La vocación de educador es la clave para la construcción de una sociedad más desarrollada, no solo en el sentido económico, sino sobretodo en valores de justicia y libertad. Es un agente de anticipación de esa sociedad que todos deseamos, porque el educador es quien en cierto modo construye la escuela, con la participación de sus colegas, alumnos y padres de estos. La escuela debe ser el modelo de la sociedad justa, respetuosa y libre que todos deseamos. Es una profesión donde tiene gran peso la motivación por transmitir conocimientos y estar en contacto con estudiantes y profesionales deseosos de continuar aprendiendo y evolucionando. Aunque parezca una profesión sencilla y fluida, es de las especialidades que suponen mayor reto profesional pues es responsabilidad de los profesores que los alumnos sientan sed y motivación de aprender, desarrollen sus competencias básicas y tengan ilusión de desarrollar una carrera profesional y una formación universitaria.
Desde mis primeros años de escuela siempre me destaqué por ser una lider. Cuando había que trabajar en equipo, yo era quien siempre estaba dispuesta a organizar, planificar y llevar a cabo cualquier tarea o proyecto. Me encantaba poder integrarme a las clases y ayudar a mis maestros, desde repartiendo trabajos, hasta ayudándolos a corregir exámenes. Recuerdo motivar a mis compañeros de clase cuando tenían dificultades en algún área y se desanimaban. Siento que tengo la capacidad de ser una lider educadora pues siento que influyo en otros positivamente lo que considero una gran característica en un educador. Ser un lider es un conjunto de cualidades y habilidades que describen a una persona con las cuales es capaz de influir en la manera de actuar y pensar de otros, motivándolos para que las tareas que deben llevar a cabo sean realizadas de manera eficiente ayudando de esta forma a sus logros tanto individuales, como de equipo. Un lider educador no se basa en ser el centro si no en ser un ente dispuesto a motivar e inspirar. Si hay un trabajo de equipo, es deber de un lider recalcar los esfuerzos individuales según las cualidades de cada estudiante; escuchando a los demás desde la empatía y no desde la crítica. Con esto el educador logra que los estudiantes se sientan satisfechos por su trabajo y sus logros. Un líder debe tener confianza en si mismo pues es la energía que le transmite a sus estudiantes. Debe estar dispuesto a ayudar y guiar a los demás, comparte sus conocimientos y experiencias con humildad. Considero que un profesor debe ser lider, en el salón de clases y fuera de él, porque influye en la creación de una cultura que promueve el aprendizaje y una organización al servicio de el mismo. Los profesores, considerados líderes por su condición de expertos en enseñanza y aprendizaje, deben desarrollar mediante su trabajo comunidades de aprendizaje, inspirando prácticas de excelencia y participando con compromisos en el impulso de la escuela.
Aparte de considerarme lider, me considero una persona observadora. En la escuela, cuando me ofrecia a ayudar a mis compañeros en sus tareas, observándolos atentamente podía distinguir quienes tenían dificultades en áreas expecificas. Siempre trataba de encontrar métodos y estrategias que ellos puedieran comprender y se ajustaran a sus necesidades. Un buen educador debe tener la capacidad de observar y percibir. A pesar de que la clase esté formada por alumnos muy diversos y con diferentes capacidades, es capaz de detectar las necesidades de cada uno, sus carencias y adaptar el ritmo de trabajo, a lo que necesitan sus alumnos para alcanzar el éxito. De igual manera considero que el maestro debe ejercer de mediador y centrarse en mostrar a los estudiantes cuales son sus habilidades y comportamientos que pueden ayudarlos a la solución de sus conflictos.
En mis años de escuela siempre consideraba el método de enseñanza de mis maestros como uno monótono y aburrido. El típico escenario de maestro frente a la pizarra dictando de un libro y sus estudiantes copiando todo lo que narraba; esto solo provocaba que todos los estudiantes de el salón de clases se distrajeran, no prestaran atención y finalmente perdieran el interés de aprender. Gracias a estas experiencias poco agradables que tuve durante mi desarrollo académico me di cuenta la importancia que tiene ser un educador dinámico. Cuando le daba tutorías a mis compañeros de clases, recuerdo tratar de enseñarles cualquier concepto por medio de actividades y juegos. Mis compañeros estaban mucho mas receptivos a el material que trataba de explicarles, se interesaban en participar y disfrutaban plenamente del proceso de aprendizaje. La integración de actividades y juegos dinámicos promueven la inclusión y valora la diversidad dentro de un grupo. Los cursos se vuelven mucho más diversos, tanto por el nivel de conocimientos previos como por los niveles sociales, culturales, etnicos o generacionales de los cuales provienen los estudiantes. La educación a través de juegos se preocupa de atender y considerar los diferentes estilos de aprendizajes dado ese escenario. Jugar es un método que se adapta a las diferencias entre los estudiantes, especialmente a sus diferencias de ritmos y estilos de aprendizaje, también facilita la participación de estudiantes introvertidos quienes suelen sentirse amenazados cuando están obligados a participar respondiendo a una pregunta o resolviendo un ejercicio delante del resto de sus compañeros, lo que puede generar un bloqueo emocional y la consecuente pérdida en su potencial de aprendizaje.
