Las enfermedades alérgicas en la Medicina Evolucionista

En el asma, la rinoconjuntivitis, las alergias alimentarias o la urticaria el sistema inmune parece tener una respuesta inadecuada frente a diferentes agentes exógenos normalmente inocuos, en su mayoría productos biológicos del entorno en el que vivimos. Ya que mucho ha cambiado en nuestra forma de vivir en las últimas décadas, el abordaje de la teoría de la maladaptación es especialmente interesante en estas patologías. La prevalencia de las enfermedades alérgicas ha sufrido un importante aumento sobre todo en la segunda mitad del siglo XX. Aunque poco se han tratado las enfermedades alérgicas en el contexto de un enfoque evolucionista, existen sobre todo tres hipótesis explicativas: la hipótesis de las toxinas, la hipótesis de los hongos y la hipótesis de los parásitos.

Todas tienen en común un aspecto primordial de la Medicina Evolucionista: se analizan los síntomas según su papel posiblemente protector como defensa. El vómito, la diarrea, el estornudo, la tos, el lagrimeo, y el picor como desencadenante del rascado pertenecen todos ellos a las respuestas alérgicas de diferentes órganos, que median la expulsión de posibles alergenos del estómago, el intestino, el tracto respiratorio, los ojos o la piel.

La teoría de las toxinas fue descrita por Profet en 1991. Propone que la respuesta alérgica evolucionó como defensa de última línea contra una amplia gama de sustancias tóxicas existentes en el entorno, sobre todo en forma de compuestos vegetales secundarios y venenos. La degranulación de mastocitos libera las moléculas que son capaces de producir todos los síntomas alérgicos arriba indicados y que ayudaría a la expulsión de la toxina. En la hipótesis de las toxinas la protección no solo abarca la toxicidad aguda, sino podría asimismo ser una defensa contra mutágenos y carcinógenos.

Lappé ha propuesto en 1994 un modelo de respuesta alérgica como guardián, en el que la respuesta asmática ha sido seleccionada para prevenir que lleguen los agentes nocivos a los tejidos humanos. Un análisis de los agentes capaces de producir asma muestra un predominio de insectos, sus proteínas derivadas, el contacto con productos de panadería y semillas así como hongos y esporas. La mayoría de estos alergenos, en contra de la teoría de Profet, no son por si mismo tóxicos pero tienen gran capacidad antigénica, lo que sugiere que el organismo se estaría defendiendo de una consecuencia secundaria a la exposición. El asma bronquial como adaptación estaría ligada al comienzo de la agricultura y en especial al cultivo de los cereales hace 14000 años. La presión selectiva ha sido el riesgo de inhalar cereal contaminado de hongos como el Aspergillus o sus esporas. Éstos sí podrían producir infecciones graves o la producción de toxinas. La respuesta asmática, caracterizada por un estrechamiento reversible de las vías aéreas bronquiales, se originó para cerrar el flujo aéreo e inhibir la inhalación de hongos o esporas.

La hipótesis de la higiene postula que las enfermedades alérgicas se relacionan con la falta de exposición a agentes infecciosos en la temprana infancia. La hipótesis de la relación entre parásitos y las enfermedades alérgicas, es a día de hoy la más aceptada y existen muchos grupos de trabajo en la frontera entre Parasitología y Alergología. Es un hecho que las manifestaciones alérgicas son infrecuentes en las helmintosis crónicas y que la prevalencia de enfermedades alérgicas se correlaciona inversamente a la prevalencia de enfermedades parasitarias. La inmunoglobulina IgE se originó en mamíferos expuestos de forma crónica a parásitos helmintos y se piensa que permite el control sobre la carga de los gusanos. Existen varios modelos de parásitos, en los que la IgE tiene un papel expulsor y/o regulador de parásito. Bajo esta hipótesis, le ventaja selectiva de los genes que predisponen a altos niveles de IgE, se manifestaría sobre todo en poblaciones expuestas de forma crónica a helmintos o en aquellas que hasta recientemente estuvieran expuestas. La alta prevalencia de asma en la población afroamericana podría subrayar esta hipótesis. Posiblemente se añaden como factor de riesgo para la aparición de enfermedades alérgicas a la ausencia de agentes parásitos “protectores” otros factores de la vida moderna, como la edificación con micro hábitats ideales para una exposición no adecuada a alergenos de artrópodos domésticos, factores de la dieta y otros.

Se desarrollarán estas hipótesis, así como la experiencia propia en la investigación en relación a las reacciones alérgicas producidas por el nematodo del pescado Anisakis simplex y su posible explicación en un contexto evolucionista.

BIBLIOGRAFÍA

Autor: Alvaro Daschner contacto: alergiayevolucion@gmail.com