Por: César Coloma Porcari
Presidente del Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo
Podemos considerar precursores del turismo en el Perú y el mundo, a los viajeros, quienes, generalmente, por interés científico, recorrían el planeta, describiendo, a su entender, lo que veían, y dibujando paisajes, edificios y escenas de la vida diaria.
Uno de los investigadores más notables sobre los viajeros en el Perú fue el Dr. Estuardo Núñez (Lima, 1908 - 2013), quien rescató los escritos de los viajeros europeos que estuvieron en nuestro país, publicando varios volúmenes con la transcripción de los textos originales de ellos, traducidos a la lengua española.
Esta es la primera vez que ofrecemos una historia, breve, del turismo en nuestro país. Varios autores han publicado algunos datos parciales, seguramente porque desconocían las fuentes primarias. Nosotros ofrecemos aquí los antecedentes del turismo en el Perú, así como documentos y normas legales referentes a éste, hoy olvidados. Un resumen de este estudio nuestro fue publicado en el diario “El Pueblo” de Arequipa.
LA PRIMERA GUÍA TURÍSTICA DEL PERU
Fue ésta redactada por el destacado polígrafo Dr. Manuel-Atanasio Fuentes (Lima, 1820 - 1889) y llevó el título de “Guía del viajero en Lima”, (Poissy, imprenta Arbieu, 1860). Nosotros la reeditamos en facsímil, en 1998, precedida de un estudio (véase: César Coloma Porcari: “La Ciudad de los Reyes y la Guía del Viajero den Lima de Manuel-Atanasio Fuentes”, Lima, Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo, 1998).
Allí el Dr. Fuentes afirma en esta primera guía turística publicada el año 1860 que “La necesidad de proporcionar al extranjero los medios de conocer cuanto se encierra en una ciudad […] es demasiado sentida para que no se aprecie la publicación de un libro que le sirva de guía segura”, y allí “encontrará el forastero ligeros apuntes históricos sobre nuestros monumentos, edificios y establecimientos”, y toda la información útil para su estadía en Lima, incluyendo datos sobre los hoteles y pensiones, restaurantes y fondas, y establecimientos comerciales y de servicios, útiles para los viajeros.
LAS COMPAÑÍAS NAVIERAS
Por razones eminentemente comerciales, estas empresas tuvieron mucho interés en fomentar los viajes a los diversos puertos que se encontraban en sus rutas marítimas. Estas compañías ofrecían grandes comodidades a sus pasajeros, para los largos viajes que emprendían, especialmente desde fines del siglo XIX. Los camarotes eran cómodos y la alimentación adecuada.
Los viajeros partían, generalmente, de los grandes puertos europeos y de Norteamérica, y desembarcaban en cada uno de los puertos de la ruta de la empresa naviera, el tiempo que durara la escala del barco. Si decidían permanecer en el lugar de desembarque, podían utilizar los servicios ferroviarios para llegar a las ciudades del interior. Para continuar el viaje marítimo lo único que tenían que hacer era volver al puerto en la fecha que la nave retornaba (después de completar su itinerario), o tomar un barco de otra empresa naviera.
Para llegar al Perú se debía pasar por el peligrosísimo Cabo de Hornos, ubicado en el extremo sur de Sudamérica. Arribaban así, a Mollendo, Pisco, el Callao, Huanchaco, Pimentel y Paita. Luego de la inauguración del Canal de Panamá (1914), el transporte marítimo hacia el Perú fue más seguro y rápido.
EL VIAJE DE MOLLENDO A BUENOS AIRES
Las empresas británicas propietarias de los ferrocarriles sudamericanos, organizaron, en 1925, un eficiente servicio que benefició a los viajeros. Nos referimos al ferrocarril que unía el Perú con la Argentina (véase Guillermo W. Coloma Elías: “El castillo Forga y el ferrocarril trans-continental de Mollendo a Buenos Aires” (Lima, Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo, 2008).
