Conocimiento y salud "El corazón real"

El corazón real

Entre los pueblos tradicionales de los Andes, el psicólogo de investigaciones Dr. Oakley E. Gordon, ha encontrado una nueva forma de entender al mundo que lo rodea. Ni científica ni religiosa, esta conciencia es activada por una profunda conexión del corazón con la creación.

En 1994 me involucré en un proyecto para crear un modelo psicológico de cómo los curanderos de las culturas indígenas curaban a las personas sin el uso de medicamentos o drogas.

Nuestra tarea consiste en descubrir el patrón de comportamiento verbal y no verbal del curandero, que crea una relación con el paciente donde puede ocurrir una curación.

El curandero era un paq´o(sanador/místico/shaman)de los Andes de Perú accedió a entrar en el proyecto para demostrar su acercamiento a la curación.

Mientras que yo oía atentamente lo que decía que él hacía y lo comparó con el “modelo” que nosotros estábamos creando comencé a preocuparme más acerca de la validez de nuestro enfoque. Detecté una profunda diferencia fundamental en cómo nosotros los psicólogos y el paq´o entendemos la realidad y ésa diferencia no aparecía en el modelo. Comencé a sentirme intrigado con la idea del entendimiento del mundo en su forma de ver, en vez de entenderlo a través de los filtros y perspectivas de mi propia cultura y disciplina. Cuando me acerqué a él para hablar sobre esto, me ofreció la oportunidad de trabajar con él.

Desde ese entonces estuve explorando la manera de entender la realidad de los paq´o Andinos. Como me movía entre un mundo y el otro – Viajando a Perú para trabajar con los paq´o en los altos Andes y volvía con mi familia, mi sociedad y mi posición de profesor de psicología – busqué maneras de lograr la claridad en cómo una cultura con un patrimonio psicológico completamente diferente entiende la realidad y yo he luchado para integrar ambos entendimientos de bases culturales de la realidad dentro de mí.

De éste esfuerzo comprendo mejor la naturaleza del entendimiento mismo, así como el papel que diferencia la verdad de la ilusión que tiene en la búsqueda de la claridad. Éstas cuestiones creo que son de relevancia cuando tratamos de comprender cómo otra cultura, particularmente la cultura indígena experimenta la realidad y son de particular relevancia con respecto a cómo experimentan lo sagrado.

Verdadero o falso

La cultura Occidental define “comprensión” y “conocimiento” en términos del intelecto. Conocimiento intelectual implica el uso de símbolos – como palabras y números – para representar la realidad.

Por ésta definición ambas (ciencia y la religión Occidental)son principalmente de carácter intelectual en la naturaleza ya que ambas se definen a sí mismo como la representación de la realidad; la ciencia tiene sus teorías y fórmulas y la religión Occidental tiene su dogma. Si las palabras o formulas representan con precisión la realidad entonces las validamos como “verdad”, si no lo hacen son “falsas”, pero si parecen representar la realidad que en realidad no muestran, son ilusiones.

En mi cultura Occidental reconocemos que hay otros tipos de conocimiento, pero normalmente no se las ve importantes como el conocimiento intelectual o son vistas como una extensión del significado del término “conocimiento”.

Por ejemplo un único, huevo humano fertilizado sabe como crecer dentro de un sistema de billones de células interactuando. Es una hazaña impresionante, pero no adjudicamos un Doctorado en biología por su cumplimiento, por lo cual dibujamos una distinción entre ser capaz de hacer algo y ser capaz de usar palabras o formulas para describir o explicar cómo se hace. Teorías de desarrollo psicológico y testimonios sobre el papel de la evolución versus Dios en determinar el proceso, son intelectuales en naturaleza y pueden ser evaluados como ser relativamente verdadero o falso. Tu cuerpo mismo parece ser externo de la cuestión verdadero o falso, es verdad pero no tiene sentido decir que tu cuerpo es “verdad”.

Otra clase de conocimiento

La cultura Andina también reconoce y valora otras clases de conocimientos además del conocimiento intelectual. En particular ésta cultura apoya una clase de conocimiento y comprensión que es accesible a través del área del corazón (el “munay” en Quechua, la lengua de los Andes). Éste conocimiento no es intelectual de naturaleza y en vez de implicar palabras y números, implica amor.

