y trabajar a su propio ritmo. Esto les permite tomar decisiones y asumir responsabilidad por su propio aprendizaje, lo que les prepara para ser aprendices autónomos a lo largo de sus vidas.
Además, el entorno Montessori se caracteriza por relaciones positivas entre estudiantes y educadores, ya que se valora el respeto mutuo, la escucha activa y la comprensión. Estas relaciones fomentan un ambiente de apoyo en el que los estudiantes se sienten seguros para explorar, cometer errores y aprender de ellos, lo que contribuye a un desarrollo integral y una educación más enriquecedora.
Es crucial mantener la coherencia entre nuestra filosofía y práctica educativa. Aspiro a una formación continua para brindar a mis estudiantes una educación integral, caracterizada por un enfoque humanitario y la exposición a experiencias enriquecedoras (Rosa, 2023). Siendo conscientes de la importancia de la innovación educativa, considero que podemos ir más allá de la estructura tradicional; buscar alternativas y enfoques pedagógicos que promuevan la participación activa de los estudiantes, la autonomía, el pensamiento crítico y la creatividad. Esto implica adaptar los métodos de enseñanza, utilizar recursos y tecnologías innovadoras, y fomentar experiencias de aprendizaje prácticas y significativas. Al romper con la estructura tradicional, podemos ofrecer una educación más efectiva y en sintonía con las necesidades actuales de los estudiantes.
Referencias
León, A.. (2007). Qué es la educación. Educere, 11(39), 595-604. Recuperado en 24 de
septiembre de 2023, de http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1316-49102007000400003&lng=es&tlng=es.
Rosa, A. (2023). Informe de experiencia de campo (Observaciones). https://www.canva.com/design/DAFv1jUgHKo/NDcq9_dkQFhWS8WX_M2D4g/editutm_content=DAFv1jUgH Ko&utm_campaign=designshare&utm_medium=link2&utm_source=sharebutton
Us Soc, P. (2009). Conocer la realidad para transformar el futuro: la investigación como
herramienta para mejorar la calidad de la labor docente. Colección Pedagógica Formación Inicial de Docentes Centroamericanos de Educación Básica, 40, 1-162. https://ceccsica.info/sites/default/files/content/Volumen_40.pdf
Veas, G. G. (2023). Formación, crecimiento y virtud: Fines de la educación *. [Training,
Growth and Virtue: Aims of Education Formacäo, crescimento e virtude: objetivos da educaçâo] Educación y Educadores, 26(1), 1-16. doi:https://doi.org/10.5294/edu.2023.26.1.1
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