El viajero, al desembarcar en Mollendo, podía llegar a la ciudad de Buenos Aires, viajando por la línea férrea continua que unía el Perú con Bolivia y la Argentina. Este viaje duraba unos siete días. El turista podía quedarse en Arequipa, y en Puno debía embarcarse en un buque para cruzar el lago Titicaca, y así arribar al puerto de Guaqui, ubicado en la orilla boliviana, para continuar el viaje en ferrocarril. En Bolivia podía visitar La Paz y las otras ciudades de la ruta, y ya en la Argentina, llegar hasta Buenos Aires, e inclusive a Montevideo y la Colonia del Sacramento, en el Uruguay, atravesando, en barco, el río de la Plata.
Lo mismo podía hacer el viajero, desembarcando en Buenos Aires y tomando el ferrocarril que lo conduciría hasta el Perú (Mollendo), atravesando la Argentina y Bolivia. De igual manera, podía desembarcar en las estaciones de la ruta, permanecer allí y reembarcarse nuevamente en el ferrocarril cuando lo desease.
Este servicio se mantuvo vigente hasta fines de la década de 1960 y fue languideciendo por la negligencia de las autoridades y la irrupción de gobiernos izquierdistas que expropiaron las empresas ferroviarias, hasta desaparecer por completo. Urge su restablecimiento, para recuperar al que fue uno de los símbolos de la integración sudamericana, y beneficiar así a todos los pueblos y ciudades de la ruta, que verían incrementarse sus actividades comerciales.
EL TOURING CLUB PERUANO
Esta institución, más tarde llamada Touring y Automóvil Club del Perú, fue fundada en Lima, con el nombre inicial de “Touring Club Peruano”, el 20 de mayo de 1924. Su lema era “Conocer y hacer conocer el Perú es contribuir a su grandeza”, y por ello fomentó el turismo interno, de una manera notable, desde su fundación hasta la década de 1970. Publicaba una revista mensual que llevaba inicialmente (1925) el nombre de “Touring Club Peruano”, en donde aparecen breves monografías ilustradas sobre diferentes lugares del país.
EL TURISMO FOMENTADO POR EL GOBIERNO
El impulso oficial al turismo en el Perú se inicia en el gobierno del Presidente don Oscar R. Benavides, quien en su “Mensaje” de 1939, bajo el título de “Turismo”, afirma que “Obvio nos parece enumerar todas las riquezas y todas las perspectivas que el Perú ofrece como poderoso centro de atracción a las migraciones del turismo. Las condiciones previas para el turismo son los buenos caminos y los buenos hoteles. Tenemos ya magníficas autovías que extienden su red civilizadora en todo nuestro territorio” (Oscar R. Benavides: “Mensaje presentado al Congreso del Perú por el señor General de División don Oscar R. Benavides, Presidente Constitucional de la República”, Lima, Talleres Gráficos Carlos Vásquez L., 1939, p. 123).
El Presidente Benavides construyó la carretera Panamericana (afirmada), de un extremo a otro del territorio nacional. Fue mejorado su trazo y totalmente asfaltada, en el gobierno odriísta (véase: Guillermo W. Coloma Elías: “Las grandes obras públicas realizadas por el Presidente don Manuel A. Odría” (Lima, Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo, 2008). Esta carretera permitió la circulación de vehículos motorizados, fomentándose así el turismo en el Perú.
LOS HOTELES DEL ESTADO
El Presidente Benavides agrega en ese “Mensaje” de 1939 que “Me he preocupado también de construir HOTELES DE TURISMO que pongan su nota confortable en las jornadas viales. Está ya concluido el Hotel para Turistas en Tingo María, ubicado en el kilómetro 519 de la carretera Lima-Pucallpa. Se prosigue activamente la construcción de hoteles similares en Piura, Huánuco, Chala, Cuzco, Camaná, Puno, Huancayo, Huaraz, Arequipa y Abancay. Están en licitación los de Ayacucho y Tumbes” (Idem, p. 123).
Mediante la ley N° 8708, promulgada por el Presidente Benavides el 21 de julio de 1938 (“Anuario de la Legislación Peruana”, t. XXX, Lima, Taller de Linotipia, 1938, pp. 145-147), se dispuso (artículo 1°) que “El Poder Ejecutivo construirá e instalará locales destinados a hoteles, albergues y otros establecimientos que contribuyan al incremento del turismo y de la vialidad, en los lugares de la República que estime convenientes”. Además, se autorizaba al Estado a invertir cuatro millones de soles (suma considerable en esa época), para lograr sus fines. Asimismo, en el Considerando de esta norma legal se señalaba que era “de importancia nacional favorecer el desenvolvimiento de la industria hotelera como medio de aumentar el movimiento turístico y asegurar los beneficios de la red vial que el Gobierno, empeñosamente, está desarrollando”.