Mi cultura científica Occidental hace mucho abandonó la idea de que el amor se encuentra en el corazón. Sabemos que el corazón es simplemente una bomba biológica y que las respuestas emocionales son orquestadas por el cerebro. El concepto de un conocimiento del corazón que evoque amor parece una curiosa metáfora de una época pasada. Aunque la moderna e intelectual representación de la fisiología pueda sostener su verdad, pierde completamente el punto; el conocimiento del corazón de los Andes reside fuera del intelecto y por lo cual es un reino dónde la verdad y la falsedad no tiene significado o relevancia. Conocimiento del corazón de la realidad está disponible dónde la consciencia se mueve de nuestra cabeza a nuestro corazón. En el Occidente nos identificamos tanto con nuestro intelecto que la idea de que la consciencia pueda residir en cualquier parte, menos en la mente puede ser difícil de comprender. Cuando estamos siendo intelectuales nuestra experiencia es que nuestra consciencia se localiza en el área detrás de los ojos.

Pensando con el corazón

El movimiento de la consciencia de nuestra mente a nuestro corazón es la mejor descripción que puedo dar de un efecto de varios procesos meditativos que aprendí en los Andes y del efecto de las ceremonias que he presenciado con los paq´os. Cuando la consciencia se traslada de la mente al corazón una comprensión diferente de la realidad emerge. Como todos los caminos de comprensión – ya sea intelectuales, deportivas, artísticas o alguna otra cosa – la manera en que el corazón conduce dentro del reino dónde nuevas distinciones puedan ser aprendidas y nuevas habilidades desarrolladas y dónde a través del tiempo y dónde la experiencia se vuelva más rica y profunda. La fundación de ésta experiencia es el amor.

Amor asociado con conocimiento del corazón no se refiere al romanticismo o sentimentalismo o afecto, en realidad el término no se refiere en absoluto a una emoción. En cambio se refiere a la experiencia de estar interconectado con el resto del Cosmos, una experiencia que está disponible cuando la consciencia está en el corazón.

Desde éste sentido de interconexión los Andinos paq´os interactúan con la Naturaleza de manera íntima, de mutuo apoyo y terapéutico. Interactúan con la Pachamama (la gran madre espiritual que es el planeta tierra), con los Apus (los grandes seres que son altos picos de las montañas) y con otros elementos de la naturaleza; como las estrellas, el viento, los ríos y los árboles.

Es una relación que entrelaza lo sagrado en su diario vivir de una manera en que nos resulta difícil a nosotros (a esos que son niños de la filosofía de Descartes) de entender. Los paq´os Andinos son los que desarrollan el conocimiento del corazón como mi cultura es el conocimiento intelectual.

Intelectualizando

Entonces… ¿qué ocurre cuando una persona de mi cultura intenta hacer que tenga sentido convirtiendo las experiencias del corazón en palabras en orden para formar teorías o descripciones o creencias? Ésta predilección de traducir el corazón en algo que el intelecto pueda entender no se encuentra sólo en los academicistas, sino el público en general, porque así es como nos han enseñado a “entender” el mundo. Lo primero que quiere saber el intelecto es si, sí o no todo esto – conocimiento del corazón, la existencia de la Pachamama y los Apus, la habilidad de interactuar con ellos desde el amor – es en realidad verdad. La respuesta es que hay algo mal con la pregunta, por evaluarla como verdadera o falsa al sacarlo del corazón e introducirlo dentro del reino del intelecto, el corazón experimenta que lo sagrado se fue.

El acercamiento de lo sagrado

El mitologísita Joseph Campbell señaló ésta cuestión de la relación entre el intelecto y lo sagrado en una discusión del uso de máscaras en ceremonias sagradas. Dentro de la ceremonia la máscara dice transformar al portador en la deidad que la máscara representa. Pero eso es verdad… ¿La máscara realmente transforma al tío Charlie en un dios? Campbell advierte que la ciencia escéptica, estropea el deporte por las cuales la máscara sólo puede representar una deidad que debe mantenerse fuera de la ceremonia. Pero añade que ésos que toman la mitología como algo literalmente verdadero tampoco están invitados. La experiencia de lo sagrado huye por la puerta cuando se enfrenta con un científico escéptico, pero accede a otra puerta cuando se enfrenta a un verdadero creyente.

