Luces y más luces
colorean la ciudad,
transparentan corazones,
esperanzan sueños.
¡Navidad!
La venida se hace en silencio.
En el Belén, el pesebre
presenta el Niño Dios,
brazos abiertos, humildes,
depositario de las almas humanas.
En la llegada abrazará
nuestros deseos,
y llenos de esta seguridad
comenzaremos un nuevo caminar.
Las luces de la ciudad se apagarán
porqué en cada uno de nosotros
la chispa divina se ha reavivado.
La ciudad ahora tendrá nuestro brillo,
el Brillo dEl Señor,
dEl que vino vestido de Paz.
(autor desconocido)