Quiero ser educadora porque considero que la juventud necesita maestros líderes, observadores y dinámicos que estén dispuestos a entregarse al cien por ciento por sus estudiantes. Quiero poder ser aquella maestra que influyó en el desarrollo de cada uno de ellos, siendo su guia y su inspiración. Quiero experimentar la alegría de hacer la diferencia, esa satisfacción enorme al ver los progresos de mis estudiantes, notar como se interesan más en temas y aprenden sobre ellos mismos. Deseo poder ayudarlos a moldear su futuro y generar un impacto en como perciben el mundo que les rodea. Hacerlos conscientes de que tienen el poder de fomentar la imaginación y la creatividad y brindarle las herramientas que necesitan para desenvolverse en su vida. Ser educadora me brinda la oportunidad de generar vínculos interpersonales, disfrutando de la interacción con otras personas, lo cual me llena inmensamente ya que disfrutos del trato con la gente. Soy una persona que cada día se interesa más en aprender y ser maestra me permite ser una eterna estudiante. Las diversas preguntas de los diferentes estudiantes me motivarán a indagar cada vez más en diferentes temáticas. Me encanta el echo de que como maestra puedo expresar mi creatividad y personalidad a través de las clases, ya que aunque muchos curriculos están preestablecidos el maestro tiene la oportunidad de adaptar el currículo a sus conocimientos, habilidades y actividades. Es un trabajo que requiere dedicación y esfuerzo, pero también te conviertes en una persona importante para los niños y jóvenes y no sólo aportas para su desarrollo, sino que también recibes y creces como persona. La jornada laboral no es tan larga cuando haces algo que te gusta, te apasiona y aporta a la sociedad. Tengo la ilusión de iniciar un cambio en la sociedad pues la misma muchas veces nos da todo echo y con directrices marcadas, sin ser conscientes de ello. Quiero ser maestra para transmitir el gusto de aprender, quiero potenciar y desarrollar las posibilidades de todos y cada uno de mis estudiantes, fomentando la equidad. Deseo aportar mi granito de arena para cambiar el mundo, ya que en el mismo llevamos un atraso importante en educación en valores y vivimos en una sociedad estresada, por culpa sobre todo, de no conocernos a nosotros y nosotras mismas. Me gustaría que cuando mis estudiantes crezcan y miren hacia atrás, recuerden lo que les he enseñado, como algo útil en la vida.
Aún tengo que trabajar varias características que quiero desarrollar y considero esenciales en un educador, pero estoy consciente de ellas y voy por el camino de obtenerlas. El educador ideal para mi, y en el cual me quiero convertir considero que debe ser uno paciente, pues en la educación actual no hay dos niños iguales. Todo maestro debe caracterizarse por ser paciente, tanto con los que terminan demasiado pronto y requieren algo más, como con los que necesitan más tiempo y que les repitamos una y otra vez cualquier explicación. El apoyo del educador debe ser firme y constante y nunca tenemos que dar nada por perdido ni mostrarles falta de confianza hacia ellos. El maestro ideal para mí, es aquel que a pesar de su gran conocimiento es humilde. Aunque antes he hablado de liderazgo y es evidente que se van a dar momentos en que este rasgo es muy importante y necesario, es importante mantener el equilibrio correcto, hay que saber ser humildes cuando sea necesario. La humildad puede ser positiva para mantener el liderazgo, porque aumentará la confianza de los niños en su maestro como referente en el salón de clases, de que también es humano y también se equivoca. Un buen maestro debe tener la capacidad de organización y planificación. El maestro va a tener que pasar de una materia a otra varias veces a lo largo de una jornada y debe hacerlo de forma organizada, no solo en el horario, que es algo bastante fácil de llevar y asimilar por los niños y jóvenes, sino de las adecuadas transiciones, y a veces relaciones entre contenidos. Por supuesto, también la planificación de diversas actividades, son labores importantes como habituales en la clase en las cuales el maestro debe poner todo su empeño y conocimiento. Para culminar, considero que otro rasgo importante a destacar en mi modelo de profesor ideal, es la responsabilidad, tanto personal como profesional. La responsabilidad no es precisamente un rasgo exclusivo que deba tener el maestro, sino que debería ser común a la totalidad de la vida, en lo personal, y a la totalidad de las profesiones, sin embargo como es el maestro quien trabaja con niños y jovenes en formación, la responsabilidad en este caso es esencial. En resumen, un maestro responsable sabrá que tiene que ser puntual, paciente, se entusiasmará con su trabajo, se formará continuamente, se preocupará constantemente de motivar a sus alumnos y de evaluarlos con la cabeza y con el corazón, buscando siempre lo mejor para ellos y su futuro.
No busco ser una educadora perfecta, pero si quiero distinguirme por hacer la diferencia. Quiero poder convertir mis debilidades en fortalezas. Mi misión en la vida es poder alcanzar todos los retos que haya en el camino. Poder mirar mi recorrido con el pasar de los años y notar una evidente evolución tanto como persona, como profesional. Todos deseamos un mundo mejor, pero pocos nos encargamos de crearlo, y es por eso que deseo aportar al cambio desde mis conocimientos, pues como educadora tengo la enorme responsabilidad de preparar a las futuras generaciones para que tengan las herramientas para iniciar un cambio y cada día hacer de el mundo en el que vivimos uno mas libre y justo.
“Mientras enseño continúo buscando, indagando. Enseño porque busco, porque indagué, porque indago y me indagó. Investigo para comprobar, comprobando intervengo, interviniendo educo y me educo. Investigo para conocer lo que aún no conozco y comunicar o anunciar la novedad.”
Paulo Freire