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¿Entonces, qué decimos y qué creemos de la Resurrección  de Cristo  ?           

enlace:historia de la Iglesia

El testimonio de los apóstoles apuntala firmemente nuestra fe en Cristo Resucitado, Señor Nuestro: 

Lo que hemos visto y tocado, lo que contemplaron nuestros ojos,

--- pues la Vida se hizo visible,...

os lo contamos para que participéis de nuestro gozo...

y de otra manera,....

pues nosotros hemos comido con Él después de su Resurrección.

Como así lo dice el evangelio: 

"Estando reunidos, cerradas las puertas, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo

 

Paz a vosotros".

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Jesús dijo que iba a morir y  resucitar al tercer día.

 ( Mat. 16:21; 20:18-19).

 

Cristo murió en la cruz ( Juan 19:17-18;30-35; Marcos 15:42-46). La tumba donde Jesús había sido sepultado estaba vacía  ( Mat. 28:1-7;11-15; Juan 20:1-9).

 Y por último, Jesús resucitado se apareció en varias ocasiones y a diferentes personas.

 El Nuevo Testamento menciona un total de 12 apariciones 

( Lucas 24:36-43; Juan 20:26-27; 1 Cor. 15:6).

++ver todo en http://www.horizonteinternacional.com/es/recursos/her/r_

También, los hechos de los apóstoles están llenos de testimonios y expresiones de fe en Cristo Resucitado.... 

Hch.10.....

38 = ...cómo Dios, a Jesús de Nazaret, le ungió con el Espíritu Santo, y con poder, y cómo él pasó haciendo el bien y curando a todos los        oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con él;39 y nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la región de los judíos y en  Jerusalén; a quien llegaron a matar colgándole de un madero;

40 a éste, Dios le resucitó al tercer día y le concedió la gracia de  aparecerse,

41 no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había escogido de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de entre los muertos.

.....y San Pablo en sus cartas nos dará el testimonio recibido:

     "Que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; que fue sepultado y resucitó al tercer día según las Escrituras; que se apareció a Pedro y luego a los doce. 

Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los que la mayor parte viven todavía, si bien algunos han muerto.

Luego se apareció a Santiago, y más tarde a todos los apóstoles. Y después de todos se me apareció a mí, como si de un hijo nacido a destiempo se tratase".

Es san Pablo, también, quien da más explicaciones de nuestra Resurrección y del por qué:

"Si no resucitó Cristo, es vacía nuestra predicación, y es vacía también vuestra fe (...) y vosotros estáis todavía en vuestros pecados" (1 Co15, 14.17). 

 

Vemos, a menudo, como se empeñan los que niegan a Dios y a Cristo Jesús, Señor Nuestro, el Verbo Eterno del Padre, encarnado en el seno de Santa María, por obra del Espíritu Santo...,-decía se empeñan- en negar la Resurrección de Cristo porque su Pasión y muerte, la  Cruz  de Cristo sin la resurrección se convierte en una pura tragedia humana, a lo mucho en un drama humano digno de compasión y admiración. Cristo, si existió, murió y se acabó todo.

Pero no, -exclama San Pablo- 

Cristo ha resucitado y nosotros

 resucitaremos con Él.

  Si por Adán murieron todos, 

por Cristo todos volverán a la vida.

¿Cómo ?---

Los católicos creemos en la resurrección de los muertos porque Cristo resucitó y Él mismo lo afirmó cuando dijo:

 “Y acerca de que los muertos resucitan, 

¿no habéis leído en el libro de Moisés,

 en lo de la zarza, cómo Dios le dijo: 

Yo soy el Dios de Abrahám, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.

No es un Dios de muertos, sino de vivos”. (Mc.12, 26-27). 

Y por si esto fuera poco, Jesús nos dice que todos, buenos y malos, vamos a resucitar: “

... y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio”.  (Jn. 5,29) ver>

(Catholic net)... http://www.es.catholic.net/temacontrovertido/

- Decimos que con  un cuerpo glorioso, un cuerpo resucitado a otra vida, a la vida eterna.

Fue necesario que Dios se hiciera hombre y muriera, para que nosotros tuviéramos vida.

 Hemos muerto con él, para ser purificados; hemos resucitado con él, porque con él hemos muerto; hemos sido glorificados con él, porque con él hemos resucitado.       (S. Gregorio Nacianceno)

Pues de Cristo recibimos todo lo esencial: 

    Hemos sido "justificados", es decir, hemos sido salvados por  Cristo muerto y resucitado por nosotros. 

