Bárbara Martín

Antanguileo y los ríos

Y dijo Antanguileo que desde aquello que pasó, nunca nadie había conseguido hacer a aquel grandioso dios tan poderoso entrar en razón y quisiera volver a llenar los críos de aquel terreno ,lagos,pantanos … todos estaban vacíos pues aquello que sucedió marcó a nuestro gran dios de las aguas .

Era joven y bello, un tal Atrucio le llamaban, cuando un día ,paseando por las orillas de aquel gran río se encontró con una hermosa ave que sin pensar en por quée aquel animal estaba alli en la orillas tan tranquilo y sin realizar nada de sus habituales acciones. ,empezó a jugar con ella y ella lo esquivaba ,quería irse pero no podía volar,cuando Atrucio miro su ala vio una raja cubierta de sangre .

Cualquier ser humano habría corrido a ayudar a tal preciosa ave pero sin embargo el decidió aprovechar la situación para burlarse de aquel animal .

Cogia el ave y lo tiraba hacia arriba ,cuando caía al suelo le tiraba piedras y la pasaba de un lado al otro de las orillas del río, poco rato después este joven se cansó de hacer ciertas maldades con el ave ,dejandola asi debil y tirada en la orilla del rio.La mañana siguiente Atrucio escucho mucho murmullo por las calles y salí a enterarse de lo que estaba pasando .

Cuando le dijeron que el dios Acuatrepio habia impuesto un castigo sobre sus pueblos y había dejado todos los ríos secos no entendía nada .,luego empezó a indagar y resulta que el fue el culpable de semejante desgracia pues al haber maltratado a ese precioso ave que él veía ,en realidad había cometido un grave error pues había herido a uno de los seres más preciados de aquel dios ,un ave orotusia que cuando lloraba hacia las aguas más ricas y más brillantes ,lo extraño era que este ave solo lloraba cuando estaba muy feliz y Atrucio le había arruinado la felicidad .

Y el dios dijo: ciento noventa aves creé en todo el mundo y, solo si un ave vuelve y es felicidad, antes de que semejante personajes culpable de esta maldición muera, entonces ya llenaré de aguas vuestros ríos, inundaré todos vuestros estanques hasta que tengan las tierras tan fértiles como siempre las han tenido. Pero si este animal no encuentra vuestras orillas y vuestros ríos dignos de sus lágrimas, no volveréis a tener agua jamás.