Ciencia y Conciencia

El problema difícil de la conciencia

La complejidad neuronal no explica la conciencia

Roger Penrose

Se trata de un concepto acuñado por el filósofo de la mente David Chalmers y que tiene que ver con esta pregunta ¿Cómo es posible que el cerebro que sólo procesa señales eléctricas o químicas de lugar a una experiencia subjetiva consciente?

En el cerebro existen otros problemas “fáciles” que son a juicio de los neurocientificos computables, la cognición, la emoción, la memoria, la conducta, etc son problemas que a la larga acabarán conociéndose dado que son problemas que pueden ser comprendidos y planteados de forma algorítmica. Todos los científicos están persuadidos de que en un momento determinado nuestro conocimiento del cerebro y de su conectividad terminará por hacer visibles la mayor parte de estos problemas que son -en la jerga clásica- computables.

¿Sucederá lo mismo con el problema difícil de la conciencia?

La comunidad cientifica está dividida en esta cuestión, por una parte se encuentran los que piensan- Dennet entre ellos- que en la conciencia no hay ningun problema difícil y que la emergencia de la conciencia puede explicarse a través de la propia complejidad del sistema de conectividad sináptica como sostiene por ejemplo Gerald Edelman. Dicho de una forma más clara: la conciencia seria un epifenómeno de dicha complejidad, no hay nada más y es inutil buscar ese algo más.

Por otra parte están los que creen que la conciencia humana no es una complejidad cualquiera como la mancha roja de Jupiter o la humedad del agua, sino que es una complejidad con caracteristicas especiales: la de ser autoreferente y autoexplicativa, son los que sostienen que tiene algo más que no puede ser explicado en términos de computación por más compleja que esta sea. Entre ellos Roger Penrose y el propio Chalmers representan a esta minoría de neurocientificos que postulan que la conciencia humana tiene ciertas prestaciones que no pueden explicarse sólo a través de la IA (inteligencia articifical) fuerte. Ejemplos de esta prestación son la comprensión, la intuición, la creatividad o el sentido común de las que ya hablé en este post dedicado a la obra maestra de Roger Penrose “La nueva mente del emperador”.

Stuart Hameroff es un médico anestesiólogo que observó desde su experiencia clinica que los agentes anestésicos por él empleados pertenecían a familias químicas muy diferentes y diversas y comenzó a preguntarse si estos agentes tendrian algo en común que no fuera químico: su hipótesis es que estos agentes que disipaban la conciencia (incluso en organismos unicelulares) podian tener otro mecanismo de acción distinto al químico que explicara sus efectos anestésicos, postuló que estos efectos estarian relacionados con modificaciones en la coherencia cuántica Junto con Roger Penrose elaboró una teoria para explicar “el problema difícil de la conciencia”, conocida como hipótesis Penrose-Hameroff que ha sido violentamente contestada por todos los flancos de las neurociencias.

Estructura de los microtúbulos

Una teoria cuántica: según ellos el cerebro humano posee un tramo de computación en términos de mecánica clásica y otro tramo de computación cuántica. La idea de que en el cerebro deberia existir cierta computación cuántica procede de Penrose. Hameroff es un anestesiólogo que proporcionó a Penrose un posible sustrato de esta computación cuántica y que situó en los microtubulos celulares (estructuras esqueléticas celulares) que según él operarian como pequeños computadores cuánticos.

Stuart Hameroff

La idea por la que Hameroff pretende explicar el problema dificil de la conciencia es más o menos ésta.

La conciencia o quizá algo protoconsciente es fundamental en el universo, es parte de nuestra realidad como el movimiento de rotación, la masa o la carga eléctrica, es decir cierta propiedad fisica de la que sólo podemos decir “está ahi”. La conciencia es una de estas propiedades, un punto de vista que comparte con Chalmers que piensa que la conciencia conlleva algo intrínseco al universo.

Penrose y Hameroff piensan que los qualia deben existir en el nivel fundamental del universo, en el nivel de realidad mas bajo que existe en términos de la escala de Planck: aquel nivel donde el espacio-tiempo ya no es continuo sino cuántico. Al descender a ese nivel el espacio-tiempo se convierte en una granularidad -un totum revolutum- y este es el nivel fundamental. Es aqui donde Penrose y Hameroff suponen que existen los qualia como patrones de esta granularidad fundamental de la geometria del espacio-tiempo.

Nuestras mentes son intrinsecamente distintas a los ordenadores claáicos y parecen procesar la información más bien en un estilo Sherlock Homes no a través de decisiones binarias sino siguiendo pistas oscuras y sutiles. Penrose descubrió que la unica fuente en el universo que podia trajinar con esta forma de energia no computable es el tipo particular de colapso de función de onda debido a la gravedad cuántica en la escala fundamental de Planck. No sólo se relaciona con los qualia sino que tambien conlleva un factor no algoritmico que distingue nuestras decisiones de las de los computadores, de modo que concluyó – aun sin conocer los trabajos sobre microtúbulos de Hameroff- que en el cerebro deberia darse algun tipo de computación cuántica que no podia estar en los nervios ni en las neuronas.

De lo cual se desprende que existe un factor “platónico”, un factor de qualia no computable presente en cada tipo de elección y en cada experiencia mental.

El libre albedrio es precisamente la experiencia psiquica subjetiva que combina ambos tipos de procesamiento -el cuántico con el clásico- y que sólo puede explicarse a partir de este doble procesamiento. Los sueños son otro de los escenarios donde podemos contemplar el procesamiento cuántico directamente y donde aquella granularidad donde todos los eventos parecen encontrarse agrupados vuelven a manifestarse. En el sueño es el entorno donde el colapso de función de onda puede obervarse directamente: soñamos para que lo cuántico se manifieste directamente, los sueños son información cuántica, el modo en que la granularidad se manifiesta.

Cuando se pierde la coherencia cuántica en los microtubulos como en un paro cardiaco o cuando nos morimos, la información cuantica de la escala de Planck se disipa y se filtra en el universo como un todo, pero la nformación cuantica que estaba en nuestras mentes no se pierde del todo sino que queda suspendida en el entrelazamiento cuántico. Al estar en superoposición cuántica y no experiementar una reducción o colapso, queda en un estado parecido al sueño y como el universo en la escala de Planck es no local existe holografica e indefinidamente.

Tal vez esto sea el alma segun la propuesta de Hameroff.

Francisco Traver

http://pacotraver.wordpress.com/2010/03/

Bibliografia.-

Susan Blakemore. Conversaciones sobre la conciencia. Entrevista a Stuart Hameroff, pag 163-174.

La web de Stuart Hameroff