(Benedicto XVI) 

...y expone a continuación: 

Emerge sobre todo el hecho de la Resurrección, 

sin el cual la vida cristiana sería simplemente absurda. 

En aquella mañana de Pascua sucedió algo extraordinario, algo nuevo y, al mismo tiempo algo muy concreto, marcado por señales muy precisas, registradas por numerosos testigos. 

Para San Pablo, como para los demás autores del Nuevo Testamento,...

...la Resurrección está unida al testimonio

de quien hizo una experiencia directa del Resucitado. 

Se trata de ver y de percibir, no sólo con los ojos o con los sentidos, sino también con una luz interior que impulsa a reconocer lo que los sentidos externos atestiguan como dato objetivo. 

Por ello, San Pablo, como los cuatro Evangelios, otorga una importancia fundamental al tema de las apariciones, que son condición fundamental para la fe en el Resucitado que dejó la tumba vacía. 

Estos dos hechos son importantes: la tumba está vacía y Jesús se apareció realmente. 

Decía, también, el Papa Benedicto en 2008: 

Jesús es Dios

Para San Pablo la identidad secreta de Jesús, más que en la encarnación, se revela en el misterio de la Resurrección

Mientras el título de Cristo, es decir, "Mesías", "Ungido", en San Pablo tiende a convertirse en el nombre propio de Jesús, y el de Señor especifica su relación personal con los creyentes, ahora el título de Hijo de Dios ilustra la relación íntima de Jesús con Dios, una relación que se revela plenamente en el acontecimiento pascual. 

Así pues, se puede decir que Jesús resucitó para ser 

el Señor de los vivos y de los muertos 

(cf. Rm 14, 9; 2 Co 5, 15

o, con otras palabras, nuestro Salvador. (cf. Rm 4, 25).

y más aun..... sigue el Papa

     En síntesis, podemos decir con San Pablo que el verdadero creyente obtiene la salvación profesando con su boca que Jesús es el Señor y creyendo con el corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos

 (cf. Rm 10, 9).

 

Es importante ante todo el corazón que cree en Cristo y que por la fe "toca" al Resucitado; pero no basta llevar en el corazón la fe; debemos confesarla y testimoniarla con la boca, con nuestra vida, haciendo así presente la verdad de la cruz y de la Resurrección en nuestra historia.

   

 De esta forma el cristiano se inserta en el proceso gracias al cual el primer Adán, terrestre y sujeto a la corrupción y a la muerte, se va transformando en el último Adán, celestial e incorruptible. (cf. 1 Co 15, 20-22.42-49). 

Este proceso se inició con la resurrección de Cristo, en la que, por tanto, se funda la esperanza de que también nosotros podremos entrar un día con Cristo en nuestra verdadera patria que está en el cielo. 

Sostenidos por esta esperanza proseguimos con valor y con alegría.

Y... si Cristo murió y Resucitó por nosotros es porque eramos pecadores. Por su muerte nos justificó  y por su Resurrección nos destinó, a los que creen en Él, a la Vida Eterna.

                                      

Es necesaria, pues, la fe.

Y esta es la fe de la Iglesia que nos gloriamos en profesar.

Por eso yo, también, afirmo, -por la gracia de Dios y el inmenso Amor de Jesucristo Nuestro Señor, que con su Espíritu Santo me ha capacita para creer y testimoniar la fe hoy, aquí y ahora, alabando a Dios en mi vida y en mi historia-, y digo con los labios y con el corazón al mundo entero y a nuestro Padre Dios:

Creo en Dios Padre todopoderoso, 

Creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo,

 su único Hijo, 

 nuestro Señor

que fue concebido 

por obra y gracia 

del Espíritu Santo, 

nació de Santa María  Virgen

padeció bajo el poder de Poncio Pilato, 

fue crucificado, muerto y sepultado

descendió a los infiernos,  

al tercer día resucitó de entre los muertos;

 subió a los cielos y está sentado 

a la diestra de Dios Padre;

desde allí ha de venir a juzgar

 a los vivos y a los muertos. 

Creo en el Espíritu Santo; 

la Santa Iglesia católica, 

la comunión de los Santos;

el perdón de los pecados;

 la resurrección de los muertos, 

y la vida eterna.

