Historia-1

Historia antigua, hasta el inicio de la Reconquista

Antes de comenzar ...


Dicen los estudiosos de estas disciplinas que "para entender correctamente la historia de un pueblo  -sea en sentido amplio, sea en sentido estricto-  es necesario conocer bien su geografía". Siendo eso cierto, me permito sugerirte que  -si no lo has hecho a la entrada-   le eches un vistazo a la zona "a  ojo de satélite"  a través de 'Google Maps' y  podrás hacerte una idea de las particularidades geográficas del lugar. No es cosa insignificante, aparte de curiosa y entretenida.

Hozabejas, en La Bureba 

 (Fuente: www.turismoburgos.org


 Descripción general de la comarca

La Bureba es una región natural, con personalidad propia, geográfica y humana. Su extensión abarca unos 1.000 km cuadrados. Su altura media sobre el nivel del mar ronda los 700 metros.

La limitan y detienen al norte la Mesa de Oña, al este la barrera caliza de los Obarenes, 30 kilómetros de rocas y pinares entre la Horadada y el desfiladero de Pancorbo, al oeste la paramera de Altotero sobre Poza de la Sal, y al sur la subida a la Brújula y las estribaciones de la Sierra de la Demanda.

Por el centro, de sur a norte, discurre pacífico el río Oca, que brota en los Montes de su nombre y recorre 70 kilómetros hasta entregar sus aguas al Ebro. El clima templado, de corte mediterráneo, la tierra fértil y el agua suficiente dieron vida a los más de cien pueblos que embellecen el paisaje con sus casas humildes y sus robustas iglesias de piedra. (1) (2)

Observando el terreno diluvial, "parece evidente la existencia en tiempos prehistóricos de un lago neocénico, desecado, que ha dejado abundante terreno de sedimentación, muy a propósito para el cultivo de cereales". 

Panorámicas de la Bureba desde el Portillo de Busto 
Paisaje típico de La Bureba

La Bureba en los documentos históricos


El nombre

El origen del topónimo, a juicio de numerosos historiadores, lo encontramos en las cuatro aras dedicadas al dios celta Vurovio, aparecidas a comienzos de los años setenta en el término de Barcina de los Montes, y que se guardan en los claustros de la iglesia de San Salvador de Oña. Vurovio era, pues,  una deidad de los antiguos pobladores de la zona en la época prerromana (ss. VI-II a. de C.), la tribu celta de los autrigones. Este teónimo, al parecer,  fue derivando paulatinamente hasta convertirse en "Bureba", dando así nombre a la comarca.

Sin embargo, es justo precisar  que hasta mediados del s. XIII, con la llegada de la lengua romance, no aparece en la documentación el término Bureba. Anteriormente, las referencias a este territorio han sido diversas: Villa de Orobi (863), Boruevan (867), Borovia (975), Borova (1054), Boroviam (1106), Borovie (1156), Buruva (1169), Voroviam (1198), Burueva (1230), Borueva (1237) y, menos frecuente, Borovie.   

Ara dedicada al dios celta Vurovio 

Los primeros pobladores de la Bureba: los Autrigones

Entre los siglos VI y II antes de Cristo ocuparon pacíficamente las tierras comprendidas entre el nacimiento del Oca y el Cantábrico. Con más precisión: se asentaron en un amplio rectángulo vertical, formado por la cuenca del Ebro y sus afluentes, es decir, en las regiones de Belorado, Briviesca, Miranda de Ebro, Villarcayo, buena parte de Sedano, Mena, Sopuerta..., hasta Castro Urdiales y Laredo. (3) 

La presencia romana en la Bureba

Las legiones romanas penetraron en la Bureba por el desfiladero de Pancorbo el año 218 antes de Cristo y pactaron con los Autrigones, que se mantuvieron como pueblo romanizado. En Briviesca anudaron las dos grandes vías militares: la de Aquitania a Astorga y la de Astorga a Italia. Pero, además, desde Briviesca partía la llamada vía marítima que, pasando por Oña, recorría de sur a norte el rectángulo de los Autrigones y terminaba en el Puerto de Castro Urdiales.

Terminada felizmente la guerra romano-cántabra en el año 19 antes de Cristo con el sometimiento total de los cántabros, los romanos, que habían tropezado en Poza con el tesoro de la sal, empezaron a explotar sus salinas en el siglo I. (4) (5) 

Las salinas de Poza

Fin del  Imperio romano: los visigodos y los árabes

A los años pacíficos de los Autrigones romanizados siguieron en el siglo III las incursiones de los pueblos germánicos -que hunden definitivamente el Imperio- y la presencia visigoda a partir del siglo V, que cristianiza el territorio y lo enriquece con numerosas fundaciones monásticas.

En el siglo VIII se produce la invasión árabe. Los berberiscos aprovechando las sólidas calzadas romanas, madrugaron para llegar temprano a dominar la Bureba. El sur del Ebro se pobló de fortalezas árabes -la de Pancorbo entre ellas- y durante un largo siglo mermó la población pues, aunque muchos cristianos prefirieron quedarse en sus tierras, otros se refugiaron en las montañas cántabras.

Alfonso I (739-757) aprovechó con decisión y energía, la sublevación general de los bereberes el año 741 y el hambre espantosa del año 750 para despoblar la meseta norte, destruir los poblados construidos y llevarse a las montañas a cuantos habitantes encuentra en la llanura. La Bureba quedó, prácticamente, desertizada. 

  El rey Alfonso I de Asturias
 

Así siguieron las cosas hasta la Reconquista. El Conde don Rodrigo cruza el Ebro el año 855 y va contrarrestando el poderío árabe con nuevas fortalezas. Las posiciones se consolidan más tarde, durante el gobierno del conde Diego Porcelos, en los últimos lustros del siglo IX, especialmente tras la conquista de Ibrillos, que permite iniciar la repoblación de toda la Bureba. (6)  

                       Sobre este hecho, afirma Ortega Valcárcel: "La Bureba es una región nacida con la repoblación del altomedievo, que se ha hecho a lo largo de la Edad Media, en la cual cristaliza en sus caracteres más importantes  [...]. La Bureba surge con el avance repoblador más que conquistador de los primeros momentos de la Reconquista [...]. La repoblación de la Bureba es consecuencia de tres esfuerzos coherentes y complementados, de diverso valor e influencia. Son la Iglesia, la Nobleza y el Campesinado. Los tres proceden del Norte y bajan a las tierras burebanas desde los valles del Ebro -Losa, Valdivielso, etc.- y desde las altas tierras de los Obarenes y Macizo de Masa - Sedano  [...]. Iglesia y Nobleza, en el deseo de activar económicamente sus propiedades, favorecen la repoblación atrayendo campesinos, a los cuales se adscribe la tenencia de la tierra  por censos, mediante la garantía de una permanencia, de un fruto continuado, de una renta".(6-b)  

 Escultura de D. Diego Porcelos, en el Arco de Santa María. Burgos. 

La repoblación de la Bureba se hace, pues, definitiva a finales del siglo IX. A la seguridad de los pobladores contribuyó poco después, y en gran manera, el Conde Sancho García que formó un fuerte ejército con "los castellanos refugiados en las montañas de Burgos desde los comienzos de la Reconquista y los que poblaban la comarca de la Bureba". (7) (8)