En el mes de marzo de 1938 comienza la explanación y limpieza de unos terrenos situados un kilómetro al norte de la villa de Villanubla, con el fin de construir un campo de aviación. Posteriormente se construye la infraestructura que albergaría a la primera guarnición del aeródromo, que estuvo al mando del sargento D. Ramón Fernández García, con una dotación de 20 soldados trasladados desde su destino en Burgos el 24 de junio de 1938.
Durante el verano de 1938 tomó tierra el primer avión sobre el nuevo aeródromo, que al parecer fue un Breguet XIX. A este vuelo le suceden muchos otros durante el verano. Y a principios de otoño se incluye el campo en la Línea Regular Sevilla – Salamanca – Valladolid – Burgos – Zamora – Palma de Mallorca, línea ésta que se realizaba con aviones Junker 52. Con todo ello crece la actividad aeronáutica y las nuevas necesidades demandan una adaptación de la infraestructura del campo, por lo que se construyen nuevos edificios e instalaciones.
En el mes de diciembre de 1938 se creó la Escuela de Pilotos de Caza, que contaba con aviones FIAT CR-32 “Chirri” y ROMEO 41, cuyo mando lo ostentó en principio el comandante italiano Nobile (1938), que según los archivos, figura como el primer Jefe que ejerció el mando del aeródromo. Sin embargo, la Escuela realiza sólo dos cursos, ya que en mayo de 1939 es trasladada a Reus. El Aeródromo se convierte en sede de la Primera Brigada del Aire, al mando del coronel D. Joaquín González Gallarza (38/40), y compuesta por dos
escuadrillas, dotadas respectivamente de aviones Junker 52 y Savoia SM-81.
Al año siguiente, en agosto de 1940, se destina al Aeródromo de Villanubla al 16º Regimiento, integrado por los Grupos 112 y 113, compuestos por material Savoia 81, al frente del cual estaba el Teniente Coronel D. Marcelino Saleta Victoria (40/41). Compartió el Aeródromo con la Primera Brigada del Aire hasta que, debido a los graves daños causados por un viento huracanado, se decidió trasladar a esta última. Esto sucede en octubre de 1941.
Precisamente en octubre de 1941, cuando la Primera Brigada es trasladada, se crea el 33 Regimiento de Asalto, con aviones Polikarpov I-15 “Chato”, bajo el mando del coronel D. José Simón Lafuente (41/43), al que sucedería el coronel D. Ramón Rodríguez-Arango López (1943). La actividad de vuelo es intensa a principios y mediados de la década de los cuarenta. El 16 de julio de 1943 se registró el triste suceso del primer accidente aéreo en la historia del Aeródromo, que se cobró la vida del Alférez Pascual Pérez Lillo, en una maniobra de despegue a los mandos de un avión I-15. Posteriormente, de forma paulatina se van sustituyendo los I-15 por aviones Hispano, de fabricación española; biplaza de entrenamiento con denominación HM-Ronda.
El Campo quedó abierto oficialmente al tráfico civil el 12 de julio de 1946. Más adelante, durante la primera mitad de los años cincuenta, bajo el mando del coronel D. Enrique Mata Martín (1956), se incorporan los aviones Heinkel He-111 E “Pedro”, destacado avión bimotor de la época.
Avión T-6
En 1956, año en que se inaugura la pista principal de 2150 m. de longitud por 50 m. de anchura, se crea en Villanubla el Ala de Caza nº 3, con material North American TEXAN T-6 (E-16), al mando del coronel D. Enrique Jiménez Benamu (56/57), que sería sustituido por el coronel D. Javier Murcia Rubio (57/58); destaca este periodo por la participación de la Unidad en el conflicto de IFNI.
Los primeros reactores que aterrizan en Villanubla, el 16 de julio de 1958, pilotados por el coronel Murcia y el capitán Carro, constituyen todo un acontecimiento de gran expectación. Estos reactores, de denominación T-33, prestaron servicio en el Aeródromo durante dos años, y pasaron posteriormente a la Escuela de Reactores.