EL TURISMO EN EL PERÚ
Agrega el Presidente Benavides, en su “Mensaje” de 1939, que “Con excelentes autovías y hoteles de turismo, el Perú está ya en condiciones de iniciar su propaganda turística. Ningún otro país en América tiene, como el nuestro, un acervo inagotable de riquezas arqueológicas y coloniales, la esplendidez majestuosa de nuestros paisajes serranos y selváticos, la multiplicación de nuestras costumbres típicas y la veta, aún casi inexplorada, de nuestro folklore”.
Y manifiesta demás que “Tienen un concepto incompleto del turismo quienes sólo ven en él una oportunidad de esparcimiento. El turismo encierra también valiosas perspectivas económicas y comerciales, porque, aprovechándose de las vías de comunicación, cada vez más perfeccionadas, permite un mejor conocimiento del país, de sus riquezas naturales, de las zonas de clima tónico, de las regiones que tienen fuentes termales de las que pueden derivarse múltiples aplicaciones científicas, o de las que posean materias primas que pueden necesitar otros países y que son fáciles de conseguir en el nuestro”.
Por último, el Presidente Benavides afirma que “Mi gobierno, con las carreteras y con los hoteles, ha creado las bases sólidas para una futura e intensa campaña turística en nuestro país, que ha tenido su elocuente prólogo con la muy encomiable labor del Touring Club del Perú” (Idem, p. 123).
FONDOS PARA EL FOMENTO DEL TURISMO
Mediante la Ley N° 9031, “Ley del Fomento y Desarrollo del Turismo”, del 23 de noviembre de 1939 (“Anuario de la Legislación Peruana”, t. XXXI, Lima, Taller de Linotipia, 1939, pp. 559-560), promulgada por el Presidente don Oscar R. Benavides, se manifestaba, en el Considerando, “Que es conveniente intensificar el fomento del turismo como medio de hacer conocer las riquezas naturales y valores históricos y artísticos del Perú”. Además, “Que el turismo ha llegado a constituir una de las grandes e inagotables fuentes de ingresos públicos y privados en los países que, comprendiendo su importancia, le prestan el más decidido apoyo”. Para lograr este fin se estableció un gravamen a la importación de llantas y otro a la de automóviles.
LOS HOTELES DE TURISTAS
Estos hoteles, construidos por el Gobierno peruano, eran administrados por el Estado. El año 1944 ya se encontraban en servicio diecisiete hoteles de turistas: el de Tingo María, iniciado y culminado en el gobierno del Presidente Benavides (1933-1939); y los de Abancay, Arequipa, Camaná, Chala, Cuzco, Huancayo, Huamanga (Ayacucho), Huánuco, Huaraz, Machu Picchu, Piura, Puno y Tumbes, iniciados por el gobierno del Mariscal Benavides y culminados en el gobierno de don Manuel Prado (1939-1945). Asimismo, se encontraban en servicio los hoteles de turistas de Aguaitía, Juliaca y Trujillo, construidos en el gobierno del Dr. Prado.
En el gobierno odriísta se construyó siete hoteles más: Chiclayo, Contumazá, Huancavelica, Iquitos, Tacna, Tarma y Urubamba (véase: Guillermo W. Coloma Elías: “Las grandes obras públicas realizadas por el Presidente don Manuel A. Odría”, (Lima, Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo, 2008). Se llegó a contar, en ese momento, con veinticuatro hoteles de turistas.
EL TURISMO EN LA ACTUALIDAD
En las últimas décadas, el turismo en el Perú se ha incrementado de manera notable. Machu Picchu atrae las miradas del mundo y nuestro país es un destino deseado por todos. Por ello es deber nuestro preservar nuestro valioso patrimonio cultural y natural.
* Conferencia ofrecida en radio Filarmonía (Lima) el 13 de septiembre de 2018.
(Publicado en “Voces”, Revista Cultural de Lima, año 19, N° 70, Lima, 2018, pp. 38-41).