El antropólogo Gregory Bateson tuvo un punto similar cuando discutió de cómo los Protestantes y los Católicos estaban dispuestos a matarse entre ellos y ser asesinados, en el año 1500 sobre las creencias de la naturaleza del sacramento. El punto de vista Católico era que el pan del sacramento era en realidad el cuerpo de Cristo y el vino era la sangre de Cristo, mientras que el punto de vista de los Protestantes se aprecian ambas de una forma metafórica. La conclusión de Bateson era que ambos puntos de vista eran de alguna forma anti-sagradas y que lo sagrado podría acercar a ambos puntos de vista (“lógicamente-incompatibles”).

Ambos nunca se encontrarán

El problema es simplemente éste… el corazón y el intelecto son dos maneras diferentes de entender la realidad y son incomprensibles entre ellos. Bateson advierte no intentar traducir lo sagrado en términos que el intelecto pueda entender (por ejemplo en prosa), no se puede hacer y lo que es peor, puede conducir a la creación de un monstruo. Para experimentar la comprensión del corazón el intelecto no está invitado.

Tenemos ejemplos en nuestra propia cultura dónde sabemos que el intelecto no está invitado aun, también reconocemos que algo importante está sucediendo. Asistir a un ballet es ese contexto. Cuando una bailarina aparece en el escenario vestido de cisne, el científico no se levanta y protesta “Espera un minuto! Esto no es realmente un cisne” Ni los creyentes verdaderos se levantan y proclaman “¿De dónde viene éste cisne gigante?” Ni la bailarina se frena y anuncia “¡Es importante que crean que soy un cisne!” Y tampoco dice “¡No se alarmen que no soy realmente un cisne!”. El ballet es real, puede o no que evoque una experiencia estética, pero la pregunta de verdadero versus falso parece ser irrelevante y analizar la experiencia es perderlo.

Para entender desde el corazón debemos temporal y suavemente dejar el intelecto de lado, no ser ni escéptico ni crédulo, pero simplemente abrirnos a la experiencia sin analizar cómo ocurre. El intelecto y su propensión a analizar pueden dar a su vez cuando la experiencia se acabó.

Otro nivel de uno mismo

Pero soy un “profesor intelectual”, mi intelecto es cómo me comunico con mi disciplina. No parezco ser capaz de intentar hacer que tenga sentido intelectualmente fuera de la experiencia que tuve en Perú o tratar de establecer que hay algo de “verdad” en ello. Pero la traducción, incluso después del hecho, de una manera de comprensión a la otra no puede lograrse. Traducir el conocimiento del corazón en prosa lo mata (la poesía es más adecuada) y buscar “pruebas” de su verdad lo deja a uno intentando atrapar el viento.

Mi intelecto sin embargo reconoce que hay otro nivel de mi experiencia que está sobre ambos (el corazón y el intelecto), por lo cual ambos son simplemente diferentes maneras de comprender el mundo y es ahí donde mi conocimiento del corazón estableció su credibilidad- Tras duros años de trabajo, confusión, dolor, diversión y experiencias profundas. Reconociendo la preeminencia de aquel aspecto más grande de mí mismo que valora a ambos (corazón e intelecto), mi intelecto está dispuesto a reconocer que el conocimiento del corazón es “real”, sea o no lo sea.

Los desafíos que he enfrentado en mis propias exploraciones son reflejados por muchos otros que buscaban claridad en su comprensión de las culturas indígenas, particularmente intentando comprender cómo estas culturas experimentan lo sagrado.

Nos han enseñado tanto por nuestra ciencia como por nuestra religión que la tarea más importante en éste esfuerzo es diferenciar lo que es verdad de lo que es sólo una ilusión, cuando realmente la tarea más importante que tenemos es abrir nuestros corazones.

Dr. Oakley E. Gordon

Éste documento está adaptado del artículo Sacred Hoop, Cuestión 44. Primavera 2004