Introducción
La investigación es un proceso sistemático de exploración, recopilación y análisis de información con el propósito de generar nuevo conocimiento o profundizar en la comprensión de un fenómeno. En el ámbito educativo, la investigación permite a los docentes examinar y mejorar su práctica, adaptándose a las necesidades de sus estudiantes y al contexto del aula. No se trata únicamente de aplicar técnicas y métodos establecidos, sino de reflexionar continuamente sobre el proceso de enseñanza y aprendizaje. Según Elliott (1991), este enfoque permite que los maestros sean investigadores de su propia práctica, observando, analizando y ajustando sus estrategias según las necesidades de sus estudiantes. También debe resaltarse que lo que funciona en un grupo puede no ser efectivo en otro, ya que cada comunidad educativa tiene dinámicas particulares, influenciadas por factores sociales, emocionales y culturales. Por tanto, coincidiendo con Porián Ariza, “..existe una enorme dificultad, en la práctica, para realizar con éxito la mencionada tarea si no va acompañada de un conocimiento consciente, racional, y en cierta manera científico, de los procesos y elementos más significativos del aula” (Porián Ariza, 2011). Desde esta perspectiva, la investigación-acción se convierte en un medio poderoso para que los docentes identifiquen y aborden problemáticas en su propia aula.
Situación problemática en mi sala de clases
En mi experiencia como maestra practicante en la Escuela Elemental de la UPR (EEUPR), he observado que, en términos generales, cómo interaccionan los estudiantes de cuarto y quinto grado en sus grupos denota que se llevan bien, que hay un entendimiento sobre el comportamiento esperado dentro del aula. Sin embargo, se dan situaciones dentro y fuera del aula que pueden generar conflictos o dificultades en la convivencia. Un patrón recurrente es que algunos estudiantes molestan intencionalmente a compañeros que presentan ansiedad u otras condiciones cognitivas y emocionales, lo que puede afectar el bienestar. Por otro lado, en un mundo donde la tecnología ofrece estímulos constantes y rápidos, captar y mantener la atención de los estudiantes en el aula se vuelve un reto. Muchos estudiantes se distraen fácilmente, hablan entre ellos o pierden el enfoque durante explicaciones prolongadas. Permanecer sentados por largos períodos también parece ser un factor que afecta su capacidad de concentración.
Tal y como mencioné anteriormente, otro aspecto que he observado es que los desafíos en la convivencia no solo ocurren dentro del aula, sino también en otros espacios, como en los pasillos o el patio. Según la maestra cooperadora, fuera del salón es donde suelen ocurrir la mayoría de los conflictos entre los estudiantes. Un caso particular que viví fue cuando, mientras estábamos en fila, un estudiante diagnosticado con déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se salía constantemente, lo que generó molestia en sus compañeros, quienes no comprendían su inquietud ni su dificultad para seguir instrucciones. De manera similar, un estudiante con autismo leve ha sido excluida por sus compañeros debido a su carácter y forma de interactuar con ellos.
Para abordar estos desafíos, la escuela ha brindado charlas a los estudiantes sobre la importancia de la tolerancia y la comprensión hacia sus compañeros con diversidad funcional. Incluso, se aprovecha la lectoescritura como una herramienta clave para reflexionar sobre la convivencia, la diversidad y el respeto entre las personas. En este contexto, la pregunta que surge es: ¿Cómo podemos mejorar la dinámica de la clase para fomentar la concentración, la conducta y la convivencia sin comprometer el aprendizaje? Cabe destacar que, estos aspectos van de la mano, puesto que se requiere interés y disposición del estudiantado para involucrarse en el proceso educativo, de igual manera, que mantenga una conducta apropiada que contribuya a un ambiente de aprendizaje enriquecedor tanto social como académico.
Razones para investigar esta problemática
Investigar esta situación permitirá comprender mejor las causas de la desconcentración y los conflictos interpersonales entre los estudiantes, con el fin de diseñar estrategias efectivas para mejorar la convivencia en el aula. Como señala Goleman (1995), la inteligencia emocional es un factor determinante en el éxito personal y académico, por lo que su desarrollo es esencial en el entorno escolar. Si los estudiantes aprenden a manejar sus emociones y a relacionarse de manera positiva con sus compañeros, mejorará el ambiente de aprendizaje y se fortalecerán sus habilidades para la vida.
Además, la investigación de esta problemática ayudará a responder preguntas clave:
¿Cómo influye la estructura de la clase en la atención y el comportamiento de los estudiantes?
¿Qué estrategias son más efectivas para fomentar la inclusión y el respeto entre los estudiantes?
¿Qué impacto tiene la inteligencia emocional en la convivencia escolar?
Método de investigación
Para abordar esta problemática, propongo llevar a cabo una investigación-acción basada en tres fases:
Observación y diagnóstico:
Observar y documentar los momentos en que los estudiantes pierden la atención o generan conflictos.
Aplicar encuestas o cuestionarios a los estudiantes para entender cómo perciben la dinámica de la clase y sus dificultades de concentración.
Conversar con otros docentes para conocer sus estrategias y experiencias en el manejo de la atención y la disciplina.
Implementación de estrategias:
Aplicar mini lecciones de 15 minutos, asegurando que las explicaciones sean concisas y estructuradas antes de pasar a la práctica.
Variar la dinámica de la clase, incorporando actividades que impliquen movimiento o uso de materiales manipulativos para reforzar conceptos.