Con el devenir de los años el Ala de Caza nº 3 cambiaría de nombre, primero pasó a llamarse 33º Escuadrón(durante el periodo de mando del coronel D. Carlos de Castro Cavero (58/59)), luego Ala nº 3 (mandada sucesivamente por los coroneles D. Mariano González-Cutre Villaverde (59/62) y D. Emilio Lacuona García (62/64)). En mayo de 1964 el Ayuntamiento de Valladolid hace entrega al Ala del Estandarte Nacional, con motivo de la celebración del 25 aniversario del aeródromo, a la par que se alcanzan las 25.000 horas de vuelo del Ala. Por entonces el Ala se denominaba Ala nº 43 y fue mandada, a mediados de los años sesenta, por los coroneles D. Ramiro Pascual Sanz (64/65) y D. Luis Zavala Igartua (65/67), sucesivamente.
Reactor Saeta
En el año 1965 se inicia la sustitución paulatina de los aviones T-6 por Saetas, de fabricación española. Se finaliza así mismo la construcción de la Plaza de Armas y se procede a prolongar las pistas de vuelo; el aeródromo era entonces mandado por el coronel D. Antonio Rodríguez Pardo (67/70). Con todo ello pasará a denominarse oficialmente Base Aérea de Villanubla y contó inicialmente con el 202 Escuadrón (luego 21 Grupo de Fuerzas Aéreas) y la 512 Escuadrilla dotados respectivamente con aviones Saeta y T-6, hasta que en marzo de 1970 su dotación se agrupó bajo la organización del 203 Escuadrón; fueron mandos de la recién creada base los coroneles D. Jesús Pérez Herrero (70/72) y D. Lamberto Arranz Maestre (72/74).
Respecto a la historia del Ala nº 37, podemos aquí destacar algunos hitos que jalonan su comienzo. El Ala nº 37 se crea en septiembre del año 1962 en la Base Aérea de Los Llanos (Albacete), dotada con 25 aviones DC-3, de fabricación estadounidense, y con denominación española T-3. Fue un avión bimotor de notables prestaciones y óptimo servicio, con el que contaron numerosos ejércitos y compañías aéreas. Así dotada el Ala, se estructura operativamente en el Ejército del Aire como una Unidad de Transporte. Su mando lo ejercía el coronel D. Luis Serrano de Pablo (62/64). A modo de breve crónica histórica, se mencionan los coroneles que tuvieron el mando del Ala nº 37, desde entonces hasta su traslado a la Base Aérea de Villanubla: D. Carlos Franco Iribarnegaray (64/65), D. Antonio Cadenas Echevarría (65/67), D. Enrique Aparicio Rodríguez (67/70), D. Juan Alonso Callejo (70/72), D. Diego Vigueras Murube (72/74) y D. Jacobo Pedrosa y Álvarez de Quindos (74/76).
En su primera etapa, que se extiende desde septiembre de 1962 hasta el verano de 1968, se produce el único accidente mortal que ha tenido el Ala 37, cuando en la madrugada del domingo 21 de abril de 1963 despega de la Base Aérea de Gando (Gran Canaria) un avión T-3 con destino a la Península (Albacete) y se pierde en el mar, pereciendo todos sus tripulantes. Debido al auge que tiene esta unidad y al gran número de averías que empieza a tener este material T-3, con muchas horas de vuelo a sus espaldas, se estudia su sustitución analizando las ofertas de los mejores aviones de transporte medio existentes entonces en el mercado, y finalmente se opta por seleccionar el avión DHC-4 Caribou, fabricado por la empresa canadiense De Havilland, a la que se compran 12 unidades. Al recibir los seis primeros aviones se constituye el 372 Escuadrón, mientras que el 371 Escuadrón estaba formado por los T-3, hasta que a primeros de 1970, y debido al deficiente estado de los aviones DC-3, se decide retirarlos del servicio y disolver el 371 Escuadrón, después de haber cumplido una importante etapa en nuestra historia de la aviación de transporte.
En agosto de 1974 da comienzo una nueva etapa de la vida de la base, a la que desde entonces quedaría unida la
Caribou
historia del Ala nº 37, pues ésta es trasladada a Villanubla, siendo muy destacable que en tan sólo en 48 horas la unidad está de nuevo operativa y continúa su actividad normal. Hasta entonces estaba ubicada en la Base Aérea de Los Llanos (Albacete), contando con 12 aviones de transporte medio Caribou, de fabricación canadiense, adquiridos en 1968 para sustituir a los ya veteranos DC-3. Compartirían la nueva base con el material aéreo anterior, pero pronto los Saetas serían destinados a la Base Aérea de Morón, y más tarde, hacia finales de los años setenta, se disolvería la Escuadrilla de T-6 (601 Escuadrilla).
Mas tarde la unidad contó con los C-212 Aviocar, que procedian del Ala 35 de Getafe.