Apoyo a la autonomía de jóvenes con diversidad funcional
Apoyo a la autonomía de jóvenes con diversidad funcional
OBJETIVOS
Organizar el taller de técnicas básicas de cocina atendiendo a criterios de seguridad e higiene.
Identificar las principales dificultades y necesidades del alumnado del aula Crisálida.
Fomentar una dieta saludable adaptada a las necesidades del alumnado destinatario del taller.
Favorecer un ambiente de aprendizaje favoreciendo la autonomía de los y las destinatarias.
Comenzamos el mes de marzo en 1º de ASPD en el módulo de Apoyo Domiciliario con la unidad de las Técnicas básicas de cocina, o lo que es lo mismo ¡cocinamos!
Algunas alumnas ya habían manifestado que disponían de conocimientos básicos de cocina puesto que ya realizaban ciertas comidas en casa con ayuda de sus familias o incluso en solitario. Mientras que otros y otras alumnas, habían manifestado que "casi ni entraban en las cocinas de sus casas". Pero si existía un denominar común:
¡Estaban deseando empezar con la parte práctica!
Debido a esa alta motivación pensé que sería una oportunidad magnífica para trabajar con el aula Crisálida. Para ello tanteé a su equipo educativo y les encantó la idea. Así se lo hice llegar al alumnado de ADO e ideamos el Taller de Apoyo a la Autonomía de Jóvenes con Diversidad Funcional que pusimos en marcha para los siguientes dos meses. Pero empecemos por el principio....
FORMACIÓN
La primera parte del taller consistió en su propia formación sobre manipulación de alimentos, técnicas básicas de cocina, seguridad y prevención de accidentes: primero, de forma más teórica y a través de tareas y, después, de forma más práctica y en grupos, comenzando por una salida a comprar al supermercado para practicar en el aula.
Alumnado del grupo 1 de ADO
Y así, entre cuchillos, tablas, ollas, sartenes y estropajos, lavamos y cortamos verduras, fileteamos pechugas de pollo, arreglamos boquerones, asamos, hervimos, salteamos, estofamos, freímos, hicimos salsas y postres... y, por supuesto ¡fregamos!
Alumnado del grupo 2 de ADO
Sin olvidar que fueron ellas y ellos los que compraron los alimentos que necesitaron para realizar sus propias recetas de cocina, lo que les supuso un gran ejercicio de previsión al que no están acostumbrad@s.
DISEÑO DEL TALLER
Con la formación recibida y asimilada, nos pusimos manos a la obra con el diseño del taller. Quedaba trabajo por delante, pero el alumnado de ADO tenía una baza a su favor: conocía muy bien al alumnado de Crisálida.
El alumnado, con la profesora como mera guía, organizó su propia distribución para atender a todos los miembros del aula específica, puso sobre la mesa las necesidades con las que contaban cada uno de sus componentes, debatieron sobre la conveniencia de cocinar uno u otro alimento según las dificultades de los destinatarios/as finales del taller (sobre todo motoras y de convivencia entre ellos/as), realizaron la lista de la compra y diseñaron un protocolo de actuación desde el momento que el aula Crisálida entraba por la puerta hasta que se marchaba.
PUESTA EN PRÁCTICA DEL TALLER
Y así llegaron los tres ansiados días de taller acordados con el profesorado del aula Crisálida para no entorpecer su día a día y adaptarnos a sus rutinas e intereses.
Una vez que el aula Crisálida llegaba a nuestra aula-taller, el alumnado de 1º de APSD era el guía de su alumn@ asignad@ tal y como habían acordado en el diseño.
A partir de ahí, el objetivo estaba claro: apoyarles en su AUTONOMÍA, guiarles, NO hacerles de comer.
Eso supuso un enorme esfuerzo de contención para muchas de ellas y así lo destacaran en la siguiente fase del taller.
EVALUACIÓN
Una vez concluidos los talleres con el aula Crisálida, el alumnado de 1º de APSD valoró la experiencia realizada. Tod@s coincidían que el aprendizaje había sido muy enriquecedor, pero que la experiencia les había costado mucho más de lo que esperaban. Verbalizaron que, aunque realmente conocían al alumnado destinatario del taller, no imaginaron el esfuerzo que supuso controlar tantos aspectos en la cocina. El uso de los cuchillos y del fuego en las vitrocerámicas, unido al número de personas trabajando juntas en la cocina, fueron sus máximas preocupaciones durante el desarrollo del taller.
Como propuesta de mejora aportaron que era necesario contar con más tiempo para el desarrollo de las tareas en la cocina debido a las dificultades encontradas: motoras, de concentración, de espacio común....
También apuntaron al número de asistentes y, aunque les comenté que es el número máximo de alumnado por desdoble (15) y que eso no podíamos cambiarlo, como docente del módulo buscaría una alternativa a hacer en grupos más pequeños.
¡Aún así, dejaron constancia que volverían a realizar la actividad sin dudarlo!