 Amén.

nlace: http://www.eltestigofiel.org/informacion/noticias.php?idn=6567

Y, entonces,  

¿qué decimos del Cielo?:

"Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni la mente del hombre, pudo imaginar, cuales cosas tiene Dios 

preparadas 

para los que 

le aman”.

 (1Co 2,9).

San Pablo, quizás pudo vislumbrar el Cielo, pero sólo puede referir que "oyó palabras que no se pueden decir: cosas que el hombre no sabría expresar ... ni el ojo vio, ni el oído escuchó, ni el corazón humano puede imaginar lo que tiene Dios preparado para aquéllos que le aman"

(2a. Cor.12, 2-4 y 1a. Cor. 2,9) .

2 Sé de un hombre en Cristo, el cual hace catorce años - si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe - fue arrebatado hasta el tercer cielo.

3 Y sé que este hombre - en el cuerpo o fuera del cuerpo del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe -4 fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que el hombre no puede pronunciar.

El Catecismo de IC, lo expresa así:

EL CIELO Y LA TIERRA

325 El Símbolo de los Apóstoles profesa que Dios es "el Creador del cielo y de la tierra", y el Símbolo Niceno-Constantinopolitano explicita: "...de todo lo visible y lo invisible".

326 En la sagrada Escritura, la expresión "cielo y tierra" significa: todo lo que existe, la creación entera. Indica también el vínculo que, en el interior de la creación, a la vez une y distingue cielo y tierra: "La tierra", es el mundo de los hombres (cf Sal 115, 16). 

"El cielo" o "los cielos" puede designar el firmamento (cf Sal 19, 2), pero también el "lugar" propio de Dios: "nuestro Padre que está en los cielos" (Mt 5, 16; cf Sal 115, 16), y por consiguiente también el "cielo", que es la gloria escatológica.

 Finalmente, la palabra "cielo" indica el "lugar" de las criaturas espirituales —los ángeles— que rodean a Dios.

327 La profesión de fe del IV Concilio de Letrán afirma que Dios, "al comienzo del tiempo, creó a la vez de la nada una y otra criatura, la espiritual y la corporal, es decir, la angélica y la mundana; luego, la criatura humana, que participa de las dos realidades, pues está compuesta de espíritu y de cuerpo"

 (Concilio de Letrán IV: DS, 800; cf Concilio Vaticano I: ibíd., 3002 y Pablo VI,

 Credo del Pueblo de Dios, 8).

y afirma más adelante:

342 La jerarquía de las criaturas está expresada por el orden de los "seis días", que va de lo menos perfecto a lo más perfecto. Dios ama todas sus criaturas (cf Sal 145, 9), cuida de cada una, incluso de los pajarillos. 

Sin embargo Jesús dice: 

"Vosotros valéis más que muchos pajarillos" (Lc 12, 6-7), o también:

 "¡Cuánto más vale un hombre que una oveja!" (Mt 12, 12).

343 El hombre es la cumbre de la obra de la creación. El relato inspirado lo expresa distinguiendo netamente la creación del hombre y la de las otras criaturas (cf Gn 1, 26).

---sigue diciendo finalmente:

349 El octavo día. Pero para nosotros ha surgido un nuevo día: el día de la Resurrección de Cristo. El séptimo día acaba la primera creación. Y el octavo día comienza la nueva creación.

 Así, la obra de la creación culmina en una obra todavía más grande:

la Redención.

 La primera creación encuentra su sentido y su cumbre en la nueva creación en Cristo, cuyo esplendor sobrepasa e los tiemposl de la primera.

(cf Misal Romano, Vigilia Pascual, oración después de la primera lectura).

Es interesante este escrito que habla del octavo dia y lo resume así:

"No os corresponde a vosotros conocer los tiempos que el Padre

tiene reservados a su poder. Tras ésta, Dios descansará como en el día séptimo y hará descansar en sí mismo al día séptimo, que seremos nosotros." 

Sería muy largo tratar ahora al detalle de cada una de estas edades. Baste decir que la séptima será nuestro sábado, que no tendrá tarde, que concluirá en el día dominical, octavo día y día eterno, consagrado por la resurrección de Cristo, y que figura el descanso eterno no sólo del espíritu, sino también del cuerpo.

Allí descansaremos y veremos; veremos y amaremos; amaremos y alabaremos. He aquí la esencia del fin sin fin. 

 Y ¡qué fin más nuestro que arribar al reino que no tendrá fin!" 

[Edic. de la BAC  CHM. TEOLOGIA DOGMÁTICA VII  LOS NOVISIMOS)

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