Fomentar el uso de técnicas de autorregulación emocional, como pausas activas o ejercicios de respiración, para ayudar a los estudiantes a gestionar su atención y emociones.
Incorporar la lectura como una herramienta para la resolución de conflictos, utilizando textos que aborden la diversidad funcional, la empatía y el respeto.
Implementar un proyecto interdisciplinario basado en valores y derechos humanos, como Chiringas que Hablan, de iEARN Latina.
El proyecto "Chiringas que Hablan" como estrategia educativa
Como parte de esta investigación, planeo implementar un proyecto inspirado en Chiringas que Hablan, una iniciativa de iEARN Latina basada en el proyecto Talking Kites. Esta actividad promueve los derechos de los niños y el legado de Janusz Korczak, quien en 1924 redactó una declaración sobre los derechos infantiles. A través de esta actividad, los estudiantes explorarán los valores de inclusión, respeto y convivencia, así como una experiencia significativa al construir y decorar sus propias chiringas con mensajes sobre los derechos de la niñez. Volar las chiringas con este propósito, simboliza la voz de los niños elevándose en el mundo, dándoles un espacio para expresarse y reflexionar sobre su papel en la sociedad.
Este proyecto fomentará:
La integración de movimiento y manipulación de materiales dentro del aula, lo que favorecerá la concentración.
La autorregulación emocional y la empatía, al permitir que los estudiantes trabajen en equipo y reflexionen sobre los derechos de los demás y de sí mismos.
Un espacio donde se fortalezcan las relaciones interpersonales, minimizando los conflictos y promoviendo un sentido de comunidad.
3. Evaluación del impacto:
Realizar nuevas observaciones para analizar si ha habido cambios en la concentración y la interacción entre los estudiantes.
Aplicar encuestas o entrevistas para medir el cambio en la percepción de los estudiantes sobre la dinámica de la clase y el proyecto.
Reflexionar sobre la efectividad de las estrategias y realizar ajustes según sea necesario.
Dificultades del proceso
Llevar a cabo una investigación en el aula presenta ciertos desafíos. Uno de ellos es el tiempo, ya que el currículo académico es extenso y puede ser difícil incluir actividades adicionales sin afectar el ritmo de enseñanza. Otro reto es la resistencia al cambio, tanto por parte de los estudiantes como de algunos docentes que prefieren mantener sus métodos tradicionales. Además, no se debe perder de vista que para resolver o trabajar con el reto identificado es clave la colaboración entre la familia, la escuela y la comunidad.
Además, evaluar el impacto de estrategias relacionadas con la inteligencia emocional y la atención no siempre es fácil, ya que se trata de aspectos subjetivos que pueden variar según el contexto y la percepción individual. Sin embargo, a través de la observación sistemática y la recopilación de datos cualitativos, es posible obtener una visión más clara de los cambios que ocurren en el aula.
Conclusión
Investigar al enseñar es un proceso necesario para transformar los desafíos del aula en oportunidades de aprendizaje y crecimiento. Al analizar la falta de concentración y los conflictos interpersonales en el aula, podemos diseñar estrategias efectivas que permitan mejorar la convivencia escolar y el enfoque en el aprendizaje. Además, como señala Cierpialowska (2023): "Para todos los estudiantes, la escuela debe ser no solo un entorno que estimule el desarrollo cognitivo y la adquisición de conocimientos que satisfagan las necesidades del siglo XXI, sino también, y quizás, sobre todo, un lugar donde se establecen y desarrollan relaciones, incluyendo la capacidad de cooperar, resolver problemas, asumir responsabilidades propias y hacia los demás, y estar abierto a la diversidad y al cambio en el sentido más amplio." Por tanto, se busca implementar las estrategias e incorporar el proyecto Chiringas que Hablan, que permitirá a los estudiantes de cuarto grado conectar el aprendizaje con la experiencia, fomentando valores de respeto, inclusión y trabajo en equipo. No cabe duda, que como docentes, tenemos la responsabilidad de investigar, reflexionar y adaptar nuestras estrategias para atender las necesidades de nuestros estudiantes de manera efectiva y ética.
Ariza, R. P. (2011). El maestro como investigador en el aula: investigar para conocer, conocer para enseñar.
http://132.248.192.241:8080/jspui/bitstream/IISUE_UNAM/74/1/El%20maestro%20como%20investigador%20en %20el%20aula.pdf
Dewey, J. (1938). Experience and Education. Kappa Delta Pi. https://archive.org/details/experienceeducat00dewe_0
Cierpialowska, Tamara. (2023). Action Research as a Path to Change in the Teaching/Learning
Process. Multidisciplinary Journal of School Education.
https://www.researchgate.net/publication/377016254_Action_Research_as_a_Path_to_Change_in_the_TeachingLear ning_Process
Elliott, J. (1991). Action Research for Educational Change. Open University Press. https://archive.org/details/actionresearchfo0000elli
Goleman, D. (1995). Emotional Intelligence: Why It Can Matter More Than IQ. Bantam Books.
Guasp-González, N. A., & Díaz-Cabrera, Ángel A. (2024). Eleva tu voz: Chiringas que hablan, Una experiencia
lectoescritora y creadora. Revista De Educación De Puerto Rico (REduca), 6(1), 1–6. https://revistas.upr.edu/index.php/educacion/article/view/21632
iEARN. (2021). Talking Kites Around the World/Chiringas que Hablan. En iEARN Project Book 2021-22 (p. 24). https://iearn.org/assets/country/2021-Project-Book-FINAL-Web-Version-2.pdf
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