MOMENTO DE ORACIÓN PERSONAL EN CASA
¿CUÁL ES LA IMPORTANCIA DE TU VIDA?
ayúdame a aceptarme totalmente y a celebrar que Tú eres, quien eres.
Ayúdame a conocer lo que valgo y saber cuál es el sentido de mi vida.
PONTE EN LA PRESENCIA DE DIOS
(A. De Mello, la oración de la rana)
Una mujer estaba agonizando. De pronto tuvo la sensación de que era llevada al cielo y presentada al tribunal de Dios.
¿Quién eres?, dijo una voz.
• Soy la mujer del alcalde, respondió ella.
Te he preguntado quién eres, no con quien estás casada.
• Soy la madre de cuatro hijos.
Te he preguntado quién eres, no cuantos hijos tienes.
• Soy una maestra de escuela.
Te he preguntado quién eres, no cuál es tu profesión.
Y así sucesivamente… Respondiera lo que respondiera, no parecía dar una respuesta satisfactoria a la pregunta quién eres.
Te he preguntado quién eres, no cuál es tu religión.
• Soy una persona que iba todos los días a la Iglesia y ayudaba a los pobres y necesitados.
Te he preguntado quién eres, no qué hacías.
Evidentemente, no consiguió pasar su examen, porque fue enviada de nuevo a la tierra. Cuando se recuperó de su enfermedad, tomó la determinación de averiguar quién era.
Confundimos lo que somos con lo que hacemos; a veces no nos conocemos a nosotros mismos, solo conocemos -nuestra apariencia exterior-, nuestro personaje, pero no -nuestro yo más profundo-... El comienzo de toda sabiduría está en conocerse a sí mismo.
Señor, Tú me sondeas y me conoces.
Tú me penetras y me envuelves, me abrazas.
Si salgo a la calle, té vienes conmigo.
Si estoy en mis labores, te quedas a mi lado.
Tú me circundas, inundas y transfiguras.
Mientras duermo, velas mi sueño como la madre más tierna y solícita.
Cuando recorro los senderos de la vida, caminas conmigo.
Al levantarme, sentarme y acostarme, tus ojos ven mis actitudes y acciones.
No hay distancias que puedan separarme de Ti.
No hay obscuridad que te oculte.
No eres, sin embargo, algún inspector que "cuide" mis pasos,
sino el Padre tierno que cuida de sus hijos.
Y cuando tengo la sensación de estar perdido en la vida misma,
tú sales a mi encuentro, me gritas como el profeta:
"Aquí estoy, contigo estoy, no tengas miedo".
Me envuelves con tus brazos cariñosos y poderosos,
porque eres mi Dios, mi Creador, mi Padre,
y en las palmas de tus manos me llevas, en señal de predilección.
A donde quiera que yo vaya, estás conmigo.
Te doy gracias y te glorifico por haberme hecho de esta manera,
por haberme creado tan portentosamente,
por haber hecho de mí un prodigio de tu Amor y Sabiduría.
A pesar de todo, a pesar de mis limitaciones, defectos y fragilidades,
soy una maravilla de tu Amor.
Y si todas tus obras son maravillosas,
la grandeza entre todas ellas, soy yo mismo.
Te alabo y te ensalzo por esta obra de tus manos, que soy yo.
¡Que magnífico me parece todo esto, Dios mío!
¡Que incomparables encuentro tus designios y tus obras!
¡Señor, Señor, que inmenso el conjunto de tus maravillas!
Y si, en un suspenso imposible, acabara yo de medir, pesar y enumerar tus obras maravillosas, entonces, Señor, que dulce paz me da saber que Tú eres mi Creador y mi Padre.
¿Qué me dijo Dios? ¿Qué le dije?