La evaluación es el motor del aprendizaje
RESUMEN.
La evaluación, entendida como autoevaluación y coevaluación, constituye forzosamente el motor de todo el proceso de construcción del conocimiento. Constantemente, tanto los que enseñan como los que aprenden tienen que estar obteniendo datos y valorando la coherencia de las ideas expuestas y de los procedimientos que se aplican y, en función de esta información, deben tomar decisiones sobre la introducción de posibles cambios.
No es el enseñante quien da al alumno la información que este necesita, como tampoco es el estudiante quien descubre cuál es el nuevo conocimiento. Más bien el estudiante va identificando lo que conoce, lo que observa y lo que dicen los demás; valora si le interesa o no, y toma decisiones sobre si es útil incorporar los nuevos datos y las nuevas formas de razonar, hacer o hablar. Y el enseñante también evalúa qué sucede en el aula, cómo los estudiantes razonan y actúan, y toma decisiones sobre qué situaciones didácticas, qué actividades, qué propuestas plantea el grupo, que faciliten la superación de las dificultades con las que sin duda se van encontrando lo que aprenden.
Sin evaluación de las necesidades del alumnado, no habrá tarea fácil efectiva del profesorado. Y sin autoevaluación del significado que tienen los nuevos datos, las nuevas informaciones, las nuevas informaciones, las distintas maneras de entender o hacer, no habrá progreso. Por ello, se puede afirmar que “enseñar, aprender y evaluar son en realidad tres procesos inseparables.