Diez cosas que tenés que dejar de hacerte a vos mismo

(Traducción de "10 Things to Stop Doing to Yourself, Living Better with Fibromyalgia and Chronic Fatigue Syndrome", publicado en Marzo de 2012 en la sección de Fibromialgia y Fatiga Crónica de About.com [portal de New York Times Co.]. Autora: Adrienne Dellwo, periodista y afectada por Fibromialgia. Traducido por Alejandra Guasp. Red EDA, 17/08/2012)


Cuando tenés una enfermedad crónica como Fibromialgia o Síndrome de Fatiga Crónica (... o Síndrome de Ehlers-Danlos) tenés suficientes cosas en contra – ¡no tenés que hacer que las cosas empeoren por tu culpa!

Es difícil decir no. Por definición social, hay algo que está “mal” (que no sea una enfermedad...) con cualquier persona que no esté yendo, andando, a toda velocidad, todo el tiempo. Se espera que trabajemos muchas horas en trabajos estresantes, que seamos padres maravillosos, que tengamos una casa perfectamente limpia y que mantengamos las apariencias ante los demás.

Si no podemos, debemos ser horrorosamente imperfectos.

Salir de ese esquema de pensamiento es difícil, pero es algo que realmente puede beneficiarnos y ayudarnos a mejorar. Aunque lleva su trabajo.

El primer paso es reconocer las cosas que hacés en pos de esa imagen idealizada de lo que “se supone” que tenés que ser.

Estas son 10 cosas perjudiciales de las que tenemos que cuidarnos:

1. Pasarnos de la raya con nuestras actividades. Regular nuestro ritmo es esencial; si hacemos más de lo que nuestros cuerpos pueden soportar, solo lograremos estar peor.

2. Criticarnos. Nosotros sabemos mejor que nadie que estamos realmente ENFERMOS, entonces, ¡descansemos! Tratemos de reemplazar los pensamientos críticos por algo como “Estoy haciéndolo lo mejor que puedo, y es todo lo que puedo hacer” (suena “cursi”, pero funciona).

3. Culparnos. Nosotros no pedimos que nos cayera encima una enfermedad crónica y debilitante. No importa lo que algunas personas digan, nuestra enfermedad ¡no es culpa nuestra!

4. Creer en las opiniones negativas de los demás. Siempre nos va a doler cuando alguien nos tilde de “perezosos”, “locos” o “inútiles” (*), pero no tenemos que malgastar tiempo creyendo lo que dicen. Alguien que sigue andando, de la mejor manera que puede, enfrentando la adversidad, es más fuerte y más capaz que la mayoría. Eso es lo que tenemos que tener en mente.

5. Tener expectativas positivas poco realistas. Tendemos a poner todas nuestras esperanzas y nuestra fe en cualquier tratamiento que estemos probando. Eso hace que nos llevemos una enorme decepción cuando vemos que no mejoramos.

Encará los tratamientos con la actitud de que cualquier pequeña mejora será un éxito, y recordá que generalmente necesitamos usar varios tratamientos o un abordaje multidisciplinario para obtener verdaderos progresos.

6. Tener expectativas negativas poco realistas. La otra cara de la moneda es que, tras probar un tratamiento tras otro sin éxito, nos sentimos como si nada pudiera ayudarnos. Esto puede llevarnos a evitar tratamientos nuevos que podrían funcionar, e incluso podría tener un efecto placebo negativo – es decir, no funciona porque esperamos que no funcione.

7. Ponernos últimos en la lista.

Muchos de nosotros estamos dispuestos a poner toda nuestra energía en las personas que nos rodean, en nuestros trabajos, en nuestras responsabilidades... sin dejar nada para nosotros. Eso no funciona.

Si no te ocupás de vos mismo primero, vas a tener cada vez menos para dar, hasta que no tengas más nada –porque así solo continuás empeorando. Cuidarte es una cuestión de supervivencia; no es egoísmo.

8. Darnos por vencidos pronto. Cuando probamos un nuevo tratamiento o un cambio en nuestro estilo de vida, puede llevar cierto tiempo hasta sentir sus efectos. Si nos damos por vencidos pronto, podemos estar perdiéndonos los beneficios a largo plazo.

Dale a tu cuerpo el tiempo para ajustarse a los cambios.

9. Dejar que el estrés domine nuestras vidas. Nuestras vidas están llenas de cosas que nos estresan, y estar enfermos solo agrega más estrés. El problema es que el estrés solo hace que nuestros síntomas empeoren.

Buscá formas de manejar el estrés para que no te venza ni te desaliente.

10. Preguntarnos por qué. Todos queremos saber por qué estamos enfermos. ¿Es solo una cuestión genética? ¿La dieta influye? ¿Alguna infección que tuvimos hace que estemos peor? ¿Se trata de alguna clase de castigo? ¿Por qué nos tocó a nosotros y no a los millones de otras personas que existen?

Esta línea de pensamiento puede llevarnos a un espiral de auto compasión, a sentimientos de culpa y a aumentar nuestro estrés.

En lugar de ¿por qué? tenemos que preguntarnos ¿Qué está pasando en mi cuerpo? Esta es la pregunta que puede ayudarnos a encontrar las causas de nuestros síntomas y llevarnos a encontrar tratamientos.

Al identificar las cosas que hacés y centrarte en abandonar los malos hábitos, PODÉS ser capaz de sentirte mejor, tanto emocional como físicamente.

Y si te sentís abrumado, intentá resolver las cosas de a poco.

También podés leer:

y la sección: