El Palacio Municipal de Miraflores






El Palacio Municipal de Miraflores


Monumento Nacional

Por: César Coloma Porcari

Presidente del Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo

A todos les llama la atención el gran edificio de la Municipalidad de Miraflores. Su diseño arquitectónico está muy bien logrado y por ello es uno de los mejores ejemplos del neocolonial peruano. Fue construido durante el gobierno del Presidente don Manuel Prado y Ugarteche, entre los años 1941 y 1944.

Hoy, lamentablemente, no es ni sombra de lo que fue. Las bellas fachadas originalmente enlucidas con un fino acabado de cuarzo, han sido cubiertas de varias capas de pintura, de diversos colores. Se debe retirar todo ese recubrimiento para que el edificio luzca su acabado original y así recupere toda su prestancia.

SU AUTOR

El arquitecto don Luis Miró Quesada Garland (Lima, 1914-1994) obtuvo el primer premio en el concurso convocado para la construcción del nuevo edificio. Este Palacio Municipal de Miraflores es la obra maestra del arquitecto Miró Quesada, y es, asimismo, un ejemplo de magnífico diseño arquitectónico. Afortunadamente el edificio municipal fue diseñado y construido en estilo neocolonial, porque si se hubiera edificado en algún estilo moderno (como lo deseaban algunos), hoy habría sido una simple mole intrascendente, monstruosa y antiestética, que seguramente habría merecido ser demolida.

En la obra “Perú. Obra de gobierno del Presidente de la República Dr. Manuel Prado. 1939 - 1945” (Buenos Aires, Guillermo Kraft Ltda. S. A., 1945, página 170), aparecen dos buenas fotografías de este inmueble, al finalizar los trabajos de construcción. La primera lleva el título de “Fachada del nuevo Palacio Municipal del balneario de Miraflores”, y la segunda, “Parte posterior del nuevo Palacio Municipal en el bello balneario”.

ARQUITECTURA NEOCOLONIAL

El arquitecto don Héctor Velarde Bergmann (Lima, 1898-1989), en su obra “Arquitectura Peruana” afirma que en el Perú, a principios del siglo XX, periodo de algún desarrollo económico en nuestro país, se produjo “un verdadero y fecundo desorden constructivo que llegó, por un lado, a las más absurdas interpretaciones y caprichos arquitectónicos y, por otro, a las raíces mismas de la arquitectura tradicional del país, que dormía silenciosamente hacía un siglo, en espera de su renacimiento”. Por este motivo “se fue formando una conciencia arquitectónica” y “se volvieron los ojos al pasado”.

Agrega además que “La honda verdad de las formas arquitectónicas en relación con el medio ambiente y con los factores que las constituyen estaba allí como una inmensa herencia de arte cuyo poder telúrico hacía artificial toda arquitectura extraña que no respetase su espíritu o que emplease su milenaria arcilla para disfrazarse”. Asimismo, “El renacimiento de la arquitectura peruana se estableció definitivamente en esa época con la construcción de muchas obras de un estilo que se podría llamar neocolonial peruano”.

El arquitecto Velarde señala también que “Se generalizó el estilo [neocolonial] y se levantaron hermosos edificios, como el Palacio Arzobispal, el Hotel Bolívar, el Palacio de Gobierno y un gran número de residencias de mucho sabor tradicional y encanto”. Y afirma además que “El pasado colonial renació en la arquitectura como un principio de verdad y como una reacción ante lo moderno” (“Obras completas de Héctor Velarde”, Lima, Talleres Gráficos P. L. Villanueva S. A., 1966, t. 4, pp. 311-312).

Por su parte, el arquitecto don José García Bryce (Lima, 1928) afirma que “El periodo entre fines de los años 30 y aproximadamente 1945 fue el de máxima difusión del neocolonial en la arquitectura institucional, hotelera, comercial, bancaria y residencial. De la primera son ejemplos significativos los nuevos palacios municipales de Lima (1944) y Miraflores” (“La Arquitectura en el Virreinato y la República”, en: “Historia del Perú”, Editorial Juan Mejía Baca, Barcelona, Printer Industria Gráfica S. A., 1985, tomo IX, página 145).

EL GRAN INGRESO

El Palacio Municipal de Miraflores, por estar ubicado en una esquina y frente al parque Central, se luce de una manera notable. Es de tres plantas con una torre esquinera y está edificado en concreto armado y ladrillo. Sus fachadas son de cuarzo, que, como lo hemos señalado, inexplicablemente han sido pintadas en los últimos años. El edificio, en todos sus frentes, está coronado por un juego de cornisas y perillones, que le dan mayor calidad arquitectónica.

Además, el ingreso principal está ornamentado con una gran portada neobarroca de dos cuerpos, con un acabado de granito. En el primero se abre la amplia puerta principal terminada en arco de medio punto, que está flanqueada por un juego de pilastras que sostienen elaboradas cornisas, sobre las que se asienta el segundo cuerpo, que cuenta en su parte central con un vano más pequeño, también terminado en arco de medio punto, que da a un pequeño balcón. Como lo hemos indicado, corona la esquina una elevada torre a guisa de campanario, ornamentada con vistosas cornisas y perillones. Este notable elemento arquitectónico termina en una vistosa y grácil torrecilla de reminiscencias barrocas.

FACHADA PRINCIPAL

Esta da a la Av. Larco y luce una gran portada central, que es de dos cuerpos y tiene el mismo acabado de granito de la portada principal; se lucen ventanas rectangulares a ambos lados de ésta, las cuales, en el caso de las de la segunda planta, cuentan con pequeños balcones de antepecho, de madera labrada.

FACHADA LATERAL

Es muy vistosa y en la segunda planta luce un largo balcón abierto, de tres tramos, con antepechos de madera labrada. El balcón tiene como fondo una triple arquería ciega. A éste da la sala de sesiones. Y en la tercera planta se aprecia, en su parte central, un juego de siete pequeñas ventanas terminadas en arcos de medio punto.

FACHADA POSTERIOR

Es muy vistosa, y por ser asimétrica, presenta un juego de volúmenes hábilmente dispuesto, en el que se incorpora uno circular, que le da mayor relieve al conjunto. Se luce majestuosa, como fondo del escenario, la gran torre, que le da tanto carácter al edificio. Esta acertada combinación de volúmenes, todos coronados con vistosas cornisas y perillones, es de lo más notable en la arquitectura neocolonial peruana.

AMBIENTES INTERIORES

El interior del edificio es muy atractivo. Cuenta con un zaguán de acceso que da a una rotonda en donde nace una monumental escalera que conduce a la segunda planta, terminando en otra bella rotonda ornamentada por un juego de pilastras, hornacinas y molduras, que afortunadamente han conservado su acabado original de revoque de cuarzo. Los polícromos azulejos de estilo sevillano del zócalo llaman la atención y le dan un colorido especial al ambiente. De allí se accede a las diversas dependencias, incluyendo la sala de sesiones, a la que se llega atravesando un corto pasaje. En la rotonda, además, se aprecian bellas puertas de balaustres de madera, de estilo colonial. Asimismo, esta rotonda está engalanada con pinturas murales.

SALA DE SESIONES

Este ambiente es muy amplio y está ornamentado con un juego de vigas falsas de madera y ménsulas talladas. Los muros laterales cuentan con un juego de molduras en donde se exhiben importantes pinturas nacionales de mediados del siglo XX. A un extremo de la sala se encuentra el estrado elevado, que cuenta con una puerta central y dos ventanas laterales, que dan a un balcón corrido, desde donde se aprecia el bello parque Central.

Se accede a este estrado desde el auditorio propiamente dicho, atravesando un gran vano sostenido por tres pilastras que soportan una larga viga enchapada en madera. En el lado opuesto se luce un amplio vano central terminado en arco rebajado, ornamentado por un juego de molduras, flanqueado por dos pequeñas ventanas, que lucen vitrales multicolores.

MONUMENTO NACIONAL

Nosotros gestionamos la declaración del Palacio Municipal de Miraflores como Monumento Nacional, mediante el Oficio N° 067-99-INC/DIGECICU, del 12 de mayo de 1999, que remitimos a la Dirección Nacional del Instituto Nacional de Cultura. Luego de un largo trámite, nuestro pedido pasó a la Comisión Nacional Técnica Calificadora de Proyectos Arquitectónicos, presidida por la arquitecta doña Bertha Estela Benavides, Directora General del Patrimonio Cultural Monumental.

Esta Comisión Nacional, mediante Acuerdo N° 02/24.04.2000, del 24 de abril del 2000, aprobó nuestro pedido, porque “la edificación constituye uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura neocolonial de mediados de siglo [XX]”, y debido a que “la edificación es un ejemplo significativo de los nuevos palacios municipales y de la arquitectura institucional de la época”. Y el inmueble fue declarado Monumento Nacional por Resolución Directoral Nacional N° 515/INC, del 12 de mayo de 2000.

Ojalá que este bello edificio, algún día, recupere todo su esplendor, cuando le retiren las absurdas y postizas coberturas de pintura, de sus fachadas, y entonces luzca todo su magnífico acabado original, hoy oculto.

(Publicado en “Voces”, Revista Cultural de Lima, año 19, N° 69, Lima, 2018, pp. 42-44).