La evaluación motiva si tiene éxito.
RESUMEN
La evaluación formadora, cuya aplicación comporta que el alumno tome las riendas de su aprendizaje con la ayuda del profesorado y de sus compañeros, no es sólo un recurso didáctico que conlleva la obtención de mejores resultados en una evaluación calificadora, sino que aumenta la motivación para aprender.
Todo lo contrario sucede cuando se pretende que la evaluación calificadora sea la que tenga esa función motivadora. Las notas estimulan a los que obtienen buenos resultados, pero desanima a los que no lo consiguen. Por tanto, una evaluación de los resultados sólo tiene sentido cuando hay probabilidades de que el alumno evaluado tenga éxito. En caso contrario sólo refuerza las diferenciación entre los que aprueban, que ven reforzado su interés por aprender, y los que no, que abandonan.
El reto de todo docente es conseguir que la mayoría de sus alumnos obtenga buenos resultados, y esto pasa por preservar su autoestima. Sin embargo, lo mismo que más exámenes no garantiza un buen aprendizaje, negarlos tampoco ayuda a aprender. Las personas necesitamos ponernos a prueba , demostrarnos si somos competentes en algunos aspectos. De hecho, siempre estamos preguntándonos si lo que hacemos, lo hacemos bien, por lo que entre las funciones de los docentes también está la de acompañar a los alumnos cuando reconocen que no han aprendido y ayudarles a desarrollar su inteligencia emocional.
Aprender es costoso, requiere tiempo, recibir ayudas adecuadas en el momento preciso, esfuerzo personal...No es algo que se consiga mecánicamente, sino que requiere autorregularse en todos los aspectos: cognitivos, procedimental y emocional. Por tanto, el tipo de estímulos que se necesitan están relacionados con:
la construcción de criterios de evaluación que representen un nivel de exigencia alcanzable, pero no banal, para el que aprende.
la propuesta de instrumentos de regulación variados, para que cada alumno encuentre el que le sea más útil en cada momento. No se puede pensar que todo el mundo aprende de la misma forma.
La disposición a afrontar cada problema de forma diferenciada. Cuando las dificultades son muchas se deben jerarquizar y atacarlas una a una.
La concreción de compromisos de trabajo personales y la ayuda para revisarlos periódicamente.
La organización de ayudas entre compañeros, ayudas cooperativas.
Propuestas de actividades que conlleven que el propio alumno pueda comprobar que está aprendiendo
Siempre nos deberíamos preguntar si quien fracasa es el alumno o el método aplicado para ayudarle a aprender.