Es una variable muy importante, ya que es muy complicado que una vez que quede establecida la podamos modificar libremente sin que repercuta en la opinión del consumidor. Existen diversas técnicas para fijar el precio de nuestro producto, que van desde las que se fijan como un porcentaje de ganancia frente al coste unitario, a los que se fijan en función del precio medio de mercado o de referencia de la competencia, pasando por los que se fijan de forma subjetiva para posicionarse de una forma clara y diferenciada de la competencia.
El precio debe alinearse con la estrategia de distribución para maximizar la rentabilidad:
Diferenciación de precios según canal:
Venta directa a un precio más alto con soporte incluido.
Distribuidores con precios más bajos por volumen.
Costos logísticos y su impacto en el precio:
Gastos de envío y almacenamiento deben incluirse en la estrategia de precios.
Estrategias de precios por segmento:
Precios competitivos para clientes industriales.
Ofertas especiales para compras en volumen.
Ejemplo: Vender a un precio premium con servicio de instalación incluido para grandes empresas, mientras que los técnicos independientes pueden comprar solo el kit básico a un precio más accesible.
La estrategia de precios garantiza competitividad en el mercado mientras asegura rentabilidad. Se logra un equilibrio entre posicionamiento en el mercado y margen de beneficio a través de una combinación de estrategias de fijación de precios.