Maravilla arqueológica de Arequipa: "Churajón" o "La Huaca"



Se debe rescatar para el turismo mundial


Una maravilla arequipeña:

Los andenes de “La Huaca o “Churajón”



Por: César Coloma Porcari

Presidente del Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo


En Arequipa existen varios sitios arqueológicos de la época precolombina y tal vez algunos de los más notables fueron estudiados por el Dr. Leonidas Bernedo Málaga en las décadas de 1920 y 1930. Lamentablemente se encuentran en muy mal estado de conservación y urge su puesta en valor para recuperar visualmente estos importantes monumentos y convertirlos, por lo menos en el caso del llamado “La Huaca” o “Churajón” (ubicado al Este de la provincia de Arequipa), por su gran extensión, en un atractivo turístico de importancia internacional.


LEONIDAS BERNEDO MÁLAGA

Este destacado sacerdote católico y arqueólogo arequipeño nació en Quequeña el año 1891 y falleció en la Ciudad Blanca en 1977. Estudió en Francia. Fue nombrado párroco de Pocsi en 1923, y de Quequeña en 1926. El Dr. Alberto Tauro del Pino, en su “Enciclopedia ilustrada del Perú” (Lima, Peisa, Empresa Editora El Comercio S. A., 2001, t. 3, página 358, registra que publicó “La cultura puquina” […] “basado en las observaciones que tuvo la oportunidad de hacer mientras ejerció su sagrado ministerio en la región, y que establece las relaciones prehistóricas entre los pobladores establecidos en el curso superior el río Locumba y la cultura Tiahuanaco”.

“LA CULTURA PUQUINA”

Es importante la obra del Dr. Bernedo titulada “La cultura puquina” (Lima, Dirección de Educación Artística y Extensión Cultural, Imprenta del Ministerio de Educación Pública, 1949). El libro lo dedica el autor “Al Señor General Don Manuel A. Odría, Presidente de la Junta Militar de Gobierno, como sincero homenaje de admiración y gratitud, por los grandes servicios que presta a la Nación Peruana”.

Esta obra ha sido digitalizada por la Biblioteca del Ministerio de Cultura y forma parte del Repositorio institucional (Biblioteca Virtual del Ministerio de Cultura, enlace: http://repositorio.cultura.gob.pe/). Su consulta es libre y gratuita, y el enlace es: http://repositorio.cultura.gob.pe/handle/CULTURA/1061

EL LIBRO

Esta obra consta de veintitrés capítulos, siendo a nuestro parecer los más importantes, el capítulo segundo, en donde hace una valiosa descripción del Pichupichu y zonas aledañas; y el séptimo, en el que se refiere al “Descubrimiento de importantes ruinas en Pocsi y en Quequeña.- Descubrimiento de Churajón.- Estudios arqueológicos de las ruinas encontradas.- Antigüedad de la cultura puquina en el valle de Arequipa”. Allí el autor recuerda que “logré descubrir las famosas ruinas de Churajón, cerca de Chapi, el 15 de abril de 1931 y las de Sechi y Chilata a fines del mismo mes (página 60).

En el capítulo noveno trata sobre “Dos expediciones científicas en los distritos de Pocsi, Quequeña y Puquina”; y el décimo séptimo se refiere a los “Trabajos de irrigación artificial en las regiones del páramo arequipeño”. Aquí afirma (página 106) que “En estas obras, dignas de gigantes, no se vislumbra la elegancia y magnificencia del estilo aymara del Collao, ni el arte pulido, refinado y perfecto del inca”. Y agrega que “lo que más sorprende en esta maravillosa andenería que comienza en los cerros de Quequeña, Pocsi y Piaca y termina en el pueblo de Quinistacas, cerca de Omate, en un vastísimo sector geográfico, es el talento extraordinario que pusieron de manifiesto en la sabia distribución y nivelación de dichas terrazas a fin de que recibieran el riego por igual de los numerosos canales en que se ramificaba el acueducto principal […]. Ante este panorama fantástico de irrigación original, única en el mundo antiguo por sus colosales proporciones, se puede afirmar que los Jardines Colgantes de Churajón comparados con los de Semiramis en Babilonia resultan insignificantes estos últimos por carecer de la solidez inquebrantable de los primeros”.

El capítulo décimo octavo se refiere al “Sistema de irrigación de los puquinas”; el vigésimo, a “Churajón y otras ciudades del señorío Puquina”; el vigésimo primero, a “Los descubrimientos arqueológicos de Casa-Patak, Quillicona (sic), Pillu y Huishui”; y el vigésimo segundo, al “Aspecto actual de la irrigación artificial de los puquinas”. El libro incluye, al final, cuarenta y cinco grabados de muy buena calidad (de autor anónimo), que representan piezas arqueológicas, planos e imágenes de andenerías y otros, además del plano de Casa-Patak (página 120).

No estamos seguros de que el nombre “Churajón” con el que bautizó el Dr. Bernedo al sitio arqueológico sea el que tuvo antiguamente. Se debe investigar títulos de propiedad de los siglos XVI al XVIII, de tierras de esa comarca, para redescubrir y volver a emplear el verdadero nombre del lugar donde se encuentra ese gran conjunto de andenes.

EL PATRONATO NACIONAL DE ARQUEOLOGÍA

Es muy valiosa la documentación ofrecida por los Dres. Luis E. Valcárcel y Manuel G. Suárez Polar en “Recientes exploraciones arqueológicas en el Perú. 1. Las ruinas de Churajón o Sawaka (Arequipa)”, publicado en la “Revista del Museo Nacional” (t. III, N° 1-2, Lima, 1934, páginas 175-180). Allí el Dr. Valcárcel le remite un informe (12 de enero de 1934) al Presidente del Patronato Nacional de Arqueología, indicando que ha cumplido con su encargo y que por ello ha “visitado las ruinas de la Waka (sic) o Churajón, situadas en la provincia de Arequipa”. Partió de la Ciudad Blanca el 27 de diciembre de 1933, en compañía del párroco de Quequeña “y revelador de aquellas ruinas”, don Leonidas Bernedo Málaga.

PAISAJES DE YARABAMBA, QUEQUEÑA Y MOLLEBAYA

Indica el Dr. Valcárcel que “La primera etapa del viaje se hace en automóvil, pasando por los hermosos campos de Yarabamba. La salida del pueblo de Quequeña es por el río de este nombre, ascendiéndose después por la empinada cuesta de Hornillos”. Luego, “durante el recorrido de más de treinta kilómetros no se halla habitación ni cultivo. Se trata de una zona inhospitalaria, de clima frío y de escasa vegetación”.

ANDENES DE “CHURAJÓN”

Cuenta el Dr. Valcárcel, en el documento mencionado, que “Cuatro horas de viaje a caballo nos ponen a la vista de la buscada comarca. Al final de una de estas llanuras deshabitadas cortan el horizonte los cerros de Churajón. Acercándonos, percibimos un estriado uniforme en sentido horizontal: son las líneas paralelas que se extienden superpuestas, de la base a la cima. Alguna serie tiene más de cien. Son los andenes. Pero para convencerse es necesario recorrerlos. Así lo hicimos con los correspondientes a los cerros llamados Mollebaya y Choquellampa”.

Y agrega que “el conjunto es gigantesco”, porque son “millares de andenes”, y afirma que “Los muros de contención de las terrazas son formados de piedras grandes y pequeñas, unidas con barro […] pero sin ningún pulimento. Los bloques graníticos fueron extraídos de los peñascales en que abunda cada cerro”. Encuentra también “numerosas chullpas cilíndricas y prismáticas”.

EL ACUEDUCTO PARA REGAR LOS ANDENES

Afirma asimismo el Dr. Valcárcel que “Dominando todas las terrazas de cultivo, muy cerca de la cúspide de las montañas, se percibe la firme línea de un gran acueducto que –dice el Dr. Bernedo– comienza en las vertientes del Pichupichu y hace un recorrido de cerca de cuarenta kilómetros. Con estas aguas se irrigaba Churajón”.

