Círculos concéntricos. Imagen de Peggy y Marco Lachmann
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La Historia enseña que los romanos tuvieron enormes dificultades para conquistar la polis griega de Siracusa, hacia el 214-212 a.C (Segunda Guerra Púnica) por estar muy bien defendida, gracias a un conjunto de artilugios como poleas, espejos cóncavos que podían quemar naves gracias a los reflejos del sol, catapultas y la famosa “garra”, una especie de palanca gigante que hacía volcar las naves romanas. Pues bien, estas máquinas de guerra fueron ideadas por un viejo sabio griego llamado Arquímedes.
Se cuenta que cuando los romanos quisieron vengarse del talentoso constructor, se dirigieron a su casa y le vieron abstraído en sus cálculos matemáticos, al tiempo que dibujaba círculos en el suelo. El centurión, dirigiéndose a él le preguntó dónde escondía sus riquezas pues no tardaría en morir. La respuesta de Arquímedes al soldado romano ha pasado a la historia: “No molestes a mis círculos” (“Noli turbare círculos meos”). La frase lapidaria no libró a Arquímedes de la muerte, pero es la respuesta de la ciencia, del progreso, frente a la barbarie de la guerra.
Frente a un aprendizaje vertical, tradicional y autoritario ya por fortuna, en desuso y frente a la escuela horizontal actual que sigue valorando sobre todo, el aprendizaje individual, nosotros apostamos por un tipo de aprendizaje más dinámico, ligado al auge de la economía circular, de la cibernética (Wiener) y de la globalización. En un mundo donde los problemas son cada vez más complejos e interconectados (guerras híbridas globales, amenazas ecológicas, crisis financieras…) se hace preciso buscar un tratamiento sistémico o enfoque más global y coordinado.
Mientras la economía circular permite reutilizar y reciclar la mayor parte de los recursos y materiales siguiendo un modelo de realimentación, para crear un desarrollo sostenible, con el aprendizaje circular pretendemos igualmente, favorecer el reciclaje y actualización de conocimientos, readaptándolos a un entorno cambiante y complejo, tanto por parte de profesores como de alumnos, centrándonos en tres pilares básicos: alfabetización digital, transdisciplinariedad y trabajo en equipo
¿Cómo trabajar el pensamiento dinámico?. Mediante estructuras o bucles de realimentación circulares. Debemos considerar que nuestras acciones reales suelen tener efectos de realimentación o colaterales. El efecto a su vez, puede crear una causa y dicha causa generar un nuevo efecto. Es un ciclo acción/reacción/acción. De esta forma, la salida se convierte de nuevo en entrada, formando un bucle cerrado. El resultado son numerosos círculos de causalidad.
Bucle cerrado de realimentación