Lamentablemente, hace cientos de años que por ese acueducto ya no corre el agua, y sería indispensable realizar allí un trabajo de investigación científica para recuperar las vertientes acuíferas y poder volver a dotar de agua a la gigantesca andenería, hoy completamente seca (conservando las bellas y grandes cactáceas).

LA CIUDAD PRECOLOMBINA

El Dr. Valcárcel señala que “está situada en la cúspide de Chokellampa y se extiende por las laderas en un vasto espacio. El conjunto apenas se aprecia por lo destruidas que se hallan las casas y el verdadero bosque de cactáceas que se ha formado con el trascurso de los siglos”. Pero “Desde los sitios abiertos del pueblo se contempla un hermoso panorama: el mar, en el horizonte, es una línea azul, los altos nevados de Arequipa se recortan en la lejanía, interminables cadenas de montaña cierran la perspectiva. El observador contempla, en todas direcciones, el variado paisaje. El aparejo de las construcciones es de piedra sin labrar y barro; los vanos son trapeciales, como se presentan en la arquitectura inkaica (sic)”. Y “Son imponentes por su magnitud, pero carecen de arte”.

Con respecto a cómo construyeron estos andenes, el Dr. Valcárcel dice lo siguiente: “¿Por qué creo que fueron trabajos forzados y no obra libre? Encuentro que la magnitud del esfuerzo no está compensada por el juego estético. Los andenes han requerido la remoción de millones de metros cúbicos de tierra, el desgarramiento de gigantescas peñolerías, el quebrantamiento de las rocas para formar bloques, el empleo de bloques para construir los muros de contención, el acarreo de tierra vegetal de largas distancias, la irrigación por canales que traían el líquido desde el Pichupichu, el abandono de secciones más fáciles para el cultivo, la regularidad –sin gracia, sin arte– de millares y millares de terrazas”. Y comenta que “Todo este esfuerzo no ha podido ser sino impuesto por una minoría vencedora”, y además, “En Churajón no se siente la satisfacción del artificio sino que se respira el doloroso vaho del sobreesfuerzo coercitivo”.

OPINIÓN DEL DR. SUÁREZ POLAR

El Dr. Manuel G. Suárez Polar opina de una manera distinta (en la documentación que reseñamos): afirma que no está de acuerdo con la idea del Dr. Valcárcel de que el “gran número de andenes” era “el resultado de trabajos forzados, de verdaderas galeras”. Y agrega que “los agricultores de esta región, aún en los actuales tiempos, prefieren los terrenos de ladera por ser menos heladizos que las llanuras descubiertas. Esa puede ser otra explicación”.

LO QUE DICE EL DR. KAUFFMANN DOIG

Debemos recordar la opinión del Dr. Federico Kauffmann Doig en “Churajón y Chuquibamba. Panorama de la Arqueología de la Costa Extremo Sur” (en revista “Letras”, Órgano de la Facultad de Letras, UNMSM, N° 68-69, Lima, 1962, páginas 252-266). Allí recuerda que el Dr. Bernedo “realizó excavaciones hallando cantidad de cerámica, que entregó al Museo de la Universidad de San Agustín”. Pero “Sus informes están inundados de suposiciones y, en su espíritu general, sus obras siguen, con candor religioso, algunas de las ‘doctrinas’ de Posnansky. Con todo, es interesante resaltar su obra de pionero en la arqueología de la región de Arequipa”.

DATO

Se requiere, con carácter de urgencia, poner en valor las grandes andenerías del sitio arqueológico conocido actualmente como “La Huaca” o “Churajón”, pero recuperando su nombre original, que no conocemos. Además, se debe restaurar las vertientes de agua para que esta fluya por los antiguos canales hoy abandonados.

De esta manera se podría irrigar nuevamente (después de varios siglos) estos andenes, para recuperar los “Jardines Colgantes” que fueron y que según el Dr. Bernedo eran superiores a los de Babilonia. Estas gigantescas andenerías arequipeñas podrían dedicarse a cultivos tradicionales, y convertidas nuevamente en un vergel, atraerían las miradas de todo el mundo.

(Publicado en el diario “El Pueblo”, Arequipa, sábado 12 de diciembre de 2020, página 8).